El filósofo chileno Humberto Maturana propuso que la democracia es un modo de convivencia, en lugar de una forma de gobierno. Su fundamento radica en que la convivencia humana está en todos nosotros, pues somos seres biológicos-culturales que se relacionan bajo principios de igualdad, justicia, transparencia y responsabilidad. Me suscribo a pensar en el mismo sentido, pues en Latinoamérica nos hemos equivocado tantas veces al pensar que democracia era ejercer el derecho al voto para escoger una forma de gobierno.
Por lo tanto, hay procesos democráticos de elección popular en casi todas las naciones, pero no representan un modo de convivencia entre ciudadanos y no han mantenido los principios básicos.
La base normativa en nuestro hermoso país debe reformularse para que se entienda y comprenda a la democracia como un modo de convivencia bajo los principios básicos, antes señalados, no solamente el ejercicio de votar. Al mismo tiempo, se requieren serias reformas para establecer requisitos mínimos para los candidatos a una dignidad de elección popular. Elegir a los asambleístas en la segunda vuelta, luego de haber designado al presidente y vicepresidente, si no hay segunda vuelta, que se desarrolle el proceso pertinente y elegir los representantes del pueblo en la asamblea. Esta reforma permitirá que el número de los asambleístas (137) se reduzcan a dos por provincia y que sean instruidos en la cosa pública, erradicando el voto por el rostro. Esta reforma en el tiempo fortalecerá a los partidos políticos nacionales y se eliminarían a los movimientos locales. Convertiremos a la política en algo serio, ideológico, representativo y con acceso a los jóvenes.
Si a esto sumamos las lecciones aprendidas del reciente evento electoral en Venezuela, podremos diseñar la implementación de buenas prácticas para elecciones nacionales. Contar con un proceso de decisión nacional sobre el modo de convivencia, seleccionado a los ciudadanos probos para representarnos, dejando de ser una sociedad desvalida del derecho a elegir.
Veamos que nos deja como lección el proceso electoral de Venezuela.
Primero no fue un proceso democrático, tampoco fue electoral. Al aparato represor del equipo que gobierna Venezuela no le quitaba el sueño el proceso electoral. Es más, sabían lo que se venía y por eso quisieron infundir, y de hecho lo lograron, miedo desde antes del proceso. Ellos manipularon el voto popular sin problema tirando al basurero la decisión del pueblo. Eventos similares se vivieron en Ecuador, Nicaragua, Bolivia, en su momento.
Segundo, parece que el pueblo tiene límite en su aguante, demora en explotar en contra del socialismo-populista-hambreador, pero lo hace, al final se revela. Venezuela, 25 años (pueblo no acepta 2024); Argentina, 21 años (Milei 2023); Perú, 21 años (Boluarte 2023); Brasil, 21 años y corriendo; Bolivia, 18 años y corriendo; Ecuador, 17 años (Noboa 2023).
Tercero, existe fraude electoral, debido a la falta de involucramiento de la ciudadanía, desde inicios del siglo XXI y la represión violenta de los gobiernos de turno. Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, excepto en 2024, Venezuela.
Cuarto, el uso inteligente de la tecnología, (repositorio internacional no hackeable) genera información para los partidos políticos que definieron esta estrategia y así acumular información para demostrar el fraude electoral. Argentina, Ecuador y Venezuela, pero en el caso de Venezuela no basta.
Quinto, las estadísticas socioeconómicas se manipulan, con nuevos conceptos y formas de cálculo para evitar que se sepa la realidad del país y su nivel de bienestar. Argentina, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Nicaragua.
Sexto, la manipulación del pueblo por los políticos, los partidos gastan grandes cantidades de recursos de forma previa para mantener el voto a su favor. Luego recuperan en la gestión del estado. Argentina, Brasil, Bolivia, Nicaragua, Perú, Ecuador, México.
Séptimo, aislarse del mundo, para evitar su intervención en los procesos previos y mantener bajo el pretexto de soberanía, la información casa adentro. Argentina, Brasil, Bolivia, Nicaragua, Perú, Ecuador.
Octavo, la culpa es de ellos, no del gobierno, de la oposición que no les deja seguir robando en paz. De la falta de bienes les culpan a los empresarios, pero no dicen nada de los servicios públicos deplorables.
Noveno, las FFAA juegan un papel crucial, en el apoyo represivo, manteniéndose en el poder, enfrentando al pueblo con el pueblo y en el orden del proceso.
Al revisar la información reciente sobre los procesos en Latinoamérica y haber resumido en nueve lecciones aprendidas, se hace indispensable borronear algunas recomendaciones o buenas prácticas para los procesos futuros. Ecuador 2025.
Primera, transparencia total en el proceso, apertura a la comunidad internacional desde el diseño del proceso, pasando por la convocatoria, la tecnología disponible, la veeduría, la participación directa en las urnas y la emisión de informes técnicos.
Segunda, presencia en las urnas hasta su cierre, con los representantes de los partidos políticos en número suficiente para cubrir todos los detalles del proceso de votación, escrutinio de los votos, emisión del acta con las firmas correspondientes y su envío al CNE.
Tercera, alta tecnología protegida para evitar interferencias externas y duplicidad de datos, con envío seguro a plataforma externa de reserva de una entidad mundial de prestigio que avale los resultados y genere credibilidad mundial.
Cuarta, involucramiento de la ciudadanía, desde el proceso previo, veedurías ciudadanas durante los procesos en los partidos, en el CNE, en el recinto electoral y en el conteo oficial.
Quinta, representantes de partidos políticos registrados en el CNE, autorizados a participar en el conteo como testigos, para validar las actas a la firma y posteriormente en el CNE. Disponibilidad de teléfonos inteligentes para registrar las actas suscritas y enviadas.
Sexta, Las FFAA son responsables del orden, durante el ejercicio del derecho a votar y la seguridad del traslado al CNE.
Séptima, las FFAA no son una garantía para la democracia, NOSOTROS TODOS SOMOS LA MEJOR GARANTÍA DE UN PROCESO ELECTORAL JUSTO, TRANSPARENTE.
Es todo lo que puedo rescatar del proceso electoral del hermano país de Venezuela, en honor a la verdad. Si se quedaron algunas lecciones que podrían ser recomendaciones para nuestro nuevo proceso electoral en el 2025, pido disculpas pertinentes. Lo importante es que no nos roben el sueño de convivir democráticamente.