Durante los primeros años de vida de un niño o niña, los cuidadores se constituyen en uno de los ámbitos más influyentes en el desarrollo cognitivo, físico, emocional y socioafectivo. Estimular el desarrollo cognitivo, sin embargo, no es suficiente. Es indispensable que el niño permanezca junto a cuidadores formando un vínculo estrecho durante los primeros años de vida.
Al hablar de desarrollo cognitivo es importante entender que un bebé no necesita mayor estimulación que la normal para desarrollarse de manera óptima. Los cuidadores deben reforzar el vínculo afectivo y emocional que se logra con el acto de tocar, abrazar, mirar al bebé e interactuar con él. Las conversaciones, las canciones, los masajes, juegos y estímulos sensoriales generan beneficios en el desarrollo de los menores.
Si los cuidadores se preocupan por establecer un vínculo seguro con el bebé, lograrán un mejor resultado de las actividades motrices, la concentración e incluso el lenguaje. Es decir, podrá evidenciarse cambios positivos y significativos en el desarrollo cognitivo e integral del pequeño.
Lo más importante en la estimulación es que los bebés participen sin presión en cada actividad diaria. Los cuidadores no deben sentirse estresados al no ver avances significativos o rápidos en su bebé. Este debe ser un proceso de mutuo de aprendizaje y un proceso individual de cada bebé.
Muchas veces los adultos por asumir que sus hijos necesitan nuevas destrezas se apresuran y desarrollan una sobre-estimulación en el bebé. Eso no favorece al desarrollo cognitivo del menor, por el contrario, puede generar frustración y cansancio en el bebé.
Un niño puede comunicar de varias formas que se siente sobre-estimulado, por ejemplo, llora de manera intensa, se irrita con facilidad, evita la mirada y puede llegar a dormir varias horas más de lo normal.
Un bebé no necesita ir a un centro de estimulación para desarrollar destrezas cognitivas, es suficiente con lo que recibe en casa junto al vínculo de sus cuidadores.
Los exámenes realizados para el ingreso a las escuelas en nuestro país siguen siendo los métodos usados para diagnosticar y clasificar el nivel de preparación académica de los niños pequeños, lo cual es absurdo. Visto desde la perspectiva del desarrollo cognitivo, estas pruebas son ilógicas porque en la primera infancia de 0 a 7 años el desarrollo entre un niño y otro puede variar por diferentes circunstancias, lo cual es normal. El hecho de que un niño tenga una mayor destreza en el vocabulario no significa necesariamente que sea mejor o peor frente un niño que hable menos en esas edades.
¿Cómo preparar a un niño para asistir a la escuela? Lo primordial es dejar que los niños jueguen mucho, conversar con los niños de forma creativa, escuchar sus preguntas y contestar sus dudas.
Jugar para el niño es indispensable. El juego permite un desarrollo en el ámbito cognitivo y afectivo para lograr la integración de los niños a diferentes espacios donde tendrán que desenvolverse toda su vida. Todo lo que aprenden a través del juego lo asimilan de forma rápida y eficaz. Juegos como roles, disfraces o la imitación de un personaje ayudan mucho a desarrollar varias destrezas.
Los juguetes que permitan al niño utilizarlos en más de una forma son los mejores como legos, rompecabezas, plastilina, pelotas, mantas. Los juguetes de luces y sonidos no tan recomendados para estimular el desarrollo cognitivo del niño.
Es importante que los niños exploren y visiten diferentes sitios. Los museos, bibliotecas y teatros infantiles generan variedad de experiencias que les ayudará a tener un amplio conocimiento de su alrededor.
Algo que es fundamental en los niños previo al inicio de clases, es la lectura. Los padres que leen cuentos a sus niños están garantizando un éxito posterior de sus hijos. Hay que leer más cuentos a los menores, esto expande sus conocimientos y el deseo de saber aumenta.
Otro factor esencial es la música. Se considera como una técnica de estimulación cognitiva y sensorial. De hecho, es posible utilizar esta herramienta desde el embarazo.
Existen actividades que ayudan en el desarrollo de las funciones ejecutivas de los niños de edad escolar como las artes marciales, el yoga, los ejercicios aeróbicos, entre otros. Las funciones ejecutivas incluyen un grupo de habilidades cognitivas cuyo objetivo es facilitar la adaptación de las personas a las nuevas situaciones. Sin embargo, el sobre agendamiento de actividades puede causar estrés, fatiga y molestia. Los niños deben tener tiempo para jugar, divertirse e interactuar. Llenarlos de tareas y actividades estructuradas puede entorpecer su desarrollo.
Pero ¿cómo saber si un niño ha desarrollado capacidades intelectuales avanzadas para su edad? Los niños con esas características son muy curiosos y cuestionan todo lo que ven; suelen presentar un gran avance en un área específica como las matemáticas o el lenguaje, pero no necesariamente se desenvuelven de forma superior en otras áreas.
Estos niños no necesitan recibir una educación necesariamente distinta, ellos pueden recibir una educación integrada, sin embargo, necesitan ciertas actividades o proyectos diferentes que los ayuden a satisfacer esa necesidad de aprender acerca de ciertos temas. No necesariamente la solución en las escuelas es ubicar al niño en un grado superior, el tema está en evaluar a cada niño y sus necesidades.
El desarrollo cognitivo de un niño debe darse dentro de un ambiente lleno de estímulos pero también lleno de atención y mucho cariño sin apresurar las etapas esenciales en su crecimiento. Los padres enfocados en acelerar el desarrollo sus hijos no les están dando a los niños el “permiso” para ser niños.
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