En el país existe una estructura productiva dual, por un lado una gran cantidad de pequeñas y medianas empresas que representan un 99% y por el otro, 1% de grandes empresas, todo según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC). En esa misma línea, las Empresas Familiares (EF), registran en la actualidad el 88% del total de empresas pequeñas y medianas en el Ecuador (Observatorio PYME, UASB [1]), por lo descrito, se puede inferir que existe una importante participación de este tipo de empresas. Por lo tanto, la estructura productiva heterogénea es una determinante para que exista un gran número de PYMES familiares, cuya base de operatividad se sustenta en los nexos con padres, tíos, sobrinos, parientes, entre otros.
Los emprendimientos son el motor de una sociedad, son los que generan multiplicidad de ideas, diversidad, empleo. Además, este tipo de iniciativas manejan un vocabulario que tiene que ver con visión, aprendizaje, innovación (ideas diferentes que rompan con lo establecido), inversión, etc. En este marco, los negocios bursátiles llegan poco a los pequeños inversionistas. Por lo general, una Empresa Familiar, prefiere el financiamiento a través de fuentes familiares cercanas. No le dan la debida importancia, tanto a la posibilidad de encontrar recursos en un mercado bursátil, como a la conveniencia que les resultaría de mantener una tranquilidad financiera y la posibilidad de ayudar a la empresa en el futuro, que redundaría en un beneficio a sus propios familiares.
Toda empresa, al acudir al mercado de valores entregan información al público y esta tiene que ajustarse a las obligaciones correspondientes a su actividad.
Es importante recalcar, que los productos ofrecidos en el mercado bursátil pueden proveer una buena y hasta atractiva alternativa de rendimiento de inversión comparada a los clásicos productos ofrecidos por los bancos (mercado de intermediación financiera).
Pero uno de los principales requisitos para que una PYME ingrese al mercado bursátil es “tener todo en orden”, es decir que financieramente contemple los estados financieros equilibrados, no puede acceder a un programa de autorización de oferta pública si es que no tiene sus libros en orden. Toda empresa, al acudir al mercado de valores entregan información al público y esta tiene que ajustarse a las obligaciones correspondientes a su actividad.
Por lo general las grandes empresas cotizan en bolsa, puesto que tienen un nombre bien ganado en el mercado empresarial y las calificaciones que las acreditan, previa revisión de sus estados financieros, promueven una mayor venta de sus acciones en la Bolsa de Valores. Mientras que las PYMES son poco conocidas y no demuestran la solvencia y rentabilidad de las grandes empresas. Por ejemplo, es más fácil negociar acciones de HOLCIM, Mi Comisariato, etc., que las acciones de una empresa pequeña o mediana.
Los volúmenes negociados en bolsa, por pequeñas empresas, son ínfimos, según datos del Banco Mundial, representa apenas el 1%, mientras que las medianas tienen un mayor acceso a financiamiento por este mecanismo, registran un 6%.
Frente a esta situación, es indispensable educar al público en general para crear demandantes de productos bursátiles (inversionistas comunes) y una mayor cantidad de oferentes (directivos de empresas que reconozcan las ventajas de usar este mercado).
En tal contexto, se debe fortalecer el segmento PYMES, para que dispongan de una nueva alternativa de captación de recursos, con menores costos y mayores plazos de los que otorga el sistema financiero.
Frente a esta situación, es indispensable educar al público en general para crear demandantes de productos bursátiles (inversionistas comunes) y una mayor cantidad de oferentes (directivos de empresas que reconozcan las ventajas de usar este mercado). Los actores del mercado valores (casa de valores y la Superintendencia de Compañías) deben unir esfuerzos para generar una difusión masiva y no trabajar por separado en programas de capacitación.
Si se dice que la educación es clave para el desarrollo, también se aplica en el campo del Mercado de Valores (MV). Cada vez hay más personas con interés en conocer algo sobre la bolsa de valores. El desconocimiento incide en la depresión de las transacciones.
En la medida que existan más y mejores proyectos, sobre la base de planes de negocios confiables, existirán los inversionistas y los capitales necesarios que garanticen el éxito en la colocación de emisiones.
En esta línea se ha podido observar con beneplácito que empresas como Nobis y otras, están permanentemente titularizando proyectos de inversión para que el público apueste por ellos. Son iniciativas individuales, pero hace falta el trabajo cooperativo en la difusión y educación de los potenciales inversionistas. El éxito de uno crea precedentes y abre camino a la oferta de nuevos productos, en un proceso lento pero de constante desarrollo. Las emisiones realizadas por el Consorcio Nobis se venden en su totalidad antes de iniciar inclusive la construcción de la obra.
El mercado bursátil ecuatoriano aún tiene camino por recorrer, para desarrollar la bolsa de valores por el lado de la demanda de papeles, se requiere dar confianza y seguridad al inversionista, tanto con la normativa legal como con los anuncios de política económica.
El mercado de valores ecuatoriano prácticamente no está vinculado al mercado bursátil mundial, casi la totalidad de las empresas que negocian en la bolsa de valores del país son nacionales. Estos factores muestran que el mercado nacional es poco profundo y apenas se está desarrollando. En países con un mercado desarrollado, la negociación de acciones de empresas privadas dinamiza bastante el mercado bursátil. Por ejemplo, en Chile, Perú y Colombia es más dinámico, incluso, al día de hoy, los mercados de valores de estos países se han unido para diversificar e incrementar sus acciones (Mercado Integrado latinoamericano, MILA), mientras que Ecuador, se ha mantenido anquilosado.
El mercado bursátil ecuatoriano aún tiene camino por recorrer, para desarrollar la bolsa de valores por el lado de la demanda de papeles, se requiere dar confianza y seguridad al inversionista, tanto con la normativa legal como con los anuncios de política económica.
¿Cómo convertir una empresa familiar en un grupo empresarial?
En el ámbito privado:
Desarrollo de una cultura organizacional, basada en normas en el que queden asentados los derechos, obligaciones y responsabilidades de la empresa familiar.
Promover el crecimiento a corto y mediano plazo, y la sostenibilidad financiera, mediante el impulso de un marco legal que estimule la empresa familiar.
Desde el Estado:
La promoción de una política pública, que por sobre la recaudación y la redistribución, se estimule el desarrollo empresarial basado en emprendimientos de plataforma familiar. Una medida de este tipo, mejorará el clima de inversiones en el país.
El fortalecimiento de una empresa familiar va a depender de la predisposición de la misma familia, por ir cultivando una actitud organizacional y social que coadyuve al éxito de la misma…
Crear espacios educativos especializados, a nivel de pregrado o post grado, incluso programas de educación continua en las universidades sobre la importancia de una EF.
En todo caso, un aspecto más relevante que los anteriores mencionados, el fortalecimiento de una empresa familiar va a depender de la predisposición de la misma familia, por ir cultivando una actitud organizacional y social que coadyuve al éxito de la misma (Mentalidad del fundador, Chris Zook). Sobre este último punto, la empresa familiar necesita ir consolidando las relaciones con clientes, proveedores y todo lo que tenga que ver con la cadena productiva, para fortalecer el cambio generacional.
[1] Universidad Andina Simón Bolívar
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