Donald Trump se posesiona hoy para su segundo periodo presidencial no consecutivo y arrancará a todo vapor. Anuncia cambios draconianos en las políticas públicas de EE. UU., que si se aplican serían para la economía global un terremoto de magnitud 7,8 (como el de Manabí). Aunque hay quienes sostienen que pretende aplicar la misma estrategia negociadora que emplea en el negocio inmobiliario: propuesta draconiana para luego bajarse. En cuyo caso el terremoto sería de 5,1, como el que estremeció Guayaquil el pasado lunes.
Entre sus propuestas:
-Buscar, aprehender y deportar inmigrantes ilegales. Usar a la Guardia Nacional y a las
- AA. con ese propósito, invocando los poderes conferidos por la Ley de Enemigos Extranjeros (de 1798). Pretende que no se entreguen documentos de ciudadanía a los nacidos en el país de padres extranjeros que no prueben su residencia legal. Revocaría el estatuto de asilados del que gozan medio millón de venezolanos, cubanos, nicaragüenses y haitianos. Hoy el 15 % de la población es nacida en el extranjero.
Esta medida tendría doble impacto para Ecuador: la incertidumbre de un enorme número de compatriotas sin papeles en EE. UU., su eventual retorno al Ecuador expulsados o voluntariamente por temor y la necesidad de reubicarlos; la pérdida de remesas, parte importante de los ingresos de las familias de bajos recursos.
- Mayor producción petrolera. Trump reducirá las trabas burocráticas y ambientales a la inversión en hidrocarburos. Es posible que levante sanciones a Venezuela para que aumente su producción, baje el precio internacional y así poner más presión sobre Rusia e Irán, que viven del petróleo. Aunque esta política beneficiaría a su rival China, gran importadora, y también a Nicolás Maduro, a quien Trump quiso hacer caer en su periodo anterior.
Ecuador se perjudicaría al reducirse su renta petrolera, ya afectada por la decisión de cerrar su campo petrolero más prometedor.
- Elevar aranceles. Amenazó treparlos en 60 % a China si no controlaba los envíos de fentanilo, aunque luego rebajó a 10 %. Las restricciones a importaciones chinas que empezó en su periodo anterior y continuó Joe Biden lleva a muchas empresas chinas y otras a mudar su producción a México, pero ahora EE. UU. amenaza a México con 25 % si no controla el paso de ilegales por la frontera y el contrabando de drogas. Para Trump el arancel es una herramienta apropiada para reindustrializar los EE. UU., cree que el resto del mundo se aprovecha del mercado estadounidense, y piensa crear un Servicio de Rentas Externas para recaudar los ingresos arancelarios.
Para Ecuador el peligro es directo en el caso del camarón, ya que la flota camaronera de EE. UU. pide protección debido a que no puede competir con el camarón de piscina. También indirecto si los aranceles en EU. UU. provocan una guerra comercial y retorna el proteccionismo, reduciendo el comercio internacional, generando una caída de los precios de los bienes exportables, y causando una profunda depresión mundial como sucedió en 1930 cuando EE. UU. elevó aranceles entre 40 % y 60 % con la Ley Arancelaria Smoot-Hawley.
Pero no solo habrá amenazas, sino también oportunidades. Hay que estar preparados para amortiguar las unas y aprovechar las otras.
Texto original de El Universo
https://www.eluniverso.com/opinion/columnistas/el-terremoto-trump-nota/