Philip Roth: ¿Cree que llegará pronto la destrucción del mundo?
Milan Kundera: Depende de lo que entienda usted por pronto.
Philip Roth: Mañana o pasado.
Milan Kundera: La idea de que el mundo se precipita hacia su perdición es muy antigua.
Philip Roth: Entonces, no hay de qué preocuparse.
Milan Kundera: Al contrario. Si este miedo lleva desde hace tantísimo tiempo en la mente de los hombres, por algo será.
Así comienza la entrevista de Philip Roth con Milán Kundera publicada en El oficio, un resumen de dos conversaciones que Roth mantuvo con el escritor checo tras haber leído el manuscrito de la traducción de El libro de la risa y del olvido. La sensación de que el mundo tiende a precipitarse a su fin siempre ha estado presente en el imaginario de la humanidad, ayer y ahora, recrudecida con noticias como la de la matanza en Texas. Noticias inconcebibles que se han vuelto parte de la cotidianidad no solo de Estados Unidos, sino del mundo entero.
¿La gente tiene derecho a portar armas? Es un debate inacabado, sobre todo en Estados Unidos, donde este tipo de matanzas se han vuelto parte de su cotidianidad. Y en el fondo está el tema de la intolerancia, el racismo, la xenofobia, el no aceptar al otro, el no reconocer al otro. Tal vez el asesino de Texas sea otro desquiciado más de los tantos que ha parido la humanidad, pero el problema es que se trata de un desquiciado que intenta justificar(se) el odio, ni siquiera al otro, sino hacia sí mismo. Justificar(se) en un discurso público del odio, de la supremacía política, de la verdad absoluta, de los que aman tanto a su patria, a su yo, que son capaces de matar.
“Los hispanos tomarán el control del Gobierno local y estatal de mi amado Texas. La abundante población hispana en Texas nos convertirá en un bastión de los demócratas”. Es un extracto de la carta escrita por el autor del tiroteo que se dejó arrestar sin ningún problema tras la masacre, según el New York Times, luego conducir cerca de nueve horas hasta El Paso, al otro lado de Ciudad Juárez, con 680 mil habitantes, que ha estado en el centro del debate político nacional por la llegada de miles de familias migrantes procedentes de Centroamérica.
¿El discurso del odio hacia los migrantes de Donald Trump ha tocado fondo? Tal vez no. Ya no importa si son migrantes, negros, gays, policías, turistas… No importa nada. La pregunta es ¿cuándo es pronto?
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