Esta tan claro como el agua, es una fuerza (el teletrabajo) que ha demostrado, aunque falta todavía, que puede constituirse en la semilla de las nuevas relaciones del ser humano, por su forma y su impacto y no es reciente.
Son más de 20 años del Programa de Maestría en Descentralización y Desarrollo Local desarrollado por la GTZ y la UDLA. Un programa pionero semi presencial, pero muy innovador en forma y contenido. Un soñador nos convenció de ser parte de esa iniciativa y la acepté, así como a UDLA y otros docentes. Éramos la segunda universidad con educación a distancia (UTPL primero), pero la primera con un programa de maestría. Un programa extraordinario, duro 4 años, la limitada visión institucional y la falta de apoyo terminaron con la continuidad y su posible ampliación a otros programas. Rescato este pedazo de historia pues en ese entonces ya pensábamos en la era digital. Cuatro años más tarde, como Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas en la UDLA, desarrollamos un taller de prospectiva para comprender los escenarios futuros a los que debía enfrentar la educación superior y la institución. Oh sorpresa, la educación a distancia y las posibilidades de trabajo a distancia con nuevas carreras universitarias y especialidades salió a la palestra. Ya son 16 años de esa información, es decir ya se hablaba del teletrabajo.
Los profesionales dedicados a la motivación personal, empresarial y organizacional usan la misma frase “en toda crisis hay una oportunidad”, solamente hay que tener la intuición, habilidad, olfato para descubrirla (la oportunidad) y es así como aparecen los gurús del emprendimiento estableciendo que no hay que derrotarse ante la crisis o pérdidas sino más bien hay que levantarse y seguir, en otras palabras ser resilientes.
Ecuador país hermoso, biodiverso, rico en ecosistemas, único (en América Latina) en localización geográfica y sus implicancias ambientales, adolece de la enfermedad holandés (mucho ingresos y poca planificación del gasto) de cuando en cuando, obviamente cuando hay exceso de recursos y tenemos la suerte de que en esos momentos los administradores no son honestos. Por ello no sentamos las raíces, ni consolidamos las bases del desarrollo sostenible. No podemos ver los escenarios futuros y peor las oportunidades en la crisis.
Surge enseguida la pregunta ¿Por qué es necesario el desarrollo sostenible? En un intento de respuesta diré que, es la forma más eficiente de crecer equitativamente haciendo el mejor uso de los recursos disponibles para todos los ciudadanos pues se mejora el acceso a las oportunidades económicas que se aperturen, ampliando el tejido social a todos sin distinción. Esas oportunidades las crea el sistema productivo y el Estado. El productivo mediante el reconocimiento cualitativo y cuantitativo de las habilidades y conocimiento del que disponen las personas para el desempeño de una actividad específica. Pero es el Estado el que, mediante un adecuado sistema educativo, provee la formación básica y necesaria para acelerar la acumulación del conocimiento y el desarrollo de habilidades. Esta acumulación hace posible construir eficientemente el desarrollo económico y social. He aquí el ¿por qué? Ecuador no ha logrado sentar las bases del desarrollo sostenible, no logra ver a largo plazo.
El conocimiento en constante mejora, cambia, se reinventa, se reestructura y mejora y vuelve a cambiar. Cada día que pasa los profesionales deben saber más de otras áreas afines a la suya. Un médico cirujano no puede solo saber de medicina, ahora es necesario que conozca con un cierto grado de suficiencia, robótica, nanotecnología, estadística y demás ¿Por qué? Porque caso contrario podría ser desplazado por un robot o una máquina con inteligencia artificial. Ésta (la máquina) puede hacer casi sin error las tareas repetitivas o rutinarias y hasta lagunas difíciles. Siri, Alexa, tablets en restaurantes, aplicaciones jurídicas, entre otras.
Las habilidades a saber: creatividad, originalidad, inteligencia social y emocional, socialización, como las más importantes hacen la diferencia y por ello no pueden ser desplazadas o reemplazadas por máquinas.
El conocimiento en constante mejora, cambia, se reinventa, se reestructura y mejora y vuelve a cambiar. Cada día que pasa los profesionales deben saber más de otras áreas afines a la suya
En este contexto, estamos inmersos en una pandemia de alto riesgo, con severas restricciones de movilidad que a la carrera y con tropiezos han obligado a implementar el teletrabajo. Es decir a quedarnos en casa pero trabajando, los que pueden hacerlo. El teletrabajo tiene sus ventajas y desventajas. Tratemos de comprenderlas. Las positivas incluyen principalmente una reducción significativa del estrés, generado por los desplazamientos, mala alimentación, inseguridad, mal trato, contaminación, disponibilidad de tiempo para producir más, no hay necesidad de traslados, mayor sensación de seguridad, dedicación a uno mismo y a la familia, por mayor permanencia en casa. Hasta el ambiente y sus niveles de contaminación mejoraría considerablemente pues la demanda de transporte sería mucho menor, ergo menos carros circulando y menos contaminación. Hasta se podrían optar por medios alternativos de transporte como la bicicleta y el caminar pues la distancia serán menores. Las actividades de esparcimiento y diversión deberán reinventarse y ofertar mejores opciones. Parece bueno ¿no es cierto?
Pero no todos lo pueden hacer (el teletrabajo) y esta es la más grande desventaja que al mismo tiempo tiene serias incidencias en el bienestar económico y social. Las personas con menos recursos, conocimientos, habilidades sufrirán la pérdida de sus empleos y hasta del autoempleo por la baja de la demanda. Los negocios al filo de vereda o bulevares verán reducidas sus ventas y por supuesto sus ingresos.
El estado (GOB central y GADs) son los llamados a crear a constituir los programas y proyectos para reinventar y reinventarse a quienes están en desventaja y emprender en actividades no antes vistas que no sean fácilmente reemplazables.
Al mismo tiempo, los programas de actualización de capacidades y habilidades productivas son muy necesarios para los trabajadores con empleos sensibles. Un ejemplo pueden ser los gasfiteros o plomeros. Creo que es una actividad poco reemplazable pero un certificado de actualización profesional/técnica mejoraría sus conocimientos y el uso de nuevas técnicas constructivas, nuevos materiales, nuevos procesos. Otro puede ser los vendedores de alimentos en mercados públicos, con mejores conocimientos sobre conservación, empaque, embalaje, transporte y ventas, superarían las limitaciones existentes y romperían la inercia y el estado de confort. El ser más productivos, con mejores conocimientos y habilidades ayudaría mucho a olvidarse del Estado benefactor que entrega subsidios generalizados de manera inapropiada y por ello quienes se benefician desean mantener esa política tan ineficiente. Rompamos de na vez esa inercia y actuemos, ya basta!!!!
Aprendamos a ver las oportunidades detrás de la crisis. Esta pandemia nos está enseñando mucho de lo bueno y de lo malo. Concentrémonos en lo bueno y emprendamos actividades para cambiar y trabajar productivamente, a reconocer el trabajo adecuadamente, a ser honestos en todo lo que emprendamos, a dar la mano a quien lo necesite y compartir, a ser creativos e identificar nuevas actividades que generen empleo.
Luego nos enfocamos en lo malo, lo que no nos deja ser mejores y comprometernos en acumular conocimiento y habilidades. Es tarea del gobierno crear condiciones para su desarrollo, no es fácil es una tarea compleja cuyos frutos se verán años más tarde cuando los nietos de esta generación sean empleados y no desempleados tecnológicos, como lo dice Andrés Oppenheimer.
Se podría empezar masificando el uso de los celulares o tablets para los estudiantes y los hogares que no tienen acceso a computadoras y conexiones de internet. El celular o la Tablet hacen posible llegar a todos los rincones del país con poca inversión de infraestructura. Cada aparato tendría conexión digital y acceso a las redes de información y así sabría el Gobierno quienes son y donde están todos los ciudadanos que requieren programas de educación, actualización y entrenamiento profesional para mejorar sus habilidades y su conocimiento. No es difícil verdad.
¿Cuántas familias son? Según los datos del INEC a septiembre de 2019 habían 4.4 millones de ecuatorianos inactivos y desempleados. A un promedio de 4 personas por familia, son 1.1 millones de familias. Si el gobierno entrega una Tablet por familia para la conectividad social y económica y subsidia la conectividad al 30% de costo mensual, estamos hablando de unos 70 millones. Es decir, se producen 1.1 millones de tablets a USD 30,00 cada una, son 33 millones y el costo mensual de conectividad de USD 8, significarían unos 32 millones al año. ¿No parece mucho, verdad? No, no creo y de esta forma tenemos en red a todas las familias del país. Antes no lo podían hacer y eso redunda en insatisfacción de necesidades básicas, con la conectividad se generan nuevas oportunidades de desarrollo.