Los resultados electorales revelados el domingo por el Consejo Nacional Electoral del Ecuador (CNE), donde el candidato de Alianza País, Lenin Moreno, obtuvo el 51,07% de los votos frente a 48,93% del opositor Guillermo Lasso demuestran que sí existe un liderazgo nacional tanto en la centro derecha como en la izquierda. Los cómputos responden a dos corrientes que en este momento se disputan el control político en el país.
En estos momentos, la clase política del país necesita cambios profundos en el liderazgo político nacional, una renovación de gente joven, hombres y mujeres que reúnan las cualidades para lograr atraer a una sociedad diversa, que los va elegir democráticamente a través del voto para ocupar un cargo de representación.
Sin embargo, los partidos políticos en el país sufren o adolecen de estrategias. En sí, cada organización toma en cuenta la participación de la juventud solo durante la campaña electoral; el reto está en comenzar a consolidar su posición como partido político en la formación de dirigentes que garanticen a los mismos una estructura viva e ideológica en el tiempo. Un movimiento donde se puedan transmitir las ideas del partido y que a su vez sea formativo para apoyar y promover el surgimiento de nuevos liderazgos.
Las organizaciones políticas deben priorizar la capacitación de jóvenes que puedan convertirse en nuevos líderes. En el Ecuador sí existe una representación de jóvenes, los hay en la Asamblea Nacional, pero es necesario que cada partido también piense en la preparación de futuros aspirantes a la Presidencia de la República.
Es preciso una escuela de formación o de pensamiento que le permita a la juventud conocer líneas ideológicas, propuestas o estrategias en materia de políticas públicas que podrán ser utilizadas por los partidos en la campaña y por los candidatos una vez llegados al poder. Es necesario que el futuro Presidente este rodeado de jóvenes capacitados.
Cada líder tiene una cualidad en la política que es la de movilizar personas dentro de una organización, comunidad o sociedad específica de manera voluntaria y consciente; es capaz de lograr objetivos y metas socialmente útiles, pero son los propios partidos políticos los que tienen que cambiar sus estructuras para que su ideología pueda permanecer en el tiempo.
Las universidades son los semilleros, donde están los futuros cuadros que van a intervenir en política y van tomar decisiones claves sobre la normativa en el campo electoral, informativo o legislativo.
Alianza País ahora es un movimiento político que sufre un desgaste. Si se analiza la evolución de los últimos resultados electorales, queda claro en lo que cree o no la ciudadanía que en su mayoría jugó a un liderazgo enganchado, lleno de promesas populistas. El resto apostó por un cambio político para romper el control de las instituciones del Estado.
Hay una corriente populista en el país que lastimosamente está sembrada en la población. Es un circulo vicioso con un electorado que responde más a propuestas con énfasis en la parte asistencialista que a la generación de empleo y producción en el país.
A largo plazo, el liderazgo de Lenín Moreno se revelará como un populismo gastado, apoyado en el control de las instituciones del Estado y en la mayoría de la Asamblea Nacional, pero que no contará con los recursos para cumplir sus promesas, con exceso en el gasto público y un gran endeudamiento. Lo que se vislumbra es el deterioro del bienestar social.
Lo que queda es que la sociedad que se ha manifestado a favor de este liderazgo exija y obligue al nuevo Presidente a cumplir sus ofertas y construir un canal de diálogo que acerque y fortalezca la cooperación privada dentro de lo publico.
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