La Inteligencia Artificial (IA) desde el punto de vista general se refiere al modo de estimular las capacidades de inteligencia del cerebro humano; es decir, lo que somos capaces de hacer es simulado por un robot, como interactuar y aprender.
En la educación, su objetivo principal es impulsar un apoyo pedagógico inteligente al docente, ser un auxiliar como el chatbot, que se encuentra en diversos sitios web.
Este chatbot aprende a partir de las respuestas que uno emite, de la misma forma puede ser un auxiliar pedagógico que interactúa con el estudiante para responder o resolver sus necesidades de aprendizaje. Este auxiliar pedagógico debe ser diseñado con un enfoque de aprendizaje invertido, al que se pueda retroalimentar y esté en la capacidad de solventar las inquietudes de los participantes en las clases.
Este es solo un ejemplo de los beneficios de la Inteligencia Artificial dentro de la gestión educativa. La IA permite estimular un aprendizaje personalizado y colaborativo, al ser un auxiliar interactúa con uno o varios estudiantes, que van a favorecerse de esta interacción y lograr comprensiones a partir de sus necesidades de aprendizaje. Además, va a facilitar la docencia, porque el tiempo que los profesores invierten en impartir una clase, en esta era digital, es más escaso; es decir, va desapareciendo el revisar tareas repetitivas a cambio de una calificación, que toman muchísimo tiempo. Con la Inteligencia Artificial se obtiene una respuesta inmediata.
Ese ayudante pedagógico debe estar alimentado con el diseño de una planificación de clase para que resuelva las dudas y preguntas de los estudiantes, sin querer decir que se les va a dar una respuesta, más bien se les plantean nuevas preguntas que les permitan lograr el nuevo aprendizaje. Este tiempo que el docente dejará de ser el actor principal en el aula de clase, le servirá para desarrollar otras habilidades en los estudiantes como la comunicación, el trabajo colaborativo, la creatividad, entre otros. Y alimentará a su robot o a sus softwares que le sirven como apoyo, con información que le permitirá al estudiante involucrarse en el proceso de aprendizaje.
Otros recursos que ofrece la IA como estrategia de aprendizaje es el uso de videos, imágenes fotografías y otros, como ejemplo real de lo que ya se aplica en las aulas de clase.
A ello se suman las tutorías virtuales; sin embargo, algo que no se ha considerado es que la Inteligencia Artificial ofrece un sinnúmero de posibilidades para mejorar el desempeño académico de los estudiantes, pero es fundamental que el docente esté capacitado, lamentablemente, en ese sentido, a nivel de país, estamos prácticamente en cero.
Son muy pocas las instituciones educativas que trabajan con IA y muy pocos los docentes que comprenden cómo funciona. En mi experiencia como docente de docentes y formadora de formadores, he evidenciado que el maestro no quiere salir de su zona de confort para actualizar sus conocimientos y disminuir la brecha digital, en este aspecto se hace necesario librar una dura batalla para que el pedagogo común, que forma a niños y adolescentes tenga la intención de formarse. Solo es un grupo minoritario el que se capacita y desarrolla competencias digitales; todavía no se comprende por qué es importante incorporar la Inteligencia Artificial como apoyo al aprendizaje, pues se desconoce cómo educar al robot y se teme perder el empleo.
La idea no es cargar el robot con aprendizajes que ya se han dicho; al contrario, es importante colocar preguntas bien planteadas, para que sea el estudiante quién desarrolle el pensamiento crítico y la creatividad. Quizá como docentes no se comprende la diferencia entre crear un banco de preguntas, en el cual el estudiante elige una respuesta múltiple y crear preguntas acertadas esenciales, que detonen en un debate e investigación.
En este aspecto, el Estado tiene mucho que ver en la organización de instrucciones continuas. Al momento, se ejecuta un sistema de capacitación para los maestros del área pública, pero son temas desactualizados de 2010 o 2012 y la tecnología avanza a pasos agigantados. Es imposible pensar que lo visto en esos años, sirva en la actualidad, porque fue reemplazado hace muchísimo tiempo. Es más, no podemos decir que lo utilizado en cuestión de tecnología educativa en 2019 sirva en el 2022, porque el 2020 y el 2021 cerró de forma importante la brecha digital y el pedagogo aprendió a la fuerza o por descubrimiento herramientas y estrategias para trabajar en la Red, pero no es suficiente, porque el docente ha asumido que incorporar la tecnología en el aula consiste en incorporar en sus planificaciones la mayor cantidad de herramientas digitales de la Web 2.0 que conoce.
Y la Inteligencia Artificial demanda un aprendizaje más esforzado, porque el docente debe comprender qué significa, cómo lo va ayudar y no pensar en que le va a quitar el puesto. Se cree erróneamente que si esa herramienta va a realizar lo mismo que el docente ¿entonces cuál es su papel? La IA se va a utilizar cuando el maestro lo considere conveniente porque la tecnología per se, en su amplio campo, no debe estar inmersa en todo el escenario de la clase.
La tecnología es un apoyo de aprendizaje como parte de los recursos para trabajar en el aula, así como los marcadores o los dados para una actividad lúdica.
En esta sociedad digital, lo más importante para un ser humano en proceso de aprendizaje, que saldrá a un campo laboral tan competente es desarrollar habilidades blandas como la comunicación, la empatía, el trabajo colaborativo, la creatividad, el pensamiento crítico, el razonamiento lógico y detrás de eso va este bagaje de conocimiento que debe ser actualizado día a día.
La Inteligencia Artificial ayuda a desarrollar estas competencias, pero si el docente desconoce cómo utilizarla, por muchas herramientas que le ofrezca el Gobierno, no la utilizará adecuadamente. Es necesario actualizar la capacitación para docentes de la era digital e impulsar su autoformación.
Entre los beneficios de utilizar la Inteligencia Artificial en el aula está el que los estudiantes se reconocen como seres humanos capaces de producir, porque no tienen a esa persona física que les ayuda, solo a ese robot con el cual adoptan un rol de protagonismo. Los alumnos se ponen en alerta y se convierten en creadores y buscadores. Se apropian de su propio aprendizaje y desarrollan su autonomía, no será el estudiante pasivo que espera que el profesor lo ayude. La IA despertará su curiosidad y los incentivará a que sean esos buscadores de información.