La marchista ibarreña Glenda Morejón se impuso en los 20 kilómetros del Gran Premio Internacional de Marcha Cantones de La Coruña con un tiempo de 1:25:30. No solo rompió los récords Sudamericanos sino que selló su pase al Mundial de Atletismo y a los Juegos Olímpicos. Lo que antes parecía una cosa del azar, algo excepcional, ahora se está convirtiendo en la regla. El deporte ha llegado a poner a Ecuador, en todas las disciplinas, la vara muy alta. No es solo Morejón. La Sub-20 terminó de sellar un paso impensable en la mentalidad de la mayoría; sin muchos aspavientos se coronó primero campeón Sudamericano de su categoría y ahora acaba de clasificar a las semifinales del Mundial de Polonia 2019.
Antes, Richard Carapaz había hecho posible lo que años atrás habría podido considerarse imposible: poner al país en lo más alto del ciclismo mundial al coronar el Giro de Italia. El ciclista carchense, lleno de carisma y humor, pudo demostrar que los atletas élite también son humanos, precisamente porque pueden dar más allá; pueden llegar a saber lo que es más bastante, como reclamaba William Blake. Son los que dan el siguiente paso cuando parece que las fuerzas se agotaron.
Salgan a festejar que vamos por más, dijo Jorge Célico al final del partido ante Estados Unidos. La esperanza puede ser una mala consejera, pero hasta la esperanza es soportable cuando unos chicos demuestran trabajo y más trabajo. Una gran obra tiene 99 por ciento de trabajo y apenas un uno por ciento de inspiración, dijo alguna vez algún escritor, tal vez James Joyce. Ese uno por ciento no sirve de nada si no hay ese otro 99 por ciento atrás. Y los deportistas ecuatorianos están demostrando que esa fórmula les sirve.
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