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Antonio Aguirre: el hombre que (me) amó y despertó a muchos, uno por uno 

Tiempo de lectura: 5 minutos

 

La enunciación y su equívoco, corroen y desgastan… los enunciados fundamentales del sentido…. Más allá se encuentra el agujero del inconsciente, coincidente con la muerte… En esta frontera…, aparecen los juegos de palabras, seres singulares que se articulan con la ley sin seguirla del todo... Antonio Aguirre

 

Hace un mes fuimos despertados por la insólita partida de Antonio Aguirre Fuentes, psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, quien hizo de Guayaquil el enclave de su práctica. Fue catedrático y tutor de prácticas de generaciones de psicólogos clínicos desde los inicios de la carrera de la Universidad Católica de Guayaquil, mientras laboraba en el Hospital Psiquiátrico “Lorenzo Ponce” y en SOLCA. 

Antonio Aguirre encarnó el lugar de un psicoanalista ciudadano comprometido con la libertad de palabra. Siempre cercano a Venezuela y más aún cuando lo peor arrasó ese gran mundo cultural; siendo que, Caracas había sido el lugar que recibió a Jacques Lacan en el año 80 y acogió, en momentos críticos, a muchos intelectuales y analistas argentinos. Antonio fue uno de los lacanoamericanos que asistió a ese Encuentro con Lacan.

Es innegable que Antonio Aguirre sostuvo una orientación ética-política en el psicoanálisis lacaniano de la región, lo cito: “Tenemos que defender la libertad de expresión amenazada por las canalladas colectivas. La palabra a la que apunta la experiencia analítica es única y éxtima en relación a toda identificación. No sirve para la guerra, pero quizás sí para el amor” (2013). También dio cuerpo y polémica prolífica a la iniciativa milleriana: Zero Abjection Democratic International Group. 

Así, quedamos invitados a retomar la lectura de su posición, en el marco de la reactualización de viejos, nuevos y prestados debates y combates (dejando en claro que no era Laclausiano): https://dialoguemos.ec/author/antonio-aguirre-fuentes/. Sobre el “tono” que anima sus textos, agrego cual nota al pie de página, una fórmula del pequeño placer de una artista que sabía que Antonio: “pronto iba, de forma elegante, a desordenarlo todo con una palabra serena…”. 

En https://www.youtube.com/watch?v=7vfF3hpzNOI podrán tomar nota de algunos testimonios de su presencia en la ciudad, en el país del psicoanálisis, en la cultura, en el consultorio y… en el amor. Fue organizado por la Nueva Escuela Lacaniana y tuvo lugar el viernes 14 de mayo; allí participaron las psicoanalistas Mónica Febres-Cordero (Ecuador), María Elena Lora (Bolivia), Lizbeth Ahumada (Colombia), Marita Hamman (Perú); el poeta y lingüista Mario Montalbetti; el Soc. Héctor Chiriboga, el Ing. Carlos Quezada M., el comunicador Pedro Intriago y Jessica Jara de Aguirre leyó al final su “Carta (de amor) a Antonio”[i]

Antonio gustaba del ajedrez y jugó partidas insólitas hasta el final, en distintos ámbitos. Nosotras apreciamos las condolencias recibidas y las muestras de afecto de colegas, amigos, intelectuales, analizantes, vecinos. Y, agradeciendo sus cartas que nos han cubierto en tanto que el agujero se abrió, ante esta terrible ausencia; queremos comunicarles que el 29 de junio a las 19h00 la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Católica, junto con la NEL, realizarán el Evento Recordatorio a Antonio Aguirre Fuentes “Psicoanálisis y Democracia”, donde participarán autoridades y personajes de la cultura.

Un despertar ronroneado, o bajo transferencia…

Una colega me dijo que Antonio se ha ido temprano y así noté que desde que ocurrió… me despierto temprano, ¿por qué? Les comparto que Antonio me despertaba, tiernamente, por las mañanas… Y hay que decirlo, Antonio despertaba a la Comunidad cuando había que hacerlo, pues hay una tendencia a quedarse dormido, a esperar a otro día para hacer o decir. Gana la prudencia y se pierde la ocasión. Antonio era instantáneo. Escuchamos la larga interlocución con Miller y escribió una carta a la Escuela: criticaba el oportunismo de algunos, él apostaba por el deseo (es lo único que cuenta, aseguró).

Lo que se ha despertado también es una inmensa transferencia de trabajo, la que está encausándose a la Escuela porque Antonio era un hombre de Escuela y como dice el comunicado de mi sede: “Antonio Aguirre… ha marcado la vida institucional de la Nel”. Antonio era un hombre de compromiso y comprometía. Eso se verifica en el paso del trabajo de transferencia a una inédita transferencia de trabajo. La enunciación de Antonio, su estilo, no sólo impactó sino que supo llegar. Al final, era otro. Y yo también.

Después de un mes, me sigo despertando temprano y soy una mujer que prosigue la digna tarea de editar su propia vida.

Agradezco sus líneas que testimonian lo que Antonio ha sido como psicoanalista, analista ciudadano, enseñante en posición analizante. Sus efectos, incalculables, quedan aún por notarizar. Los actos de Antonio no abonan al prestigio, al poder ni a las posesiones; sino más bien, fueron animados por una (po)ética borgeana, salpicada con Perry Mason.

Ahora que estamos despiertos, sabiendo que esto contraría los arrullos del sentido: el “Duérmete niño, duérmete ya…”; he recordado el texto sobre El Cuco que escribió Miller justo antes de su conferencia de Madrid, la que fue un acontecimiento y que escuchamos juntos en mayo del 2017: 

Mi deseo como Coco es bien distinto. Quiero, niño, que no tengas miedo. 

Que no tengas miedo de mí, ya que te quiero despertar, que tengas miedo de los que te quieren dormido, debilitado y sumiso.

¡A despertar! ¡A hablar!”. 

Del sheriff al analista, un saber apuntar mejor allí.

Para concluir, una referencia muy de Antonio Aguirre, en versión parodia “western americano”, sobre la posición del analista, al filo, al borde del agujero, ese que he citado en el epígrafe, el agujero del inconsciente que coincide con la muerte: 

“En… una 《tierra de nadie》, en el filo del territorio de la ley y estado, en vecindad con un mundo hobbesiano de luchas salvajes y rapiña, allí se posesiona la figura del sheriff. En su soledad conserva un código, una “mínima moralia”, que no coincide punto a punto con la ley pero que asume consecuentemente. El analista de nuestros días se halla en el agujero de esta época, o por lo menos en su borde, rodeado de huracanadas fuerzas en colisión: religiones, estados, economías, identitarismos renacidos con furia… puede proponerse sobrevivir. Sólo debe no equivocarse sobre el lugar que elegirá para buscar refugio…”. (Seminario del 2012). 

Nos queda pendiente, consecuentemente, producir elaboraciones que den cuenta de la lógica y del factor ético actual del Seminario inigualable de Antonio Aguirre, el que aún resuena en quienes fuimos su sostén en sus distintos momentos. Para esto, vamos a necesitar seguir armándonos (y desarmándonos, de ser el caso) en una experiencia analítica a la altura de las circunstancias, contando con que sabremos apuntar mejor… 

En el uno por uno la elección vital es por el inconsciente, litoralizando el agujero mediante ronroneos gozosos de lalengua.

[i] https://nelguayaquil.org/2021/05/16/carta-de-amor-a-antonio/ 
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