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Una ECONOMÍA tapa huecos

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Esa es la estrategia que, desde hace varios años -en medio de los apuros por cubrir los desequilibrios fiscales-, ha implementado el Ecuador de forma permanente. Algunos, también, la llaman “estrategia de la sobrevivencia del tarjetazo” -vivir del crédito que se obtiene para las urgencias activando una tarjeta de crédito y, claro, sin sanear los problemas que originaron esos saldos rojos-. Otros la denominan “estrategia de la gimnasia financiera”, en donde, se va a un acreedor a pagar, luego, se va a otro para que preste dinero y, con ese dinero prestado, pago al anterior y, así, sucesivamente se entra en un círculo que, si no se atacan las causas de raíz del sobreendeudamiento, será interminable su salida. A esa forma de consecución de recursos, también, se ha tendido, como ahora con la reciente Ley de Desarrollo Económico y Sostenibilidad Fiscal, a la búsqueda de más ingresos con más impuestos -algunos temporales denominados extraordinarios-.

Por supuesto que esto funciona en el corto plazo para salir del apuro financiero; por ejemplo, ahora, el gobierno -al final del año- debe cubrir un doble sueldo como parte de la décima tercera remuneración, más las presiones provenientes, por un lado, de las ofertas de campaña que hizo y, por otro, los compromisos vinculados al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en medio de una crisis socioeconómica potenciada por la pandemia.

Pero, claro, esa alternativa apurada de financiamiento, en el mediano y largo plazo, va perdiendo eficacia ya que, como la situación se va acumulando y complicando, al gobernante de turno no le queda más que aguantar bajo la estrategia de “patear el problema hacia adelante” y, así, dejar la responsabilidad para que, ojalá, los gobiernos futuros tomen decisiones estructurales y definitivas.

Este último escenario -de acuerdo a la historia económica del Ecuador de los últimos años- será difícil que se dé ya que, el Presidente que llega a Carondelet, al final de cuentas, por el apuro acumulado y complejo, tiende a aplicar nuevamente la estrategia de la “economía tapa huecos”; en donde las urgencias coyunturales sobrepasan a los correctivos estructurales que, bajo un enfoque de responsabilidad estratégica, deberían ser impulsados de forma inmediata y, de esa manera, evitar que el paciente se siga empeorando.

Si se nombró a los correctivos estructurales -como alternativa al endeudamiento continuo y/o a la aplicación de impuestos temporales extraordinarios- surge la pregunta: ¿Cuáles son estos?, teniendo entre los doce más importantes -que han sido repetido decenas de veces y poco han sido tocados- a los siguientes:

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