El Ejecutivo suma fuerzas para impedir una paralización, pero la parte política del país no lo entiende, no lo quiere. Lo que desean las organizaciones indígenas, el ala correísta y también el Partido Social Cristiano es provocar el caos. Las pretensiones podrían traer serias consecuencias para un país con una política económica convaleciente con miras a una reactivación económica.
El tema ya genera incertidumbre, porque no se sabe que sucederá en los próximos días. Más aún cuando el Ecuador espera los cinco días del feriado, lo que para la oposición puede ser una ganancia, para otros como el sector turístico, agrícola y comercial puede significar grandes pérdidas.
El panorama
Los sectores productivos la tienen bien clara, para un país que ha tenido convulsiones desde el 2019 aunado a una pandemia una paralización no sería nada saludable. La reactivación económica en la que tanto ha trabajado el presidente Guillermo Lasso se perdería. Hoy no existe una paralización total, pero con las pretensiones que existen se perjudica la imagen del país.
Al Ecuador le ha costado cambiar un modelo y ser aceptado a nivel internacional democráticamente. Por ello, se debe considerar que por cuestiones políticas o partidistas o de interés personal no es el momento de poner al país en hipoteca. Los sectores productivos y un pueblo luchan por hacer las cosas bien y eso hay que entenderlo.
Es preocupante el silencio de la Asamblea Nacional, hablar de paralización es reconocer que habrá pérdidas económicas y puede ser peor a nivel internacional, ya que incide en el riesgo país y no por culpa del actual gobierno, sino de una oposición cerrada, que no quiere diálogo.
Por su parte, el presidente Lasso sí ha abierto un espacio de negociación, pero, lamentablemente, es la oposición la que comienza a condicionar. Al principio pedían que se congelarán los precios de los combustibles y se lo hizo. Ahora hacen nuevos pedidos y finalmente, está abierta una investigación contra el mandatario por su aparición en los denominados ‘Pandora Papers’, cuya filtración también investigan la Contraloría y Fiscalía. Es evidente que no quieren hablar, realmente, lo que se busca es desestabilizar al país.
El gobierno está tratando de asentir, pero también tiene en su poder las leyes para hacer respetar la Constitución y evitar que se interrumpa o prohíba el funcionamiento de las actividades. Estas nuevas movilizaciones afectan al riesgo país.
Cuando el presidente Lasso ganó las elecciones presidenciales, solo el riesgo país se ubicó en 700 puntos, pero en el transcurso de los meses se han suscitado ciertos tipos de conflictos que provoco subir a 827 puntos. El proceso de vacunación, que ha sido calificado de exitoso ha servido de paraguas para el mandatario, pero podría venirse abajo con el entrampamiento en la Asamblea Nacional a los proyectos que envíe el Ejecutivo. Todo esto es preocupante.
O el presidente Lasso toma una decisión con la muerte cruzada porque no hay diálogo o el país entra en una depresión económica. El último ‘as’ bajo la manga del gobierno es conversar con los líderes de oposición Rafael Correa, Leonidas Iza o Jaime Nebot, si quieren nombres. La verdad existe una oposición que está orquestando el caos.