Caso contrario, en tiempos de muerte cruzada y nuevo gobierno que se viene al cortísimo plazo, su desatención volverá a calentar las calles afectando, así, a una paz que, en los últimos tiempos, ya ha sido duramente averiada por una inseguridad ciudadana que va en aumento peligroso. De ahí, para no caer en ese error y poniéndonos los lentes de la positividad y la esperanza continua:
¡Es la hora! de dejar a un lado el cumplimiento único y parcializado de ofrecimientos a determinados grupos del poder económico y político que, desde una visión del comesolito, solo quieren que se gobierne para ellos y no para los más de 18 millones de ecuatorianos que tienen una canasta grande de necesidades insatisfechas olvidadas.
¡Es la hora! de pensar en todos los seres humanos que habitamos el lindo Ecuador y de todas esas necesidades sociales que, por años, se han quedado en la cola de espera y, para colmo, se potenciaron con los tres años duros de pandemia covid-19.
¡Es la hora! de más educación de calidad, en donde se disminuyan, principalmente, las brechas entre la educación pública y privada y, así, dar oportunidades sin exclusión a todas los niños y jóvenes ávidos de un futuro mejor.
¡Es la hora! de mejor salud, en donde los hospitales públicos estén bien abastecidos de medicinas, equipados al máximo y con el personal médico y de apoyo técnico y administrativo dispuesto a servir, sobre todo, a aquellos segmentos de la población que no tienen recursos para ir a una atención privada.
¡Es la hora! de más y mejor seguridad física y digital, ya que la delincuencia interactúa, como estrategia de crecimiento, en esos espacios; dentro de los cuales debe estar presente, como prevención, la inteligencia de seguridad de origen estatal.
¡Es la hora! de crear más empleo digno, en un país que tiene de todo y que, por su diversidad y potencialidad productiva puede, con inteligencia y creatividad, convertirse en un referente regional para la atracción de la inversión y, con ello, impulsar el crecimiento de la producción y el trabajo digno.
¡Es la hora! de fortalecer, de a de veras, la institucionalidad nacional -como un requisito clave, capaz de darle continuidad al Ecuador cuando se enfrenta a crisis de origen nacional o internacional-.
¡Es la hora! del diálogo sincero, en donde, dejando a un lado los egos y ambiciones personales y /o de grupo, el Ecuador, como un todo, se coloque por sobre todas las cosas, ya que, cuando se crean canales de comunicación de doble vía entre múltiples actores, todo se puede.
¡Es la hora! de tener una visión de largo plazo de país, pero una visión que sea de Estado; es decir una que, independientemente del gobierno de turno, sea el faro que se mantenga y no se cambie cada cuatro años.
¡Es la hora! de ese país inclusivo que, sobre los principios de la solidaridad, justicia, equidad y generosidad, se convierta en un territorio en donde, tomando las palabras de Amartya Sen, se desarrollen capacidades y, al mismo tiempo, se creen oportunidades de todo tipo y, con ello, el ser humano logre fortalecer su libertad que lleve a días mejores.
¡Es la hora! de una nación flexible y adaptativa a un cambio tecnológico que avanza a una velocidad imparable, para ello es clave mejorar la conectividad nacional, pues, la que actualmente se dispone es una que soportaba las necesidades antes de la explosión digital pandémica. Ahí, la renovación de concesiones a los proveedores internacionales es fundamental al momento de exigir la mejora de la cobertura y calidad del servicio que ofrecen y es la base de la buena digitalización de las relaciones y transacciones que se dan entre personas y organizaciones de todo tipo.
¡Es la hora! de ese Ecuador, en donde la transformación productiva con equidad social y cuidado de la naturaleza sea la que nos mueva a todos los ecuatorianos y ecuatorianos. Es posible, está en nuestras manos, siempre y cuando el “pronombre nosotros” se sobreponga y elimine al egoísta “pronombre yo”, ya que ¡Un ECUADOR MEJOR sí es POSIBLE! porque la mayoría de su gente es “BUENA GENTE” y está puesta la tricolor -con gran compromiso y pasión- en los diferentes ámbitos en los que actúa.