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La tecnofatiga, una secuela del retorno a las clases virtuales

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Tiempo de lectura: 3 minutos

La tecnología es un siervo útil, pero un amo peligroso.

“Christian Lous Lange”

La tecnofatiga no es un término nuevo, pero en los niños y en los adolescentes se impulsó a raíz de la pandemia con la educación virtual. Anteriormente se hablaba del tecnoestrés en los adultos, pero ahora este término se ha viralizado con las clases en línea por el número de horas en la pantalla que se extendido de 4 a 5 horas al día, sin contar las clases extracurriculares que suelen ser para los chicos muy extenuantes.

Los padres deben estar atentos de algunos síntomas que presentan los nativos digitales al momento de presentar tecnofatiga, y uno de los principales es la provocación de sentimientos negativos como cansancio mental por el continuo uso de las pantallas, seguido de actitudes por la ineficacia con el uso de la tecnología, sueño no reparador, problemas con la memoria, el enfoque y la concentración, mareos, dolores de cabeza, sequedad e irritación en los ojos, posturas forzadas, dolor de cuello y hombros, restricciones en su estilo de vida, rapidez de respuesta y por tanto en la toma de decisiones.

Para que niños y adolescentes eviten la tecnofatiga dentro del proceso de aprendizaje en su entorno virtual se recomienda lo siguiente:

  1. Pausas activas: realice espacios para cambiar de rutinas con el fin de que el niño o adolescente tenga un tiempo el “tiempo de enfriamiento” de la pantalla y de transición de aprendizaje; cambie por actividades divertidas y que motive sus descansos.
  2. Movimientos físicos: si es posible que en su hogar pueda estructurar un espacio para una actividad que pueda realizarse con movimiento corporal sería ideal, además compartir con otras personas, por ejemplo: el patio de la casa con la bicicleta sería oportuno para un momento de socialización en la hora del reces.
  3. Juegos de mesa familiares: además de compartir en familia sería un tiempo de sana diversión y de compartir cómo nos fue en todo el día, además de conocer sus sentimientos y tratar algún tema en específico.
  4. Prevalezca los hábitos saludables: lleve una dieta equilibrada, comidas constantes, una buena noche de sueño y ejercicio regulares para su hijo y así ayudarlo a limitar la fatiga general.
  5. Trate de compartir la tecnología en el hogar: como juegos digitales o gamificación que puedan ser compartidos por todos los miembros de la familia, para que vuelva a sentir la seguridad con el uso la tecnología.

Recuerde, que un proceso de prevención a tiempo por parte de los padres de familia, cuidadores o el círculo cercano de los jóvenes y niños; podría evitar algunos problemas de aprendizaje, trastornos de conducta, emocionales, físicos y sociales. Además, la aparición de otros tipos de tecnoestrés o tecnoadicciones que podrían ser complejos dentro del abordaje en la adultez.

Si necesita ayuda con uno de sus hijos; acuda al psicólogo de confianza o recuerde comunicarse con el DECE de la institución educativa, hable con el coordinador para ver si es necesario realizar modificaciones o adaptaciones curriculares. Además, infórmele al maestro de los signos de tecnofatiga en su hijo, es posible que pueda proporcionar trabajo fuera de línea para reemplazar parte del aprendizaje virtual. Recuerde la tecnofatiga en los niños o en los adolescentes por el uso constante de las pantallas sea por la educación virtual o extracurricular debe estar en constante supervisión de los padres y docentes.

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