En momentos de crisis lo que más tiende a circular son rumores que si no son explicados, oficialmente y a tiempo, por parte de la máxima autoridad competente, simplemente las relaciones entre actores se desbordarán hacia cauces impredecibles que, sobre la incertidumbre activada, terminan confundiendo y, con ello, llevando a formas de actuación que, en circunstancias críticas, requieren de comportamientos ordenados, disciplinados y alineados a protocolos preestablecidos que garanticen resultados de acción social basados en el ejercicio de la corresponsabilidad ciudadana, en donde el regreso a las actividades productivas debe hacerse en orden y con el cuidado individual que se requiere para evitar el contagio que ponga en riesgo la estabilidad del sistema sanitario de la localidad y del país en general.
Siendo para ello necesario, precisamente, que se diseñe y se ponga en ejecución una estrategia de comunicación -con participación multiactores- que busque concienciar sobre buenas prácticas para el retorno seguro a las actividades que, cotidianamente, lleva a cabo una sociedad; en donde participen, de forma activa e integrada, el gobierno central, los gobiernos autónomos descentralizados (GAD), el sistema educativo formal -en todos sus niveles-, las propias organizaciones productores del bien y/o servicio; los organismos internacionales, los medios de comunicación y, por supuesto, la primera escuela que tiene todo ser humano, el “hogar”.
En este trabajo de varios actores, lo que sí se debe evitar es que se imponga la desarticulación; la cual, de acuerdo a la experiencia evidenciada en estos días de la cuarentana, lamentablemente, sí ha tendido a presentarse -en ciertos casos- entre el gobierno central y los GAD debido -parecería por la cercanía de las elecciones 2021- al interés de protagonismo político de los actores involucrados; de ahí, no ha sido raro que, como una especie de competencia, se promocionen mensajes comunicacionales sobre quién hace más pruebas de covid-19, quién inaugura más centros de atención médica, o quién entrega más kits alimentarios; cuando, para optimizar recursos y evitar duplicidad de esfuerzos, lo recomendable es trabajar articuladamente para, así, de forma sinérgica obtener mejores resultados orientados a un solo objetivo.
Y, claro, para complementar la efectividad de esa “estrategia comunicacional multiactores”- es necesario que sea enfocada tanto, al espacio tradicional -off line- como, al online basado en el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC); en este último es muy importante crear antídotos tecnológicos que ayuden a disminuir la proliferación de noticias falsas -fake news, por su traducción en inglés- que a lo único que contribuyen es a aumentar la incertidumbre que, generalmente, tiende a estar presente en cualquier tipo de crisis.
Otro punto a considerar -para que la estrategia de comunicación logre los resultados esperados- es que, la definición de una sola voz oficial, es clave para contraatacar a la incertidumbre que, como los expertos en sicología la reconocen, es ese estado emocional que menos gusta al ser humano, ya que, al no saber qué va a pasar en el futuro de cortísimo plazo -como ahora sucede con la tormenta en evolución llamada covid-19- aumentan sus niveles de tensión individual y de la relación social que, en muchos de los casos, lleva a tomar decisiones incorrectas que terminan complicando la situación de crisis que se está viviendo en términos de la economía familiar y/o empresarial y del estado situacional de las relaciones que están dentro de la propia familia. Este escenario de incertidumbre, lamentablemente -como se resaltó-, se termina potenciando con el ingrediente negativo producto de la circulación de noticias falsas a través de las redes sociales virtuales (RSV) que, si no son bien usadas, se vuelven -las RSV- en el otro enemigo que, sumado al enemigo invisible -covid-19-, hace que el efecto en la complejidad de los momentos de crisis tienda a ser gigante y contaminante para varios de los espacios del quehacer social diario.
Además de tener una voz oficial única -hacia donde se alinee la información emitida por los demás multiactores-, es importante que los mensajes a la comunidad sean establecidos de forma clara -que toda la población comprenda, por ejemplo, bajar de la terminología médica a la del ciudadano de a pie o de otras disciplinas-; de manera transparente -diciendo la verdad aunque duela y sin propósitos ocultos predefinidos-; y, sobre todo, con la debida anticipación -oportunidad en el tiempo- para que la población, de manera proactiva, vaya preparando el terreno -oportunidad en el espacio- de su forma de funcionamiento y convivencia futura; pues, si no hay esas señales comunicativas oportunas -típico de los momentos prolongados del silencio organizacional-, las personas y las organizaciones de todo tipo terminarán actuando de forma reactiva e improvisada que, al final, es uno de los enemigos principales del logro de los buenos resultados y el uso óptimo de los recursos disponibles. La práctica de este requisito comunicacional se vuelve más exigente, cuando de por medio está el cuidado de la salud de millones de personas que, para su buen comportamiento basado en los principios de la corresponsabilidad social, requieren de información clara, transparente y oportuna como medio para garantizar comportamientos disciplinados con altas dosis de paciencia y prudencia individual y colectiva.
En este punto que se está analizando, de acuerdo a la Dra. Ana Paulina Celi -Infectóloga y asesora actual del covid-19- será clave que, desde la voz oficial única y luego replicada de forma articulada por los multiactores, se enfatice en dos ámbitos informativos fundamentales para el retorno individual y social seguro y corresponsable; por un lado, se encuentra la información permanente y transparente sobre la evolución de la capacidad del sistema de salud para responder al avance de la enfermedad y, por otro, todo lo relacionado con los protocolos, regulaciones y normativas sobre el buen comportamiento social; eso sí, adaptadas a nuestra realidad que no es ni la de Asia, ni la de los países europeos nórdicos; es un realidad diversidad y, por lo tanto, con múltiples formas de comportamiento territorial. Para lograr este propósito comunicacional, es importante que, desde el gobierno central, se actúe de forma técnica y prudente al momento de usar las cadenas nacionales o los espacios dispuestos por la Secretaría General de Comunicación de la Presidencia; ya que, más que el número de esas cadenas y espacios informativos, es fundamental su calidad de contenido y oportunidad del momento en que se emiten con el fin de evitar el hastío de la gente y, así, desvanecer los esfuerzos comunicacionales realizados.
Otra recomendación de comunicación y de inmediata acción por parte de la población -dada por la misma Dra. Celi- es que las personas deben ser muy selectivas -ir más bien a las fuentes oficiales que se basan en estudios con soporte científico- al tomar decisiones de compra y de uso de productos que, ahora, circulan en grandes cantidades -mediante ofertas en redes sociales virtuales- ofreciendo bondades para la cura o prevención de contagio del covid-19 que, a la postre, casi todas estas son engaños publicitarios que, más bien, pueden terminar generando serios daños a la salud humana. Al unísono de la publicidad engañosa circulan -sobre lo cual se debe, también, estar atentos-, como parte de las “fake news” -según estudios, más del 70% de noticias que se mueven en el internet se estima son falsas-, una serie de recomendaciones sobre curas y tratamientos que, sin ser debidamente probados, también pueden atentar al estado de salud de las personas. Por esta razón, el usuario de redes sociales virtuales, también es parte de los procesos de comunicación participativos, ya que, con solo aplastar un dedo -dando un clic a un mensaje-, si no practica principios de actuación responsable, puede ser parte hasta de generar situaciones de pánico social producto de viralizar información sin un ejercicio permanente de verificación previa.
Otra recomendación de comunicación y de inmediata acción por parte de la población -dada por la misma Dra. Celi- es que las personas deben ser muy selectivas -ir más bien a las fuentes oficiales que se basan en estudios con soporte científico- al tomar decisiones de compra y de uso de productos que, ahora, circulan en grandes cantidades -mediante ofertas en redes sociales virtuales- ofreciendo bondades para la cura o prevención de contagio del covid-19
En definitiva, el cumplimiento de todos estos elementos de la estrategia comunicacional multiactores, contribuirá de forma significativa para que la ciudadanía vaya actuando corresponsablemente y, así, de a poco, ayudar a que las distintas localidades vayan saliendo del sistema de semaforización que, como buena medida, ayuda a establecer alertas del estado situacional que se tiene que vivir el momento que, con el cambio de cada color, se abren diferentes puertas que, con restricciones específicas, buscan evitar que la fatiga de la cuarentena se convierta en un factor que, por el sentimiento de falta de libertad acumulada, termine “llevando por el caño” todo el esfuerzo que, por más de dos meses, la población ecuatoriana ha venido realizando en pro de garantizar, por sobre todas la cosas, la vida de los seres humanos que integramos este nuestro querido Ecuador que, sobre la unidad y trabajo de todos, es totalmente capaz de levantarse y salir adelante en medio de desafíos sanitarios y socioeconómicos que al combinarse y pensando positivamente quizá sean espacios para encontrar oportunidades que, antes de la pandemia, no aparecían o estaban ocultas esperando que alguien las active.
Finalmente, ahora que hablamos de comunicación, no hay que perder la esperanza de que “VOLVEREMOS” a comunicarnos y a “JUNTARNOS” como siempre, “de a de veras”, utilizando una pantalla de separación “solo cuando sea necesario”, ya que, como bien lo resaltan sicólogos -como la Dra. Silvana de Andrade-: “el ser humano requiere de la interacción social en vivo y en directo”, siendo, por ello, necesario que se vaya abriendo, de forma prudente y segura, las puertas del confinamiento y, así, progresivamente -por grupos no vulnerables-, se vayan recuperando los espacios de interacción laboral y de todo tipo que se han quedado congelados por culpa del covid-19.