Primero es necesario entender que desde hace mucho tiempo Estados Unidos ha sido el principal socio comercial del Ecuador y como es el primer destino de nuestras exportaciones un acuerdo, por minúsculo que sea, representa un gran logro.
La extensión hasta 2020 del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP), aprobada por la Cámara de Representantes de Estados Unidos, significa que el país podrá seguir colocando unas 300 partidas en ese mercado con el pago de 0 aranceles. En esta renovación tiene mucho que ver el trabajo del ministro de Comercio Exterior, Pablo Campana, quien por su trayectoria y orientación profesional en el ámbito de los negocios se trazó desde el principio el objetivo de insertar al Ecuador en los mercados internacionales.
Al hacer el análisis de los pros y contras de este tipo de acuerdos, beneficios concedidos unilateralmente por Estados Unidos, siempre hay que hacerlo en función del mal mayor y el mal menor. Cuando ya nada se puede hace es necesario argumentar en esa dirección. Si bien en estos casi nueve meses de gobierno la política le ganó el pulso a la economía con una consulta popular en la que se impuso el Sí, como era previsible, es necesario entender que el país necesita ahora diversificar su producción y darle valor agregado para sacarle el mejor provecho a la extensión de las preferencias y a otros acuerdos comerciales que pudieran firmarse en el futuro.
Hay que considerar que la economía del país se está recuperando lentamente, para el año en el que expira nuevamente el SGP, si las cosas siguen como ahora, su posición negociadora estará mucho más fortalecida.
Ahora, si consideramos que las preferencias de las que se beneficia el país van a estar vigentes hasta el año 2020 eso significa que vamos a estar en el tercer año de gobierno y lo que necesitamos es que la apertura de mercados sea una política de Estado. Es decir, indistintamente de quién sea el ministro de turno en esa época, el presidente Lenín Moreno tiene que tener desde ya trazada una estrategia para renovar ese Sistema y con mejores condiciones para el país.
Hay que considerar que la economía del país se está recuperando lentamente, para el año en el que expira nuevamente el SGP, si las cosas siguen como ahora, su posición negociadora estará mucho más fortalecida. Entonces, el primer paso dado por el equipo del ministro Campana resulta de vital importancia.
Es como en el fútbol, cuando un director técnico sabe que no tiene un buen equipo lo primero que hace es tratar de que no le hagan los goles en los primeros minutos y aguantar con sus líneas un buen tiempo para al menos intentar empatar, porque el objetivo siempre será no perder. Esa analogía sirve para entender la importancia de pensar ya en una estrategia hacia 2020, para negociar lo que ahora no se pudo por la premura del tiempo.
Si bien lo deseable sería que Ecuador apunte a firmar un acuerdo comercial con Estados Unidos, la política comercial de la Casa Blanca ahora es contraria a esos acuerdos porque el interés de Donald Trump es fortalecer su propia industria. Entonces, resulta una negociación mucho más difícil para Ecuador que la adelantada con la Unión Europea, por ejemplo.
Los beneficios de un acuerdo comercial bilateral por supuesto que son más beneficiosos. Basta mirar lo que ha ocurrido con el mercado europeo. Pese a que las condiciones para exportar incluso son más fuertes, la diversidad de culturas, gustos y preferencias le dan muchos potencial a los productos ecuatorianos con valor, con algo de valor e incluso sin valor agregado.
En un futuro no inmediato Ecuador podría tomar ciertas condiciones de las negociaciones con Europa para trasladarlas a una eventual mesa con Estados Unidos, porque precisamente ahora no estamos en posición de negociar un acuerdo comercial de doble vía con Washington.
En la negociación de un acuerdo directo depende mucho el estado de la economía un país. No es lo mismo negociar con una economía fuerte que con una economía debilitada o en recuperación, porque la otra posición negociadora va a tomar ventaja, porque, nos guste o no, estamos en un mundo donde las condiciones para negociar siempre son ganar-ganar.
En estos momentos la economía ecuatoriana tiene signos de ligera recuperación, pero una vez superado el momento político pre y pos consulta, el gobierno necesita trabajar para apuntalar las cuentas públicas. Una de las mejores señales que podría enviar al mundo para mostrar que el Ecuador está en plena vía de recuperación sería anunciar un gabinete totalmente remozado, especialmente en el frente económico.
El país no puede seguir apostando solo al endeudamiento externo, necesita apoyar al sector privado para que se convierta en el verdadero motor de la economía. Y en esa línea se puede destacar el trabajo para posicionar la marca país en las diferentes rondas de negocios y en todas las vitrinas internacionales.
Hace falta una oxigenación urgente, si se considera que toda decisión económica es una decisión política. Si ya la parte política fue resuelta, ha llegado la hora de presentarle al país un buen programa económico con objetivos en el corto y mediano plazo sobre todo ahora que los precios del petróleo están recuperándose.
El país no puede seguir apostando solo al endeudamiento externo, necesita apoyar al sector privado para que se convierta en el verdadero motor de la economía. Y en esa línea se puede destacar el trabajo para posicionar la marca país en las diferentes rondas de negocios y en todas las vitrinas internacionales.
Pero también debemos mirar la otra cara de la moneda, porque una de las políticas públicas debería apuntar a fortalecer a los productores con incentivos para que puedan asociarse y convertirse en exportadores. Si se analiza la cadena de precios, el productor es el que menos recibe.
En el caso del banano, por ejemplo, el precio promedio de la caja es de $4 para el productor, pero en los mercados internacionales se vende hasta $9 y toda esa ganancia es para el exportador. La asociación de productores podría ayudar a crear una cadena de producción fuerte y con valor agregado.
Ese es el primer paso, el segundo son líneas de crédito flexibles y direccionadas a determinados sectores. No es lo mismo un camaronero que un productor de banano o alguien que produce caña de azúcar. Las condiciones y los ciclos de negocios son totalmente distintos.
Para eso hace falta también cambiar el chip de la gente, porque a veces los productores están contentos con producir lo mínimo y recibir un precio referencial estable. Es imposible que el país pueda avanzar si no hay el cambio de esa mentalidad.
Hay muchas alternativas desde el Estado para ayudar a los exportadores pequeños o que recién comienzan, como el de darles una garantía para que los importadores sepan que no van a tener retrasos en las entregas ni merma en la calidad de los productos.
Ecuador en los actuales momentos tiene una gran oportunidad para abrir nuevos mercados en los países asiáticos, pero eso tiene que partir de una política de Estado, que vea mucho más allá de Europa o Estados Unidos, que busque alianzas con otros países para entrar en los mercados donde no pudo entrar.
Hay muchas alternativas desde el Estado para ayudar a los exportadores pequeños o que recién comienzan, como el de darles una garantía para que los importadores sepan que no van a tener retrasos en las entregas ni merma en la calidad de los productos.
El gobierno, por intermedio de su ministro de Comercio ha hecho valiosos acercamientos, porque tiene una visión de negocios. No es lo mismo poner en una cartera como esa a alguien que toda su vida ha sido un técnico que a alguien con acercamiento con la realidad, con el mundo de los negocios.
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