Chistosos, satíricos, políticos… así son los memes ¿Qué hay detrás?, ¿por qué algunos tienen tanto valor y son virales?
Un meme es un chiste, un cacho, una broma… pero en versión gráfica con un grado de significación que puede ir trascendiendo de acuerdo a su contexto.
Fue popularizado en los grupos de chats de jóvenes quienes trataban, fundamentalmente, temas culturales y de cómics habituales de su consumo. Eran grupos de fans que ponían en un contexto divertido escenas o viñetas de las obras que consumían y se fue generalizando desde lo particular, desde lo netamente privado a través del Internet por la masificación de la globalización hasta configurarse como un chiste más general.
La gente toma ese chiste y lo adecúa a su realidad, a su interés, pero sin perder su origen inicial como discurso. Es decir se va adaptando y transformando para cada uno de los usuarios de manera gráfica.
Según Richard Dawkins, el meme, que en inglés suena como ‘gene’ o ‘gen’ es una unidad de transmisión cultural que pasa de un cerebro a otro mediante el habla, la escritura, el gesto, el comportamiento y en general cualquier otro fenómeno susceptible de ser imitado. Según su concepto un meme es una idea capaz de durar a través del tiempo y las generaciones, gracias a su poder de incorporarse en nuevas formas culturales.
Esa idea fue recogida por diversas comunidades. Ahora se usa el término meme para designar casi cualquier objeto de fácil circulación en Internet. (Memes y Lols como narrativas mediáticas).
Ahora el meme es de uso generalizado incluso los niños, si bien no pueden generar uno, lo reproducen de manera gestual, en cualquier conversación.
El meme es una forma de comunicación, un inicio de narrativa digital porque vincula el texto con una imagen universal. Por ejemplo, las dos chicas que le reclaman al gato, los perros, los gatos, las cabras… en principio todos utilizaban imágenes de animales, después hubo la presencia de figuras humanas, como la niña que hace muecas y se convierten en un indicio narrativo.
Todo meme tiene su carga de humor, para que sea considerado así, necesariamente, tiene que ser humorístico y debe causar esa ruptura de la narrativa tradicional al generar la risa, con un refuerzo fundamental que es la imagen. Así se logra la narrativa del texto y la narrativa de la imagen, que genera la risa, se puede hacer tanto meme, como temática existe.
Esta imagen universal e icónica debe vincularse con el texto sobre el que se va a hacer la broma, para que de esa manera trascienda de un grupo. Si se hace un meme en el que se coloca una imagen familiar, como la cara de una madre y se la acompaña con un texto no va a trascender del grupo que la identifica, pero si se busca universalizarlo, se utiliza una imagen conocida con el texto de lo que dice esa mamá, de ese modo se tiene una apropiación léxica y de contexto. Es decir, se adaptan narrativas a nuestros contextos, siempre y cuando se utilice una imagen que sea comprendida por la mayoría de personas, de lo contrario el meme no pega.
Un claro ejemplo de ello es el meme de Bernie Sanders. Su actitud indiferente durante la posesión del presidente Joe Biden lo convirtió en un meme viral, pero en realidad es un político estadounidense de larga trayectoria.
Internet encontró tan graciosa la imagen, de un señor canoso sentado de brazos cruzados, abrigo, guantes y mascarilla quirúrgica que en 24 horas el nombre de Sanders se convirtió en tendencia mundial y lo han insertado en el sillón de Juego de tronos, en la mesa de Mean Girls, junto a las chicas de Sexo en la ciudad, en el restaurante de Pulp Fiction y hasta en el cuadro de La Última Cena de Leonardo da Vinci.
Ese meme fue desarrollado por una universidad y lo que hizo fue posicionar más la imagen de Sanders en ciertos espacios. La finalidad del meme no es económica. Si se genera algún tipo de monetización no es por el contenido, sino por la plataforma que ayuda a generar ese meme.
La comunicación constantemente está pasando a lo gráfico y audiovisual, por la inmediatez al igual que los gifs y los stickers. Pero depende de la plataforma que se utiliza, en la telefonía móvil funciona bien esta forma de comunicación.
El meme no calza, necesariamente, en todas, por ejemplo para la comunicación política funciona muy bien o en Twitter, no así el emoji, que llama mucho la atención en Facebook. Incluso en las reuniones por zoom hay reacciones con los emojis, para no interrumpir y demostrar un momento emotivo, una felicitación, tristeza… hay que evaluar en qué momento se utilizan los memes.
Algunos investigadores señalan que el meme es casi una sanción moral dentro de la comunicación digital, porque si nos envían uno es una forma de sentencia. Una caricatura tiene un género completamente distinto, en el caso del meme mucha gente se adscribe a él y lo asume como una verdad, entonces viene la sanción moral y ética, que podría generar ese grupo. Todo depende del uso que se le dé.
Esta es una forma de comunicación muy interesante que motiva muchas conversaciones y reflexiones en torno a su desarrollo. Incluso los niños aprenden muchas cosas vía memes, algo que se debe tomar en cuenta, porque al ser una forma de comunicación también es una forma de aprendizaje.
Hay muchos profesores que lo están utilizando y solicitan a sus estudiantes resumir una teoría con dos frases y una imagen, para constatar qué entendieron. Muchos profesores de la Universidad Andina lo están haciendo, pedir que se generen memes para explicar las clases.