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La pandemia y la cultura, retos de una sociedad en crisis

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La pandemia ocasionada por el Covid-19 ha dado un giro a las prioridades de la humanidad, Dándole un énfasis a la salud y relegando otros aspectos como el social, cultural o incluso el educativo.

A pesar de que el arte y la cultura son temas que siempre están vigentes porque las personas tienen el interés de vincularse y desarrollarse culturalmente, su consumo ha dismuniudo, no es prioritario, pues entendemos que la importancia de alimentación, salud y educación, sumado a dificultades económicas ha relegado a este aspecto como suntuario por lo que las personas no pueden darse el lujo de comprar una obra de arte, una escultura o pintura, asistir a un museo e incluso hacer turismo debido a que no tienen la capacidad económica.

Lamentablemente, nuestro país el consumo de bienes culturales no es una prioridad, esto debido a que se lo ha concebido como un bien suntuario y costoso. Preferimos adquirir otra clase de bienes como tecnología, eventos sociales, diversión instantánea como discotecas o bares, etc.

El adquirir obras artísticas se ha convertido en un interesante medio de disminución de tributos en otros países como España, pues el poseer un objeto de esta categoría implica el mantener un patrimonio que es importante para el estado.

El Ecuador esta todavía muy lejos de tener investigaciones profundas sobre nuestro quehacer cultural, si bien en los últimos años se ha incrementado, todavía tenemos muchos aspectos que son relevantes para  vincular a nuestra sociedad hacia conocimiento cultural.

El mundo globalizado ha priorizado un interés por la comunicación, normalmente vinculada a una relación a travez de redes sociales, lo que por un lado nos ha unido, por otro nos aleja de crear espacios como el de la lectura que ha perdido fuerza por el constante uso de los aparatos electrónicos.

Otro de los motivos es la dificultad para adquirir libros; se debe tener una buena posición económica que permita destinar una cantidad de dinero considerable para adquirirlos, en nuestro adquirir nuevos libros no es una prioridad, lo que no ocurre en otros países de Latinoamérica como Argentina, Chile o México en la que el costo es menor y por ende el consumo de libros es mayoritario.

En estos países se editan libros y se comercializan a mayor escala porque la población sigue comprándolos.

Es necesario que el estado ecuatoriano destine un presupuesto importante para la educación y la cultura, porque es fundamental que los países tengan un pueblo culto y educado, que sea amante de sus propios valores para mantener una salud mental.

Consumir cultura es una necesidad sana para tener una distracción saludable y aprender. El confinamiento provocado por la pandemia del Covid-19 nos ha hecho valorar las cosas de una manera diferente, entre ellas el arte.

Creemos que en estos últimos meses, luego del confinamiento, se ha incrementado el consumo de algunos espacios que implican distracción sana y al aire libre, como conciertos u obras de teatro, siempre que estas les den seguridad en los ambientes abiertos, algo que no se ha podido cumplir en espacios más cerrados y concurridos como las discotecas o bares.

Algunos espacios tradicionalmente presenciales, como los museos del mundo, abrieron sus puertas digitalmente para permitir visitas virtuales, con esto las oportunidades de consumir cultura han sido mayores y brindan la oportunidad de acceder a actividades antes muy limitadas al entorno local. Ver obras de teatro desde la comodidad del hogar, asistir a un concierto o recorrer el Museo Hermitage, son algunos de los beneficios de este confinamiento. El sistema digital ha permitido que, aunque su ingreso sea gratuito, la capacidad de aprendizaje a nivel mundial ha crecido y en el futuro las personas podrán visitarlos físicamente, pues su interés se incrementó.

En el ámbito económico el sector cultural ha tenido fuertes perdidas y experimenta mayores dificultades para su crecimiento exponencial, pero esto no significa que haya perdido su capacidad de desarrollo, a pesar de la reducción de presupuesto debido a la crisis económica por la que atraviesa el país y el mundo.  Los artistas han tenido que disminuir el valor de su trabajo a la mitad.

Es necesario que el estado ecuatoriano destine un presupuesto importante para la educación y la cultura, porque es fundamental que los países tengan un pueblo culto y educado, que sea amante de sus propios valores para mantener una salud mental.

Para potenciar a cada país y ser entes generadores de educación se debe procurar que la población sea consumidora de conocimiento. No es suficiente tener una gran cantidad de universidades si en general la población apenas consumen la cuarta parte de la informacion.

Lo mismo sucede en la cultura, que no radica únicamente en lo tangible como el arte plástico, la música, la poesía, el teatro, el cine, sino saber que nosotros somos generadores de cultura en nuestra convivencia diaria. Por desgracia, las necesidades actuales están vinculadas a una buena salud, un empleo y educación básica, y ha disminuido su interés en el consumo de productos que enriquezcan su satisfacción intelectual y emocional.

En general, el sector cultural debe adaptarse a estas nuevas circunstancias y ser resiliente, tener la capacidad de adaptarse a los nuevos entornos, aunque puedan presentarse adversidades.

Para apalear las dificultades, se pueden generar espacios culturales, donde la sociedad se sienta motivada y apoye al desarrollo artístico, y los  artistas con un nuevo concepto de creación. Eso implica que todos debemos involucrarnos positivamente y con una visión más abierta, no podemos mantener nuestro concepto previo a 2020, pues la realidad es otra.

Si nos quedamos únicamente estancados al pasado y a cómo eran las cosas hace ocho meses atrás vamos a estar limitados por una economía que probablemente vaya resquebrajándose. Es fundamental que la sociedad y sobre todo sectores como el turístico, el cultural entre otros se adapten a las nuevas circunstancias. Una posibilidad interesante es aprovechar los canales de comunicación digital y crear obras para estos nuevos espacios, así como comercializar la obra tradicional mediante redes sociales o galerías virtuales.

 

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