En Ecuador existen aproximadamente 249 mil productores de leche, la mayoría, el 80%, son pequeños y el 20% se reparten entre medianos y grandes; y en total producen al día 6,15 millones de litros de leche, según cifras del 2020 de la Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria.
La pandemia de la Covid-19 mostró no solo la realidad del sector salud, sino que puso en evidencia la grave situación por la que atraviesan los productores lecheros en el país, sobre todo los pequeños productores quienes ya venían arrastrando problemas de control de calidad, baja y pobre tecnificación y un precio por debajo del mínimo necesario para subsistir y que los ha llevado a comercializar de manera informal su producto, dicha informalidad siempre ha sido un grave problema para la cadena productiva de la leche. Don Vicente Miranda Meza, productor informal de la parroquia Taura, asegura que durante la pandemia su producto pudo ser comercializado debido a la dificultad de ciertos consumidores de salir en busca del producto, panaderías y productores de queso, fueron sus principales compradores “debía salir en mi moto, cargando los baldes llenos de leche, llegar a Guayaquil a pesar del peligro del contagio, debía hacerlo porque era eso o perder la leche y quedarme sin comer”.
El 57% de la leche que se comercializa en el mercado actualmente, se lo hace informalmente, esta informalidad hace que el consumidor tenga acceso a productos en los que no se garantiza su inocuidad, ya que no son sometidos a ningún tipo de control y ciertos subproductos como el queso o el yogur (que son los productos de mayor demanda), no cumplan con los parámetros de calidad pero que el consumidor adquiere debido a sus bajos costos en comparación a los que se encuentran en los supermercados del país. Es decir el productor informal no tiene las herramientas necesarias para acceder a estos mercados y competir con las grandes marcas.
Este problema radica en que estos productos distorsionan el mercado, ya que son más económicos que la leche o quesos procesados por las industrias. Según Francisco Chiriboga, presidente de la Asociación Holstein del Ecuador, la lucha contra la informalidad en la venta de leche es fundamental para garantizar la seguridad del consumidor. Se está buscando que estos pequeños productores informales se asocien entre sí, para lograr tener un producto procesado y legal. Esta alternativa no se ha dado por los altos costos de equipos, los cuales no pueden ser comprados por un solo ganadero (Diario la Hora, 2019).
A todo esto se suma la actual tendencia en el consumo de nuevos productos, si visitamos los supermercados del país, podemos observar los estantes llenos de productos nuevos que según su etiquetado “favorecen a la salud de los consumidores”. La ingesta de leche a nivel mundial ha caído debido a la llegada al mercado de la “leche vegetal” (es importante mencionar, que estos productos no deben denominarse leche debido a que la norma INEN para leche la define como producto de la secreción mamaria normal de animales bovinos lecheros sanos obtenidos mediante uno o dos ordeños diarios…), al no ser productos derivados de la leche pero que ofrecen los mismos beneficios que los productos lácteos y que pueden ser ingeridas por personas intolerantes a la lactosa, el problema radica en la campaña mediática negativa que se da al consumo de leche, para intentar elevar el consumo de estos otros productos, generando un descenso en la ingesta.
Se han llevado a cabo mesas técnicas para tratar de dar soluciones a estos problemas; sin embargo, la problemática continúa llevando a los productores a migrar del campo a la ciudad a buscar otras alternativas de subsistencia o a vender la leche para poder “sacar algo de lo que se invirtió”.
La solución no está solo en mejorar el precio de la leche, sino en trabajar en políticas que aseguren su calidad desde el inicio de la cadena productiva, mejorando las capacidades de los productores y dando acompañamiento a los procesos, control del uso del suero, disminuir la importación de leche, leche en polvo y de productos lácteos, pero todo esto solo servirá si los productores informales logran ser competitivos ¿y cómo lograr esta competitividad? Todo radica en la capacitación (capacitación en BPM, asociatividad, gestión) y en la inversión en tecnificación. Hablamos de ordeñadores portátiles, mesas de acero inoxidable, cuchillos, guantes, cofias, a veces empezar por pequeños cambios hoy generan grandes cambios en el futuro. Si comenzamos a mejorar la capacidad de los productores informales de entregar al cliente leche de calidad, le damos la capacidad de poder entrar a un mercado competitivo y a su vez exigir por su producto un precio justo.
Bibliografía
INEN. (2012). LECHE CRUDA REQUISITOS [Norma Técnica]. Quito-Ecuador: Instituto Ecuatoriano de Normalización. Recuperado de Instituto Ecuatoriano de Normalización website: https://www.normalizacion.gob.ec/buzon/normas/9-5.pdf
INEC. (2020). Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua. Quito – Ecuador: Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censo website: https://www.ecuadorencifras.gob.ec/documentos/webinec/Estadisticas_ag opecuarias/espac/espac-2020/Presentacion%20ESPAC%202020.pdf