Entrevista a Mqaritza Castillo Carrión.
Departamento de Química Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
Al actuar sobre los hábitos de alimentación a temprana edad se busca disminuir problemas de salud más graves que se asocian con la mala alimentación, como la diabetes e hipertensión, las cuales se convierten en una carga para el Estado al tener que invertir gran cantidad de recursos en el tratamiento de la población de manera gratuita
Maritza Janneth Castillo Carrión, profesora del Departamento de Química, de la UTPL, desarrolla un proyecto de vinculación con el que trata de brindar apoyo a los escolares y sus familias en temas de alimentación saludable. “Esta iniciativa partió de datos preocupantes que revelan varios estudios sobre niveles altos de sobrepeso y obesidad en la población de todo el mundo y Ecuador no es la excepción pues el riesgo de sobrepeso en la población preescolar es del 21,6%; la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad es de 29,9% (19% y 10,9%, respectivamente) en niños de 5 a 11 años; aproximadamente uno de cada tres adolescentes presenta sobrepeso u obesidad; y el 62,8% de los adultos mayores de 19 años padece sobrepeso y obesidad, lo que evidencia la gravedad de la situación que está atravesando el país”, señala.
¿Quiénes son más vulnerables?
Tanto niños como adolescentes son los grupos más vulnerables ante las influencias del entorno, deteriorando de este modo los patrones alimentarios saludables. El tipo de alimentación que recibe una persona en sus primeros años de vida determina en gran medida su calidad de vida en la adultez, por lo que la adopción de un estilo de vida saludable es indispensable para prevenir los problemas relacionados con la malnutrición.
¿Qué aporta la UTPL con este proyecto?
El proyecto busca contribuir al Objetivo de Desarrollo Sostenible número dos de la Organización de Naciones Unidas: poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible. Al actuar sobre los hábitos de alimentación a temprana edad se busca disminuir problemas de salud más graves que se asocian con la mala alimentación, como son la diabetes y la hipertensión, las cuales se convierten en una carga para el Estado al tener que invertir gran cantidad de recursos en el tratamiento de la población de manera gratuita.
¿Y su objetivo, en concreto, cuál es?
El objetivo que nos hemos fijado es promover en la comunidad educativa del nivel básico elemental de Loja (Ecuador) hábitos de alimentación saludable como mecanismo para consolidar una cultura responsable de nutrición a nivel familiar y social. Desarrollamos intervenciones integradas y participativas a nivel, escolar, familiar y comunitario para evaluar el estilo de vida y los hábitos alimentarios de las personas, lo que constituye una herramienta poderosa para mejorar la calidad nutricional de la población.
¿Para conseguirlo, con quién han trabajado su proyecto de vinculación?
Con docentes y estudiantes de las titulaciones de Alimentos y Medicina y también con estudiantes de la Maestría de Alimentos trabajamos en ocho escuelas que están a cargo del Municipio de Loja y con dos fiscomisionales, dando cobertura a 1.300 niños entre cinco y 12 años.
Son pioneros. No hay iniciativas similares en Loja…
Existen varios estudios sobre este tema a nivel país, los cuales se enfocan puntualmente en alguna población específica. En nuestro caso, en la provincia de Loja no se ha realizado estos estudios, por lo cual surgió la necesidad de hacerlo.
Pero el tema es preocupación constante de la UTPL, que ha desarrollado diversas iniciativas académicas, de investigación y de vinculación…
Sí, en la universidad se ha trabajo en varias iniciativas alineadas a este tema, como charlas impartidas sobre alimentación saludable en varias escuelas de la ciudad, y también se han insertado asignaturas para educar en este tema a los jóvenes universitarios. Una de estas es el curso en línea, masivo y abierto MOOC– Educación para una alimentación saludable. En el año 2015, investigadores y estudiantes de la UTPL realizaron un estudio sobre la calidad de los alimentos procesados que se expendían en la ciudad de Loja, en función de nutrientes críticos como sal, azúcar y grasa, identificando un elevado aporte de estos nutrientes a la dieta y evidenciando las escasas opciones de productos procesados saludables disponibles en el mercado, así como el escaso consumo de alimentos saludables. Asimismo, se han realizado varios trabajos de titulación enfocados al desarrollo de alimentos saludables con la incorporación de materias primas tradicionales o ancestrales.
¿Cómo están realizando su proyecto?
El trabajo se realizó de octubre de 2018 a agosto de 2020 en tres fases. Primero, se evaluó talla y peso de los niños para calcular su índice de masa corporal (IMC) y determinar presencia de sobrepeso, obesidad o desnutrición. Posteriormente se aplicó una encuesta a padres de familia y niños para conocer la calidad y hábitos de alimentación. Y, finalmente, se realizaron actividades de capacitación sobre alimentación saludable utilizando materiales didácticos diseñados para los niños y sus familias.
¿Qué resultados han obtenido hasta el momento?
Los resultados obtenidos hasta ahora han demostrado que mediante las intervenciones integradas y participativas a nivel escolar, familiar y comunitario se logra fortalecer una participación activa del núcleo familiar, generándose una corresponsabilidad por el bienestar de sus miembros. Asimismo, se evidenció un alto grado de compromiso e interés en los estudiantes universitarios por aportar a la mejora de la calidad de vida de los niños y de la comunidad en general.
Socialmente, ¿qué aplicación y trascendencia tiene?
No existe información publicada que muestre cuáles son los hábitos alimenticios de los niños y jóvenes en nuestra ciudad y provincia. Muchas de las aseveraciones se basan sobre información experiencial. Conocer cómo se alimentan los niños en edad escolar permite prever las tendencias futuras. La información que se ha generado en el proyecto podría servir de base para la toma de decisiones por parte de las autoridades. Para la colectividad en general es sumamente importante conocer la realidad local con ejemplos propios, lo cual genera mayor conciencia y con ello se puede multiplicar los esfuerzos que se realizan con el fin de mejorar sus hábitos y por ende su calidad de vida. No tenemos resultados de aplicación directa en la industria con este proyecto, pero alguna empresa podría usar esta información para enfocar el desarrollo de sus productos hacia alimentos procesados más saludables para contribuir a mejorar la calidad de vida de los niños y sus familias.
Esta entrevista forma parte de la Revista Perspectivas de Investigación, edición #59. Si quieres acceder a la revista completa clic aquí.