Wilson Araque, Universidad Andina Simón Bolívar
En un contexto en el cual es muy doloroso cuantificar el número de fallecidos y la magnitud de la destrucción, respetuosamente debemos pensar en que en medio de esta crisis puede haber oportunidades.
Des el punto de vista productivo surge precisamente un horizonte de reconstrucción de Manabí y Esmeraldas que parta de la elaboración de un inventario de las actividades que ya se llevaban a cabo en estas zonas para definir cuántos estaban dedicados al turismo, a la pesca, las artesanías, el comercio, la agricultura. En este sentido, el Observatorio de la Pequeña y Mediana Empresa de la Universidad Andina Simón Bolívar publicará esta semana Manabí en cifras con la idea de visualizar el mapa productivo actual de la región.
Dicho inventario claramente será el punto de partida para diseñar las actividades futuras que se deberán desarrollar. Estas provincias son muy ricas en términos de flora, fauna, paisajes, cultura, gastronomía, emprendimientos e industrias. No olvidemos que Manabí está entre las cinco provincias donde se concentra el mayor número de establecimientos empresariales del país, de acuerdo con el reciente Censo Económico del INEC.
Por ello hay muchas potencialidades productiva que giran alrededor de los campos antes mencionados, siendo el turismo -actividad ya existente- en uno de los sectores a potenciar -bajo un lógica planificada- y así las provincia de Manabí y Esmeraldas hagan de la reconstrucción de sus PYME e industrias un imán de visita para el resto del país y el mundo.
Manabí de por sí era una potencia turística, pero con una actividad que se desarrolló más por el espíritu y las ganas de su gente por salir adelante. Esto se da más por iniciativa de las propias comunidades que por un desarrollo planificado. Por tanto esta es la oportunidad para que Manabí y Esmeraldas se conviertan en el laboratorio referente de cómo se debe fomentar la producción desde los territorios y las dinámicas locales.
Ahora corresponde impulsar un modelo en el cual los gobiernos provinciales dentro de las competencias asignadas por el Cootad activen un nuevo plan de desarrollo turístico. Cabe estimular a los gobiernos autónomos y descentralizados, desde prefecturas hasta juntas parroquiales, en articulación con el Ministerio de Turismo y la Senplades para consolidar un portafolio con varios ámbitos temáticos de turismo.
Para ello se necesita información, por eso las universidades ecuatorianas debemos involucrarnos cada vez más en un papel de orientación documentada para planificar las nuevas rutas del turismo en las zonas devastadas.
Tras ello, la región merece un rediseño de políticas públicas para impulsar la reconstrucción, sea mediante créditos a bajas tasas de interés, con importantes períodos de gracia. Por otro lado también son importantes los estímulos en materia fiscal: con exoneraciones al Impuesto a la Renta durante cinco o 10 años para que inversionistas nacionales y extranjeros acudan a los sitios de reconstrucción. Y esta lógica debiera extenderse a otras zonas del país para que, independientemente del gobierno de turno, se consolide una línea de reactivación productiva del país. Siempre se ha repetido que hay que generar reglas del juego claras y permanentes en el tiempo. Esto básico de entender, porque es un círculo virtuoso: si usted estimula la producción, estimula el empleo. Con empleo hay demanda. Así la economía funciona en el mediano y largo plazo.
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