Daniel Noboa Azín es un político atípico, principalmente porque es un presidente de pocas palabras, es puntual y, al menos hasta ahora, no se aprovecha de la exposición que le brindan las tarimas públicas, de las que más bien parece no disfrutar. Algo inusual en la historia electoral de Ecuador.
Ese sello personal marcó la ceremonia de posesión de este 23 de noviembre. Y quedó aún más evidenciado frente al contraste que representa su vicepresidenta, Verónica Abad, quien no desaprovechó un instante de atención y derrochó sonrisas y saludos de inicio a fin, tanto fue prefirió almorzar en un mercado de la capital.
Sin embargo, Noboa también cumple con algunos mandatos tradicionales. Por ejemplo, entró a la Asamblea Nacional acompañado de su esposa y sus dos hijos y, en su discurso, agradeció a su familia por el apoyo y los sacrificios que han hecho.
En ese mismo discurso, de siete minutos y medio, el joven Primer Mandatario lanzó cuatro mensajes breves, pero contundentes:
Su primer objetivo será reducir la violencia e incrementar el empleo.
Los viejos esquemas políticos quedaron atrás, los revanchismos no tienen lugar.
El cambio pedido en las urnas requiere de la Asamblea, que debe ser “responsable” y tramitar las reformas económicas urgentes que enviará.
En política internacional extenderá una mano amiga, sin condiciones, pero les pedirá su apoyo en luchas conjuntas.
Así, en su breve intervención, ‘marcó la cancha’ con el Legislativo, donde mantiene un pacto inicial entre su bancada, el correísmo y el socialcristianismo, que les sirvió para repartirse las autoridades y comisiones parlamentarias.
Es decir, Noboa espera que la Asamblea reciba con buen ánimo y apruebe sus reformas tributaria y energética. Y, aunque los pactos políticos suelen ser endebles, la presencia de las figuras correístas y socialcristianas en la ceremonia (incluso más allá de los legisladores) sería una buena señal.
Sin contar con el hecho de que el titular de la Asamblea, Henry Kronfle, enfatizó en su discurso la importancia de respetar la palabra, haciendo alusión a la traición del pacto legislativo con la que arrancó su gestión Guillermo Lasso.
Además, al finalizar el evento, Kronfle levantó victorioso el brazo de Noboa para celebrar el inicio de su gobierno o la salida de Lasso, a quien su mala relación con el Legislativo le costó el cargo, aunque no hayan logrado destituirlo.
Y, aunque esa presencia del expresidente Lasso resultó incómoda para muchos, todos los presentes, a excepción de los legisladores de la Revolución Ciudadana, respetaron el protocolo de un cambio de gobierno democrático y ordenado.
El gabinete ministerial
Después del almuerzo protocolar en Carondelet, el presidente Daniel Noboa firmó sus primeros decretos ejecutivos y zanjó algunas dudas sobre la conformación de su gabinete ministerial. Confirmó 21 nombres, excepto dos principales: los de Interior y Finanzas.
El primer ministerio, pese a la promesa de enfrentar la crisis de violencia en el país, quedó encargado a manos de la flamante ministra de Gobierno, Mónica Palencia. En esa primera ceremonia en Carondelet, el Mandatario tampoco firmó el anunciado estado de excepción.
Además, la sorpresa la causó la designación de última hora de Giancarlo Loffredo Rendón, como Ministro de Defensa. Un guayaquileño de 51 años, experto en seguridad privada y artes marciales, sin trayectoria en las áreas de seguridad nacional y Fuerzas Armadas.
Mientras que el segundo ministerio clave, economía, quedó ‘en el aire’, pese a que Noboa debe enfrentar con urgencia los problemas económicos heredados, como pagar salarios públicos y la deuda externa en diciembre.
De todas formas, Noboa ya había advertido en su discurso de posesión que “nunca” ha habido un gabinete tan joven, diverso y con tantas mujeres, así como aclaró que la juventud no significa ingenuidad, sino fortaleza.
Con información de Primicias