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La nueva realidad exige estudiantes autónomos

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En los últimos meses la modalidad de educación en línea ha permitido desarrollar o fortalecer más aún las relaciones y vínculos dentro de la familia y, por lo tanto, los roles de los padres y de los hijos se han fortalecidos, mientras que en casos ha ocurrido lo contrario.

Con el retorno progresivo de los padres a sus actividades laborales, recibir la misma modalidad de clases, sin el acompañamiento del adulto, implica para el niño un nuevo momento de adaptación. Por ello, la decisión de los padres de incorporarse al trabajo deben hacerla gradual, organizada en la medida de lo posible. Las instituciones educativas deben estar en permanente comunicación con las familias de sus estudiantes, que de acuerdo con la edad del niño necesitan un acompañamiento en su aprendizaje en esta nueva modalidad a distancia de la educación, donde el padre de familia tiene un rol que no es del docente.

Los procesos de adaptación en el niño implican un desarrollo evolutivo en su madurez, fortalecimiento su autonomía y no solo las habilidades cognitivas, sino habilidades para la vida que le permitirán tomar decisiones y apropiarse del conocimiento desde su aplicación o práctica. Para ello, debe haber una graduación de los contenidos que se quieren impartir y de las realidades donde los niños están inmersos.

El sistema educativo actual en su marco legal establece como la principal modalidad de educación la presencial, que responde a un número de horas de acuerdo con el currículo nacional establecido. La nueva realidad de la educación lleva a las instituciones educativas a revisar los contenidos a impartir y las formas de enseñar, promoviendo estrategias de aprendizaje desde sus docentes para que las incorporen en sus clases, permitiendo el descubrir en los estudiantes, así como sus habilidades para desarrollar las destrezas y/o competencias con el aprendizaje recibido, despertando el deseo de saber y hacer como motor del aprendizaje autónomo. Dicho aprendizaje le permitirá al estudiante, continuar por si solo con la construcción de sus aprendizajes, tomando decisiones desde su autoconocimiento e intereses para profundizar y crear sus aprendizajes.

La institución educativa tiene que aprender desde esta nueva modalidad, y en ese aprendizaje incluir el contingente emocional tanto de sus estudiantes como de sus docentes, identificando situaciones de llamado en los entornos familiares, así como en los entornos virtuales de aprendizaje como una prioridad de esta nueva modalidad de educación.

Estamos frente a una nueva forma de aprender, dejando a un lado la presencia de un adulto que siempre le de las instrucciones por donde avanzar, quizás lo que más sienta falta son las interacciones en esos espacios donde con sus iguales exploraba, descubría y compartía sus aprendizajes, que le permitían evidenciar su autonomía fuera de su núcleo familiar.

Los padres o cuidadores en casa se encargan de la educación de los niños, ya sea en valores y normas propias de cada familia, como base de su incorporación en la sociedad; ahora se encuentran frente a un nuevo rol enseñar, que los hace sentir frustración ante una labor que no fueron preparados y jamás pensaron convertirse: en docente de sus hijos. Ante esta nueva función en la familia, se hace muy relevante la comunicación clara y transparente entre la institución educativa y la familia es primordial.

En el ciclo Costa, la finalización del primer quimestre, es una oportunidad para que las instituciones educativas replanteen esta modalidad a distancia. La oferta educativa, por esta necesidad de cuidadores o padres acompañando el aprendizaje de los niños, han decidido cambiar sus entregas de clases a los horarios de las tardes.

Estos cambios en la modalidad de educación deben fortalecer la autonomía de los estudiantes, donde las/los:

Los padres deben comenzar a practicar muchas virtudes como la tolerancia, respetar la individualidad de cada hijo, el saber escuchar, porque el día a día del teletrabajo y la inmediatez en la que vivimos, no nos permite escuchar con atención. Además, en los más pequeños prepararles ambientes de aprendizaje en los cuales los niños se sientan cómodos, no se trata de contar con un escritorio y una silla, sino un ambiente que, en el caso de los más pequeños hasta los 10 años, puedan apropiarse y tengan la combinación de lo lúdico con lo formal de un aprendizaje.

La educación del futuro busca que los estudiantes con sed de explorar, de descubrir, despierten la incertidumbre, para a través de la autonomía se apropien del conocimiento.

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