El eslogan en las espaldas de dos trabajadores, que cargaban en sus manos una lámina grande vidrio, en plena acera de la Av. Seis de diciembre y Naciones Unidas decía, “Cuidado con el vidrio”. Y claro llamaba la atención de todos.
Desde hace tres semanas que inició el toque de queda, he pasado todos los días, por los alrededores de la Embajada de México, para constatar la presencia de un pequeño destacamento de la Policía Nacional, vigilando que el Solitario George no pueda escapar. Es que con tanta trifulca de los malos haciendo horrores, podría aprovecharse la confusión para un escape del Solitario George. Gracias a la Policía Nacional por evitar, hasta hoy, que no se hagan humo los cristales del Donatelo Guayaco. Hay que estar muy atentos, muy ojo de chícharo.
Cuando aceptamos un cargo público de cualquier nivel, ser burócratas, estamos conscientes o deberíamos estar conscientes de que vamos a desempeñar una función por delegación de la sociedad.
La Real Academia Española define a la burocracia, en un sentido positivo, como “la organización regulada por normas que establecen un orden racional para distribuir y gestionar los asuntos que le son propios”. También la define, en sentido negativo, como “influencia excesiva de funcionarios en los asuntos públicos o administración ineficiente a causa del papeleo, la rigidez y las formalidades superfluas”.
La funcionalidad de un estado depende, entre otras cosas, de la efectividad de la normativa vigente y la severidad de ejecución y control. Si no existe severidad en la ejecución, pero si el control, se pueden detectar fallas en los procesos o en el sistema. Esto sería un estado eficiente.
Pero si, por el contrario, usamos la norma para favorecer a propios y amigos, entonces el control deberá detectar o llamar la atención, para evitar un atraco a los bienes del estado, mal uso de los recursos, imposición de funcionarios, nepotismo, exigencia de pagos, sobornos, etc. Si eso no pasa es porque no hay control o se hacen la vista gorda, pero ya parece rechoncha, no solo gorda.
Esta lógica de gestión del estado la hemos vivido por casi 17 años de forma sistemática y progresiva, como el narcoterrorismo, ni más ni menos. Muy pocos funcionarios públicos que han sido juzgados en presencia y en ausencia (algunos), están pagando sus desafueros, mientras el resto de la pandilla Ninja esta fuera del país, viviendo una vida llena de comodidades gracias al mayor atraco al estado (petróleo, minería, IESS, donaciones humanitarias, fondos públicos, edificaciones, carreteras, refinerías, aeropuertos).
¿Por qué el Solitario George se quedó? ¿Por qué esta purgando la pena de sus compañeritos de la banda Ninja? ¿Por qué lo abandonaron aquí? ¿Cuánto $$$$$ le esperan una vez que se escape?
Por favor Policía Nacional vigílenlo bien, escudriñen todos los autos, que no resulte como el Fito que todos creíamos que estaba preso, pero ¡no! ha estado de parranda, como dice la canción, pero fuera de la cárcel, fuera del país. Esperamos que tampoco se repita lo de la Angelita que voló a Venezuela, en un auto diplomático.
Si tuviera dotes de cineasta, ya habría producido una miniserie “El escape perfecto”. Existe tanto material y sal quiteña, que se podría montar una producción fuera de serie. Les aseguro que sería un éxito, con tantos capítulos, como escapes ha habido. Éstos les mantendrán en el sillón sin moverse ni reírse, a toda la sociedad. Con personajes increíbles, un elenco de extras inagotable, los mejores paisajes de la diversidad ecuatoriana, tomas directas de las cárceles inseguras, construcción de trochas y túneles en la selva, actividades marinas, con bultos incluido, como bucear o snorkelear, viajar en mini sumergibles, volar en parapente a Colombia, Perú o las islas Galápagos. En fin, un sinnúmero de aspectos que harían de la miniserie una candidata al premio nobel.
La miniserie “El escape perfecto” podría incluir entre sus capítulos algunos como: “El Egoísta en el ático”, “Una quijada tras las huellas de los Incas”, “IEES la senda de las espinosas”, “Un angelito voló a tierras llaneras”, “El Estratégico bailando la cueca”, “Daniel el Travieso en Panamá”, “El flaco (delgado) que se creía trilingüe”, “Marx: el alemán azogueño”, “Un patojo en el reino de los discapacitados”, “Quien se ha llevado mi parte dice Donatelo”, “La culpa es del Ricky” y como capítulo final “El Solitario George y su pena”. Como no es una telenovela sino una miniserie, no habrá final feliz.
En todo caso, esta miniserie nos mantendría con la desazón en cada capítulo, pero al final el solitario George no escapará y su pandilla Ninja llorará su desgracia, pero les tocará más. Nosotros tendríamos una renovada esperanza y aplaudiremos al productor por tan buen final de la miniserie.
Disney +, HBO Max, Netflix, Paramount + y Vix estarían en la lista para producir y transmitir en sus facilidades, pero eso sí, hay que tener ojo de chícharo y cuidar que no se escape el Solitario George pues la miniserie no se justificaría y perderíamos la esperanza.
En todo caso, podríamos entregar al estado los derechos de la miniserie y que de esta manera se retribuya parte de los atracos al estado. El Solitario George no podrá cobrar emolumentos de su actuación por estar asilado, juzgado y sentenciado; pero, si se escapa podrá reclamar a la pandilla Ninja su parte.