La desnutrición crónica infantil es una crisis silenciosa que ha afectado a Ecuador durante décadas, convirtiéndose en una de las amenazas más serias para la salud pública y el desarrollo social. Según datos recientes, el 20.1% de los niños menores de dos años sufren de desnutrición crónica, una cifra alarmante si se compara con el promedio sudamericano, que se sitúa en torno al 9%. El programa gubernamental Ecuador Crece sin Desnutrición Infantil señala que uno de cada cinco niños menores de dos años padece esta condición, afectando tanto a comunidades rurales como urbanas, independientemente del nivel socioeconómico.
Este problema no solo tiene efectos devastadores sobre la salud de los niños, sino que también perpetúa el ciclo de pobreza. La desnutrición crónica infantil puede generar problemas de crecimiento, debilitar el sistema inmunológico y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas en la adultez, como la diabetes y la hipertensión. Además, representa una carga significativa para el sistema de salud del país, incrementando la necesidad de atención médica y recursos destinados a tratar las consecuencias de esta condición.
Desigualdad y acceso a servicios de salud
Uno de los mayores desafíos para reducir los índices de desnutrición en Ecuador es la desigualdad en el acceso a servicios de salud adecuados. Si bien ha habido esfuerzos por parte del gobierno para combatir la desnutrición, muchas comunidades rurales aún carecen de acceso a atención médica de calidad. El simple hecho de contar con un dispensario médico en una comunidad no garantiza una solución. Muchas veces, estos centros de salud carecen de insumos, medicamentos y personal capacitado para abordar adecuadamente el problema de la desnutrición.
Las desigualdades regionales y étnicas también agravan esta problemática. En algunas zonas rurales, como en la provincia de Chimborazo y la región amazónica, la desnutrición crónica infantil alcanza hasta el 38%, una cifra que refleja la gravedad del problema en las poblaciones indígenas y más vulnerables. Todavía existe un deficiente acceso a servicios básicos de calidad
Lactancia Materna: Un pilar en la prevención
Es muy importante la lactancia materna durante los primeros dos años de vida es otro factor clave en el desarrollo de la desnutrición crónica infantil. La lactancia no solo fortalece el sistema inmunológico del niño, sino que también garantiza una mejor nutrición durante los primeros años de vida. Sin embargo, para que la lactancia materna sea efectiva, la madre también debe estar bien nutrida. En muchos casos, las madres en situación de pobreza no cuentan con una alimentación adecuada, lo que afecta directamente la calidad de la leche materna. Ecuador ha logrado aumentar las tasas de lactancia materna exclusiva en menores de 6 meses, lo que es clave para una buena nutrición infantil. (Cedeño, 2023)
Además, cuando hablamos de nutrición, también debemos enfocar a la educación ya que es fundamental para que las madres comprendan la importancia de la lactancia y la alimentación adecuada en los primeros años de vida. La alfabetización nutricional, tanto para las madres como para los familiares, es un factor muy necesario si se quiere intervenir en la prevención de la desnutrición.
El Rol de la educación y las Universidades
La educación juega un papel vital en la lucha contra la desnutrición crónica infantil. No solo es necesario educar a las madres y familias, sino también formar a los profesionales de la salud, como médicos, enfermeras y nutricionistas, para que comprendan la importancia de una nutrición adecuada desde el nacimiento.
En este contexto, las universidades deben ser líderes en la creación y promoción de proyectos educativos que lleguen a las comunidades más vulnerables. Además de formar a los futuros profesionales de la salud, las universidades pueden desarrollar programas de intervención comunitaria, generando conocimientos que ayuden a identificar las barreras que impiden el acceso a una nutrición adecuada.
Si bien existen carreras especializadas en nutrición, se requiere un esfuerzo mayor para integrar este conocimiento en las facultades de medicina y otras áreas afines. Las universidades que cuenten con facultades de medicina o programas de nutrición clínica deberían liderar estos esfuerzos, desarrollando proyectos de investigación y acción en las comunidades más afectadas por la desnutrición.
La colaboración intersectorial: Un desafío pendiente
Un desafío importante en la lucha contra la desnutrición infantil es la falta de coordinación entre los diferentes actores involucrados. En el Ecuador no existe una verdadera colaboración entre el sector público, el sector privado y la academia. Cada uno trabaja por separado, lo que impide un avance significativo en la resolución del problema.
El Ministerio de Salud, como ente rector en materia de salud pública, debe ser el encargado de promover esta coordinación interdisciplinaria. Solo a través de un trabajo conjunto entre estos sectores será posible implementar políticas y programas efectivos para combatir la desnutrición crónica infantil.
La experiencia de otros países, como Uruguay, que ha logrado avances significativos en la nutrición infantil, puede servir de modelo para Ecuador. Sin embargo, la clave para el éxito radica en una mayor cooperación entre los sectores involucrados, la voluntad política y el compromiso de largo plazo para implementar las medidas necesarias. (OPS/OMS, 2021)
La desnutrición crónica infantil en Ecuador es una problemática que afecta no solo el desarrollo de los niños, sino también el futuro del país. Para enfrentarla, es fundamental mejorar el acceso a servicios de salud, promover la educación nutricional y fomentar la coordinación entre los diferentes actores sociales.
Pero se requiere más controles en centro educativos que eviten los productos ultra procesados que contienen principalmente aditivos, como conservantes, estabilizantes, emulsionantes, disolventes, aglutinantes, edulcorantes, resaltadores sensoriales y grasas trans que están asociados con varios problemas de salud, que incluyen:
Sobrepeso y obesidad: La ingesta elevada de estos productos se ha vinculado a un aumento en la prevalencia de estas condiciones.
Enfermedades crónicas: Estudios han relacionado su consumo con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Efectos metabólicos negativos: La combinación de altos niveles de sal, azúcares y grasas puede generar respuestas glucémicas desfavorables y menor saciedad. OPS/OMS. (2015)
Solo con un enfoque integral y colaborativo será posible reducir los alarmantes índices de desnutrición y asegurar un futuro más saludable para las generaciones venideras.
Referencias:
Cedeño, K. J. F. (2023, November 2). ¿Cuál es la importancia de la nutrición en la primera infancia? ¡Te contamos! UNEMI. https://www.unemi.edu.ec/index.php/2023/11/02/importancia-nutricion-primera-infancia/
OPS/OMS. (2021). OPS y UNICEF en Uruguay apoyan propuesta del Ministerio de Salud Pública de modificar ley de alimentación en centros educativos. Paho.org. https://www.paho.org/es/noticias/15-8-2022-ops-unicef-uruguay-apoyan-propuesta-ministerio-salud-publica-modificar-ley
OPS/OMS. (2015). Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina: tendencias, efecto sobre la obesidad e implicaciones para las políticas públicas. Organización Panamericana de la Salud.