Conceptualmente un debate presidencial o debate político, es una herramienta comunicacional utilizada para que la audiencia conozca la ideología, los planes de gobierno o líneas de acción de los candidatos en su lucha por lograr el puesto, para un periodo presidencial dado. De forma general, esta actividad política, genera oportunidad, en igualdad de condiciones, para relacionarse con el electorado. Existe uno o varios moderadores (hombres y/o mujeres) para tratar de garantizar la igualdad de oportunidades, el respeto mutuo y la entrega de información clara. Así mismo, es utilizado para fomentar el voto y reducir el ausentismo o la indefinición.
Hasta aquí, lo que dice la teoría, en la práctica el debate presidencial, segunda vuelta 2023 en Ecuador, adoleció de efectividad. Primero, la persona que alcance el sillón presidencial sólo dispondrá de 17 meses de administración. Es decir, no hay tiempo para concretar planes, programas o proyectos. Segundo, incluir preguntas muy generales no cumple con el objetivo de orientar. Tercero, con esas preguntas que respuestas podíamos esperar, generales. Cuarta, la persona que modera debe velar por la efectividad de las respuestas o exigir que haya respuesta a las preguntas y no evitarlas. Obviamente falló mucho la moderación en este sentido.
Más que un debate, me pareció un SHOW, El SHOW DEL CNE. A Luisa la prepararon bien, la obligaron a aprender a hablar políticamente, para el show. Fue entrenada para ello. Su desempeño en esta segunda vuelta fue muy diferente al de la primera. No sé si ahora o en unos días, al volver a hacer las mismas preguntas, pueda responder como lo hizo. Esto dice mucho de lo influenciable de su personalidad y del poco sustento para defender propuestas. Por otro lado, Daniel, no dijo nada nuevo, su postura fue la misma, aunque pareció demasiado tranquilo esta vez.
La audiencia televisiva, tomando en consideración la población votante, es joven. El 45% de los votantes son jóvenes. Así como los votantes indecisos. Para ellos se debió orientar el formato de las preguntas. Se podría haber incluido una pregunta clave, la impracticabilidad de la decisión sobre el ITT-Yasuní y cómo implementar la decisión democrática. Pero no, fueron muy generales.
El debate resultó muy plano, superficial, aburrido para mi gusto personal. No sé si cumplió con el objetivo de informar a la sociedad para que tome una decisión electoral.
Particularmente, la información entregada es muy buena para entender y luego comprender las opciones políticas disponibles, que de paso son diferentes entre jubilados, profesionales, estudiantes, trabajadores industriales, agricultores, desempleados, comerciantes, empresarios, emprendedores, vulnerables y enfermos. Sin embargo, creo que todos, buscamos seguridad, estabilidad, acceso a servicios, empleo, salud, movilidad y paz. Por tanto, el análisis del debate se centrará en cual candidato se acerca a ésta posibilidad.
Primero, las estrategias utilizadas por los candidatos fueron diferentes, con objetivos diferentes. No había que ser un brujo para saber los temas del debate. Por eso fueron bien preparados para evitar los ataques mediáticos en cámaras o posteriormente. En términos de imagen, Luisa subió de 1/10 a 6/10. Daniel de un 9/10 bajo a 8/10. Por tanto, quien debía mejorar sustancialmente era Luisa.
Daniel y su equipo diseñaron una estrategia que se orientó a evitar dar información que pueda ser utilizada en su contra y así ser atacado en el post debate. Fue cauto en sus respuestas. Buscaba repetir una y otra vez un mensaje para consolidar su visión, su plan de acción para resolver los problemas, su imagen. Respondió a las preguntas obvias de forma general con la misma precisión de la primera vuelta. Ya había explicado en el primer debate. Fue muy contundente en el tema seguridad. Sus ataques al correismo y Luisa fueron suspicaces e indirectos para evitar confrontación y además ser estigmatizado de discriminador o sectarista.
Los estrategas detrás de Luisa, creo que lograron su propósito, mejorar la imagen. No importaba lo que decía sino cómo lo decía, imagen. Su mensaje fue preparado como un guión y dirigido a mujeres y a Manabí. Su lenguaje corporal fue mejorado. Buena actriz. En varias ocasiones, a vista y paciencia de la moderación, evitó dar respuestas directas sobre temas específicos como: desdolarización, uso de las reservas internacionales, IESS, narcotráfico y corrupción.
Segundo, para mejor la comprensión se puede dividir el debate en dos áreas: técnica y política, para lo cual usaremos las respuestas a ocho preguntas, dos de cada uno de los ejes: Económico, Seguridad, Social y Político.
El mensaje de Luisa, vago, impreciso, superficial, evasivo. Mucho más político populista que técnico. Debía ganar a los votantes con sus mensajes correistas, tales como: dádivas sociales mediante el uso de los recursos del estado, uso de las reservas internacionales para financiar las propuestas señaladas (crédito a bajas tasas, vivienda, empleo público, inversión pública, educación primaria, educación universitaria, policía), soberanía nacional (exigencias a compañías internacionales en el sector minero). Es decir, un mensaje super populista, que se desprende de sus respuestas. Claro que su propósito es ganar el debate. Por ello, el análisis de sus propuestas a través de sus respuestas, indica que no se acercó a la idea de estabilidad, paz y oportunidades.
Contrariamente, Daniel fue mucho más técnico, claro, con propuestas de gestión para el déficit fiscal, el fenómeno de El Niño, ayuda de EEUU para seguridad, fortalecimiento de las FFAA, plan de largo alcance para salud y educación, pago de deuda del IESS, mejorar su liquidez y mayor efectividad en los servicios de salud. La guinda de su presentación fue, a mi criterio, la consulta popular en 100 días, para las reformas requeridas. Parecería que su principal objetivo no era ganar el debate, ya lo hizo en la primera vuelta, sino más bien controlar la información, evitar caer en la trampa del correismo y analizar la información entregada por Luisa para las siguientes dos semanas antes de la elección. El análisis de sus propuestas, a través de sus respuestas, se acerca bastante a la estabilidad económica, la paz social y las oportunidades.
Tercero, no importa quién ganó el debate, lo que mencione al inicio, sino quién creó condiciones favorables para el post debate y promover el cambio y la decisión de los votantes a su favor. Los números no fueron importantes, el posicionamiento en la mente del votante era el propósito. Las personas que más reflexionan podrán sentirse defraudados por el debate. Pero recordemos que era un SHOW DEL CNE diseñado. Luisa mejoró su imagen, pero adolece de propuestas técnicas en los cuatro ejes.
Cuarto, Daniel con su postura en el debate y su visión estratégica del estado, debería capitalizar para sí la información proporcionada por Correa y el foro de Puebla. No solo por lo que dijo (Correa), sino porque por su manía de estar en los medios, avaló pública y mundialmente la tesis de la desdolarización. Para Ecuador este es un tema importante que puede inclinar la balanza del voto. Pregúntele a un comerciante formal o informal si quiere cambiar de moneda, dejar el dólar y pasar a sucres. Me atrevería a decir que nadie quiere cambiarse a sucres. Los de Puebla no cayeron en cuenta del favor que le podrían haber hecho a Daniel. Si Daniel y su equipo pueden capitalizar la información del debate podrían convencer a los indecisos a su favor.
Como siempre nos quedan debiendo a pesar de lo inapropiado del debate para un año y medio de gobierno. El CNE lo quería y lo hizo.