Los candidatos tienen a su disposición una serie de canales de comunicación y aunque los medios tradicionales son fundamentales y claves para hacer campaña política, la tecnología les ha permitido ir más allá.
La inmediatez, la capacidad de viralizar el contenido y de llegar a una audiencia en menor tiempo, son los factores que destacan a las redes sociales y por los cuales cambió el manejo de las campañas políticas.
En esta campaña electoral atípica, por la emergencia sanitaria por la cual estamos atravesando, los candidatos utilizan plataformas como las de Tik-Tok para enviar su mensaje al electorado. En un inicio eran uno o dos candidatos quienes se viralizaron con sus videos, ahora vemos a la mayoría bailando o haciendo cualquier cosa, tratando de comunicarse con el electorado a través de estos canales. Se valen de todo.
Pero, el hecho de que estos videos tengan varias vistas o reproducciones no asegura que el contenido de Tik-Tok esté logrando el objetivo, que en esta coyuntura es ganar el voto. Tomando en cuenta que el grueso del electorado actualmente está entre la generación Z y los millennial, este último en edades entre los 25 y 30 años, que somos quienes vamos a decidir la elección, se ha dado este vuelco de los candidatos hacia estas plataformas. Sin embargo, sí es importante preguntarnos ¿qué están compartiendo en Tik-Tok? Un candidato presidencial en lugar de hacer bailes y chistes debería compartir sus propuestas.
No hay que olvidarse que estamos a las puertas de una elección presidencial y vamos a elegir a la persona que en teoría, va a guiar y a sacar al país de la crisis que estamos viviendo. Es importante recordarles a los candidatos que deben preocuparse por contarnos cuáles son sus propuestas y no tratando de hacer el desafío de moda en Tik-Tok.
No hay intención por parte de los candidatos de difundir sus propuestas, en su lugar están volcados a compartir cosas que, en una campaña presidencial y para los votantes no son relevantes. Lo que queremos ver y nos interesa son sus planes de gobierno, qué están planteando, qué van a ofrecer… para combatir los problemas, que al momento enfrentamos.
Esta elección es una de las más importantes en el país, porque no solo atravesamos la peor crisis global de la historia contemporánea; lo que se viene el 7 de febrero, si no se modifica el calendario electoral -por todos los problemas suscitados como la destitución de cuatro consejeros del CNE-, es que este proceso electoral se caracterizará por ser uno de los menos transparentes.
La gente no confía en estas instituciones y con toda razón. A menos de 7 días de las elecciones, las papeletas todavía no están impresas por completo. Esta desorganización desde las instituciones, que se supone son las llamadas a organizar el proceso electoral, demuestra que se toma muy a la ligera lo que está ocurriendo. Es muy grave lo que pasa con nuestra democracia e institucionalidad y, definitivamente, el gobierno que venga tendrá una labor difícil, no sólo por los problemas económicos y la crisis sanitaria; sino, lastimosamente, porque ante el ojo del ciudadano, las instituciones están sumamente debilitadas y la legitimidad por el piso, al igual que la credibilidad del gobierno y de los políticos, esenciales para que una democracia funcione.
El Consejo Nacional Electoral emitió el reglamento para la campaña electoral, que no será una tradicional por las condiciones sanitarias actuales, aunque muy pocos candidatos respetan las medidas de bioseguridad. Se realizan aglomeraciones con fines electorales que ponen en riesgo a los ciudadanos.
Pero hablar de control, por parte de un organismo que atraviesa una crisis interna como el CNE, pone en duda qué tanto lo pueden hacer. A las puertas de las próximas elecciones, no sabemos si realmente pueden ejercer sus funciones y organizarlas.
A ello se suma que el 50% del electorado todavía no sabe por quién votar. Cuál de todos los candidatos, que se ha presentado en este tipo de campaña, ofrece una solución real a la crisis. Abrigo la esperanza de que la gente se informe y analice las propuestas de los candidatos y no se deje llevar por promesas populistas y demagógicas, como el ofrecimiento de bonificaciones y cantidades exorbitantes de dinero, que nadie entiende de dónde lo van a sacar.
Por las actuales circunstancias estamos saturados de información, de noticias falsas y trolls, se publican memes tratando de desacreditar a otros candidatos, videos que se hacen virales sin saber si son reales reales o no. En medio de todo este mar de información, que viene inmerso en el mundo de las redes sociales, es más difícil para el ciudadano encontrar contenido que le guíe a tomar una decisión y entender, de qué se tratan las propuestas de los candidatos. Caemos nuevamente en el problema que genera la saturación de videos de Tik-Tok con bailes y chistes, en lugar de propuestas y esto no es lo que nos interesa.
El problema principal es la falta de una institucionalidad sólida que le permita al ciudadano confiar en el sistema, en las instituciones públicas, en las autoridades, en el gobierno y en los políticos. Si el ciudadano no confía en el sistema, si el ciudadano no confía en la democracia, se pierde el sentido de todo lo que estamos haciendo.