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¡Hacia una VERDADERA Educación Financiera!

Tiempo de lectura: 3 minutos

 

La verdadera educación financiera (EF) no es venta de productos financieros, es la búsqueda de cambios en el comportamiento humano para mejorar el bienestar socioeconómico de las personas y las familias.

De ahí, la importancia que los operadores financieros, las empresas consultoras especialistas en el tema y la academia -sobre los principios de la responsabilidad pro construcción de un mejor país- promuevan sendas campañas de concienciación basadas en el qué es, para qué sirve, por qué es necesaria la EF y cómo se implementa un programa sobre lo que debe ser una VERDADERA EDUCACIÓN FINANCIERA.

Entre las características que, en triada, deben estar presentes en el proceso de diseño, implantación y evaluación de la EF verdadera están las siguientes:

Lo que ya se resaltó al inicio, la EF no es sinónimo de creación de espacios de capacitación para estimular la venta de productos financieros, pues, una acción con ese enfoque, más bien, aparecería como una especie de trampa que, en muchos casos – debido al ansia desbordada de los oficiales de comercialización financiera-, terminaría generando problemas a la salud financiera personal y familiar de las personas. Por ejemplo, la venta de una tarjeta de crédito que el cliente no necesita quizá, al final del año, sea una de las causas principales del sobreendeudamiento acumulado generado por un acceso innecesario y/o por el mal uso del producto financiero objeto de colocación comercial.

Otro de los ámbitos que, desde la filosofía de la verdadera EF, hay que invitar a la reflexión pragmática es el relacionado a quiénes, desde el momento del diseño, deben poner en acción los programas de EF. En este punto, rompiendo la tendencia de malas prácticas predominantes, no solo deben participar economistas, contadores o ingenieros financieros; pues, se debe buscar un enfoque de creación interdisciplinario en donde, además de los profesionales citados, se incorporen, primero, a “expertos en educación” para que provean las mejores metodologías de aprendizaje ajustadas al perfil del grupo de personas al que se dirige el programa de EF. Luego, también, es importante invitar a profesionales en sicología porque, tal como se resaltó, el fin principal y último de la verdadera EF es cambiar comportamientos para la mejora integrada del bienestar socioeconómico de las personas y las familias.

El otro punto clave para lograr el impacto esperado de la EF es que, cuando se la promueve desde el sector educativo a tempranas edades de las personas, hay que incorporar al proceso de formación a los padres y madres de familia ya que, al que recordar una frase antigua, “se educa con el ejemplo” que, en tempranas edades, está presente, como gran guía direccionadora, en los actos que, día a día, hace el padre y/o la madre. De ahí, en el aula, por ejemplo, se puede repetir varias veces que hay que ahorrar y, para ello, como alternativa, hay que gastar solo en lo necesario pero, claro, todo el esfuerzo formativo realizado, se puede diluir, inmediatamente, cuando el niño o niña van a la casa y, como dirían las abuelas, se encuentran con un padre o madre que “son unos botaratas” y que, como efecto de ese estilo de vida equivocado, viven, cotidianamente, con los acreedores llamando y golpeando la puerta de la casa para que  paguen las deudas morosas de pago.

En este proceso de fomento de la verdadera EF es clave lo que, ahora, se pueda hacer desde las escuelas y colegios que, para el caso ecuatoriano, a partir de 2024, tienen la obligación de impartir EF que, para lograr el impacto de cambio comportamental deseado, debe ser bien planificada y evitar lo que sucedió con iniciativas anteriores buenas -como fue, en su momento, la incorporación de la asignatura de Emprendimiento y Gestión-; en donde, por el apuro, se terminó improvisando sin formar, previamente, a los docentes que serían los responsables de impartir esa asignatura. Más bien, lo que prevaleció fue que, los docentes sin carga académica, sean los que impartan y, claro, sin la formación y motivación que se requiere para liderar en el aula este tipo de asignaturas -que, ante todo, buscan incidir en el cambio actitudinal- los resultados no se han dado de acuerdo a lo esperado.

Se está a tiempo de aprender de lo sucedido y no volver a repetir los errores del pasado, en donde la intención era buena detrás de Emprendimiento y Gestión; más bien, en la implantación han surgido los problemas. Ahora, para el caso de EF en las escuelas y colegios, el reto es mayor, ya que, al ser vista como un eje transversal de incorporación, significa que, el desarrollo de capacidades para la enseñanza, deberá cubrir a muchos o a casi todos los docentes que, de acuerdo a la asignatura que dictan, deberán tener la habilidad creativa para que, a pretexto de los temas tratados, sean capaces de incorporar principios y técnicas relacionadas a lo que dice el manual de prácticas de la verdadera EF.

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