El 8 de octubre del 2018 se publicó el informe emitido por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC), donde se afirma que la tierra alcanzará el umbral crucial de 1.5°C (34.7°F) entre 2030 y 2052, lo que provocaría alteraciones significativas en el sistema climático; y, en consecuencia, problemas catastróficos para los seres humanos. Uno de estos problemas es el aumento del nivel del mar, debido al deshielo de las capas polares y glaciares, que afectaría toda la población costera.
Otro problema es la desaparición de los arrecifes de coral y la extinción de distintas especies de animales y plantas, que puede afectar la alimentación mundial. Además, el clima se hace más extremo, que incluye ondas de calor, sequías y lluvias extremas más frecuentes. Estas consecuencias catastróficas solo se pueden mitigar o enfrentar si actuamos ahora y conjuntamente.
Desde hace décadas el cambio climático, sus consecuencias y formas de mitigación se han convertido en el centro de discusión entre gobiernos y ciudadanos por igual. En 2015, 197 países del mundo se reunieron para firmar un acuerdo en París, cuyo objetivo fue que cada nación se comprometa a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para limitar el calentamiento de la Tierra a 2°C, e intentar limitarlo a 1.5°C. Sin embargo, este acuerdo no es cumplido por casi ninguno de los países firmantes, porque los países no han logrado trabajar en consenso mas solo ha sido por intereses propios.
Actualmente la Tierra alcanza un aumento de la temperatura medio global de 1°C comparado con los finales del siglo XIX, cuando estaba comenzando la industrialización a gran escala en el mundo, pero con variaciones drásticas a nivel regional. El aumento actual de la temperatura se basa específicamente en las concentraciones de los GEI en la atmósfera, que incluye las emisiones históricas hasta actuales debido a la longevidad de estos gases en la atmósfera (dato que no es nuevo); es decir, la acumulación de los GEI en la atmósfera da como resultado el calentamiento global.
Básicamente son gases que son transparentes para la radiación solar, pero retienen el calor de la Tierra en la atmósfera y lo remiten a la superficie. Los GEI más importantes, respecto al calentamiento global, por su concentración atmosférica son: el dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O) y ozono troposférico (O3). Las concentraciones de estos gases en la atmósfera aumentaron incomparablemente en el pasado debido al uso de combustibles fósiles (petróleo, gas natural o carbón), la deforestación y la ganadería a gran escala. En general, las combustibles fósiles son usadas para la generación de energía, el tráfico y procesos industriales; la deforestación para obtener áreas de agricultura y ganadería que implica el uso de fertilizantes químicos.
Si continuamos con las emisiones como en el pasado, la IPCC predice un aumento de la temperatura media global por encima de 3°C en el año 2100, que causaría consecuencias catastróficas para la mayoría de la población mundial. Por ejemplo, con un aumento de la temperatura por solo 1.5°C provocaría un aumento en el nivel del mar entre 0.26m y 0.77m hasta 2100, y con 2°C serian entre 0.1m y 0.26m más. Este aumento de nivel del mar afectaría mil millones de personas, porque gran parte de la población mundial vive cerca de las costas. Con un aumento de 3°C evacuaciones sería inevitables, incluyendo pérdidas considerables en materiales y de vida humana.
Los científicos señalan que para mitigar el impacto del cambio climático no se debe exceder los 1.5°C. Para esto, se debe reducir las emisiones GEI por el 50% hasta el 2030 y a partir del 2050 las emisiones deben ser cero; es decir, desaparecer.
Cada vez nacen iniciativas de energía verde y se desarrolla tecnología destinada a limitar las emisiones GEI a la atmósfera. Sin embargo, la triste realidad es, aunque reciclemos, usemos focos ahorradores, intentemos ahorrar agua, hagamos un buen uso de los calefones, usemos la bicicleta en lugar de un automóvil o lo cambiemos por un auto eléctrico, estos esfuerzos aislados de los ciudadanos no son suficientes para evitar el calentamiento global. Las emisiones significativas provienen de la generación de energía, de las industrias, del tráfico y de la deforestación, por qué políticas públicas y privadas a nivel mundial son necesarias para limitar el calentamiento global. Sin embargo, en muchos casos justo estas empresas contaminantes están regidas o protegidas por los gobiernos del mundo.
Por esto, cada uno de nosotros debe decidir diariamente que producto compra y que sistema de transporte usa para obligar a las empresas contaminantes y los gobiernos, buscar formas limpias de producción industrial, de generación de energía y establecer leyes para conservar el medio ambiente. Debido a esto, solo un cambio en la conciencia de la población mundial y la consecución de la igualdad mundial puede llegar a este meta. En resumen, simplemente la ciudadanía tiene el poder para poner las agujas para un futuro mejor.
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