El panorama de conflictividad y tensiones geopolíticas se exacerban, con disputas internacionales que están captando la atención mundial. Claros ejemplos como Gaza, Líbano, Ucrania, Sudán, Etiopía entre muchos otros están marcado un intenso escenario de crisis humanitaria, disputa y confrontación que alcanza en 2024 su punto más alto desde el fin de la segunda guerra mundial. Según el Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo, el gasto mundial en defensa del año 2023 registró unos 2,4 billones de dólares, cifra comparable con el PIB de países como Brasil o Italia.
El conflicto en Ucrania, que involucra a occidente directamente con el suministro de armamento y, por otro lado, Rusia y sus alineamientos estratégicos en lo militar – económico con China o Corea del Norte nos muestran el camino de violencia, gasto militar y polarización política que el mundo experimenta en la actualidad. Por otro lado, la escalada del conflicto en oriente próximo con la aceleración de las hostilidades con Hamás y actualmente en el Líbano con Hezbolá, y la implicación de otros actores como Irán o Yemen marcan una ola expansiva de disputas que amplían la proyección regional de la guerra.
Sin lugar a duda, podemos decir que la humanidad está atravesando un nuevo episodio de su historia, donde se reconfigura la fragmentada arquitectura del sistema internacional. Las grandes potencias y sectores industriales, como el armamentístico, compiten por la hegemonía global, mientras las instituciones políticas son cada vez más débiles, producto de esa rivalidad y lucha por el poder. Este proceso, alimenta la percepción de que estamos al borde del caos estructural y ante un escenario de crisis sistémica múltiple que va desde lo socioeconómico, humanitario, gobernanza democrática, cambio climático hasta proliferación armamentista. Los esfuerzos diplomáticos resultan insuficientes ante el ciclo de violencia y conflictividad que prima en el planeta. La respuesta inmediata de la comunidad internacional tiene que encaminarse hacia desarmar las tensiones sin recurrir a la guerra, antes de que sea demasiado tarde.
Texto original de Hora 32