En estos días de junio, de solsticio de invierno, se celebra en el mundo andino el Inti Raymi o la Fiesta del Sol, en agradecimiento por la luz y el calor emanados del astro rey, por las cosechas y la vida. Es así mismo, el reconocimiento a la Paccha Mama o Madre Tierra.
Se trata de una fiesta kichwa que en la actualidad resalta la diversidad y la interculturalidad en los países de la región; en el altiplano boliviano se festeja el Willkakuti o Año Nuevo Aymara, que rememora el retorno del sol e inicio del verano y el nuevo ciclo agrícola. Es un ritual milenario común de pueblos prehispánicos andinos.
Desde el año 2008, la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, a través de la Cátedra Pueblos Indígenas de América Latina trabaja con éxito en el rescate de esta tradición, a tal punto que en los últimos años se dio inicio al Inti Raymi de las Universidades; funciona a modo de encargo itinerante para organizarlo, por ello, este año le corresponde hacerlo a la Escuela Politécnica Nacional.
Desfiles, danzas, limpias, música, pampa mesa tienen lugar en el sector del barrio La Floresta con sus calles tradicionales, coloridas y apretadas, así como en los recintos universitarios que bullen de sincretismo y aires étnicos.
Congrega la participación de miles de personas, decenas de organizaciones, comunidades y pueblos, es una muestra de riqueza cultural propia de este tipo de manifestaciones, tiene la fuerza del agua y el viento que recorren los pasadizos de nuestras ajadas y bellas montañas.
Este 2020, por la pandemia, el Inti Raymi tendrá que ser diferente, con el uso de las tecnologías y plataformas digitales; pero puede ser la ocasión de celebrar en casa, para fortalecer lo espiritual y agradecer al sol como a la tierra, pues somos de varias maneras sus beneficiarios pasajeros.
Es también tiempo para renovarnos, desintoxicarnos y cargarnos con la energía de la naturaleza y, por supuesto, para pensarnos cada vez más en serio, unidos en la diversidad. (O)
Texto original publicado en El Telégrafo