El aplazar el inicio de clases en el Ciclo Costa responde a la emergencia sanitaria ocasionada por el Covid-19, en la que indiscutiblemente se han aplicado todos los mecanismos para detener el contagio y, posteriormente, poder regresar a nuestras cotidianidades.
Al momento, los estudiantes se encuentran en una gran incertidumbre porque en el caso de la Costa, muchos colegios particulares que, inicialmente, se habían preparado y venían trabajando, no con educación virtual a distancia o en línea, sino con las plataformas como un acompañamiento o un recurso educativo, se les podía hacer un poco más fácil incluirlos en las clases virtuales, pero un gran sector que son las escuelas y los colegios fiscales no tienen claro este escenario y eso, indiscutiblemente, a los niños y jóvenes les genera un estado de ansiedad e incertidumbre. Además de irritabilidad e inestabilidad, porque aparte de encontrarse en los últimos días de vacaciones estas deben tener un fin, para que luego los niños estén contentos por regresar a la escuela. Sin embargo, ellos al igual que los chicos de los colegios y de las universidades están preocupados porque no saben cómo va a ser su retorno o ese regreso, que cambió del modo presencial al virtual.
Todas estas ansiedades hay que pensarlas mucho y quizá a ello se remite la Ministra de Educación, Monserrat Creamer, cuando expresa que se está preparando un gran contingente emocional. Eso es lo que debe prevalecer en este momento, porque tanto los niños como los jóvenes están llegando un tope de estar siempre en casa.
En los sectores periféricos vulnerables hay una gran angustia de los padres pensando en que no tienen una computadora o que a su sector no llega la conectividad, pese a que su gran deseo siempre y como medio de superación es que sus hijos vayan el colegio. Ahí se constituye todo un escenario en el que hay un problema que no sólo le afecta a los niños, sino a las familias y a las instituciones educativas que se preparan para el retorno y luego cambian la fecha y les dicen que todavía no hay una modalidad clara o se está tratando de reinventar una modalidad. Sin embargo, la medida es necesaria para de alguna manera tratar de parar el contagio.
En países como España e Italia en donde el ciclo escolar está por terminar, se discute sobre la aplicación del aprobado general apelando al sentido de desigualdad. El aprobado general del que se está hablando no es un aprobado fácil, no es que no terminé el año lectivo y pasé, esos países lo han pensado como una medida de emergencia en estos momentos, pero nos hemos dado cuenta que no podemos llegar a toda la población remota de nuestro país donde nunca se pensó cómo llegaba la educación. Entonces, lo que ellos han hecho está bien, terminaron el año lectivo y ningún niño está reprobado a excepción de aquellos que hayan tenido dificultades en su aprendizaje con calificaciones muy bajas y que la institución junto con el profesor lo analicen. También se está tomando las notas con las que contaban, pero están condicionando a que el niño que regrese en septiembre durante el primer trimestre tenga un equilibrio entre lo que los maestros identifiquen que necesitan haber terminado el ciclo anterior, para empatarse con los contenidos iniciales del siguiente año.
Más adelante los maestros van a identificar que hay niños que a lo mejor deben repetir el año porque sus bases y conocimientos no están realmente claros.
El aprobado general es una medida para subsanar esta parte de la reciprocidad y de que todo tiene que ser equitativo, pero cómo se va a proceder al regreso no es un borrón y cuenta nueva.
Durante todo este mes he realizado webinars con profesores de todo el país y uno me comentaba que trabaja en comunidad intercultural y tiene serios problemas de acceso hasta la población que le asignaron. Me preguntaba cómo trabajaba en ese caso. Les decía que debían ser un poco más creativos y desesperarse menos solo por lo cognitivo, porque se puede caer en lo repetitivo, sino buscar estrategias que ayuden a los estudiantes a desarrollar su parte emocional, de destrezas y habilidades blandas, en relación a su contexto y a lo que ellos tienen a su alrededor.
En los sectores periféricos vulnerables hay una gran angustia de los padres pensando en que no tienen una computadora o que a su sector no llega la conectividad, pese a que su gran deseo siempre y como medio de superación es que sus hijos vayan el colegio.
Indiscutiblemente, al revisar los portales de recursos educativos de la Costa ya dispone de los textos escolares, pero las actividades para docentes siguen en construcción. En la Sierra el caso es diferente y con una gran ventaja, porque los niños si tuvieron contacto con sus profesores al menos un semestre y medio y los maestros tienen una ligera idea de cómo son sus estudiantes, por ello han podido sobrellevar este tipo de aprendizaje. Pero no todos, en la Sierra y Amazonía se registran cerca de 1,9 millones de estudiantes, de los cuales 1,3 millones pertenecen a escuelas fiscales, según datos en el sitio web del MINEDUC. Esta estadística nos indica que cuando se requiere aplicar diversas medidas, hay que hacerlo pensando en que no pueden ser igual para todos, sino que primero se debe identificar los diferentes medios y la modalidad de cada núcleo familiar donde se encuentra el estudiante.
Esta emergencia nos está llevando a que como país, tengamos claro que no podemos hablar de algo uniforme que no es lo mismo que igualdad y equidad, porque si tenemos un currículum que tiene aprendizajes imprescindibles, básicos o alcanzables; deberíamos tener claro que tendría que haber uno que responda a las realidades, porque a un estudiante del sector rural no le va a encajar todo lo que tiene el currículum para un estudiante del sector urbano. Esto es algo positivo de esta situación, que nos lleva a pensar que el currículum no tiene que ser uniforme, los aprendizajes pueden ser una línea base, pero no podemos meter a todos en el mismo esquema.
En las actuales circunstancias el riesgo de la deserción escolar está ligado a la situación económica de los padres porque, debido a la crisis económica la mayoría no tienen cómo sustentar la educación privada, sin necesidad de que sea la más cara, pero tampoco los colegios fiscales tienen la capacidad de albergar a todos los estudiantes que posiblemente saldrán de los privados. Si ya por ende, en la sierra, el porcentaje entre los estudiantes que asisten a las escuelas fiscales y a las privadas es una brecha significativa.
Los profesores y los padres de familia en este momento no debemos estar tan angustiados por querer llevar lo que llamamos presencial a una realidad que hoy no es igual. Debemos saber priorizar cuáles son los contenidos y aprendizajes que les permitirán a las generaciones de estudiantes aprender, porque van a necesitar muchas herramientas y habilidades, para pensar en cómo será esta nueva realidad a la cual nos vamos a tener que, quizás nosotros más que ellos, adaptar. Ellos quizá van a tener la posibilidad de reinventarlas y de recrearlas.
EEn las actuales circunstancias el riesgo de la deserción escolar está ligado a la situación económica de los padres porque, debido a la crisis económica la mayoría no tienen cómo sustentar la educación privada, sin necesidad de que sea la más cara.
Hay que analizar que nuestro país no tiene una inclusión digital acorde a la necesidad del momento. Incluidos digitalmente no sólo significa tener acceso a un celular, a las redes sociales o un correo, inclusión digital implica manejar las herramientas digitales y utilizarlas para un fin apropiado.
Si partimos de eso como una realidad y de que somos un país que no estamos totalmente conectados, porque hay sectores de la ciudad que no tienen o no llega la conexión y si lo hace tiene precios imposibles de pagar. No podemos, en este momento, decir que las herramientas digitales son únicas y que todos los profesores las van a poder manejar; primero, por el tema de la comunidad, segundo, por la inclusión digital para un fin educativo y tercero, porque hemos estado acostumbrados por años, por no decir toda la existencia de nuestro país, a que le educación sea presencial y no estamos totalmente claros, en que hay otras alternativas.
Es importante tener en cuenta y no desesperarse. Las cosas van a ir construyéndose y lo más importante es que podamos ser entre todos, constructores de este nuevo modelo educativo o esta nueva realidad de aprender.