El impacto a nivel mundial ocasionado por la pandemia del coronavirus ha sido muy fuerte. Y nuestro país no se queda atrás considerando que cuando se generan este tipo de catástrofes o enfermedades, no estamos preparados para afrontarlas. Hay mucha incertidumbre por no saber qué hacer y hasta cierto punto impotencia frente a lo que estamos viviendo.
En el campo de la salud y como parte de nuestra vocación, quienes ejercemos la profesión de enfermería debemos estar presentes en el campo de batalla y nos ha tocado atender pacientes, que muchas veces están debatiéndose entre la vida y la muerte; y cuando eso ocurre el impacto es muy grande; sin embargo, tenemos que recuperarnos rápidamente, para asistir a este tipo de personas, que necesitan de nuestro apoyo, de nuestro contingente y nuestra atención directa.
Actuar en situaciones en las que no se cuenta con todo el equipo necesario, como ocurre en esta emergencia sanitaria, donde hacen falta ventiladores y otros implementos, ha sido un problema muy delicado, al que tenemos que enfrentarnos a diario. Hay muchas instituciones de salud en las que, efectivamente, no se cuentan con todas las herramientas ni los elementos de protección completos, para atender a los pacientes.
Sin embargo, siempre tratamos de estar vigilantes e incluso improvisar y reemplazar alguna medida de bioseguridad, porque debemos cuidarnos y atender a los demás, sabiendo que tenemos familia, madres, padres e hijos que nos esperan. Es bastante riesgoso para nosotros tener que enfrentarnos a esta situación.
La batalla para las enfermeras es dura. Somos unas guerreras y si realmente estamos convencidas de ser profesionales de vocación, no vamos a tener temor de enfrentar situaciones difíciles.
Afortunadamente, hay muchas instituciones que han hecho conciencia al realizar diversas adquisiciones, para proteger al personal de la salud, porque una parte de ellos se contagió por no utilizar, en un inicio, los equipos necesarios, algunos incluso fallecieron. Tenemos compañeros que han sido contagiados con el virus y se encuentran en cuarentena, pero hay preocupación e interés por realizar las pruebas al personal médico, para saber cómo estamos de salud y de esa forma, seguir trabajando y haciendo frente a esta crisis.
Cuando salimos a trabajar nuestras familias sienten muchas preocupación, pero seguimos enfrentando esta situación tomando muy en cuenta todas las medidas preventivas y cumpliendo varias directrices.
Esta emergencia sanitaria está muy lejos de que pase y seguirá latente. Quienes hacemos cuidado directo, trabajamos en las casas de salud e impartimos educación como es mi caso, porque soy coordinadora del Pabellón Quirúrgico del Hospital Luis Vernaza, tenemos que prepararnos mucho para dar este tipo de atención a los pacientes.
En el tema laboral se han realizado modificaciones a nuestros horarios para tener más días libres y desempeñarnos con mayor efectividad en las diversas actividades del área de la salud y no terminar exhaustos, porque somos humanos y podríamos cometer algún error.
Y eso inculcamos a quienes optan por la carrera de Enfermería en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG). Los estudiantes reciben una formación integral, en la que combina teoría y práctica tanto en la comunidad como en el área hospitalaria, con el propósito de que adquieran un conocimiento amplio y sepan a lo que se van a enfrentar.
En el equipo que forma a los diversos profesionales se encuentran doctores y enfermeras con amplia experiencia y vocación de servicio. Es un equipo multidisciplinario, que prepara al personal de enfermería dentro de los lineamientos de la UCSG, es decir en la convicción de la misión universitaria, enmarcada en ser profesionales socialmente responsables.
La batalla para las enfermeras es dura. Somos unas guerreras y si realmente estamos convencidas de ser profesionales de vocación, no vamos a tener temor de enfrentar situaciones difíciles. Tal vez incertidumbre, pero vamos a sacar la fortaleza para seguir adelante ante cualquier adversidad sanitaria que se pudiera presentar. Las enfermeras sirven a la humanidad y, mediante sus acciones, protegen la salud y el bienestar de las personas, las comunidades y las naciones. Con la llegada del Covid-19 se puso a prueba toda nuestra capacidad y fortaleza.