Con las reformas realizadas al Código de la Democracia, donde se garantiza el 25% de participación juvenil, es considerable debatir el tema sobre si los partidos políticos verdaderamente forman a los jóvenes adultos o sólo utilizan “tontos útiles” para continuar conservando sus cupos políticos.
¿Realmente existe formación para todos los ciudadanos jóvenes que quieren acceder, en estos espacios políticos abanderados a un partido determinado? O sigue habiendo “dedocracia”, unos sí, porque son mis conocidos, y otros no porque no son mis conocidos, o quizás son muy inteligentes y no son manipulables para que continúen con los lineamientos del partido e incluso lleguen a desbancar a otros.
Es cuestionable preguntar también, ¿En cuanto tiempo se considera que están formados políticamente? O al menos más maduros en este camino?
Es importante determinar esto, para que los jóvenes adultos (que pasado un largo periodo, dejan de ser tan jóvenes) no se eternicen en estos “seudo puestos”, en espera de una oportunidad en las listas del partido al que representan o quieren representar.
También sería válido preguntar si estos jóvenes sienten verdadera convicción por el servicio a la comunidad, o como todos sabemos, lo consideran como una ventana para intentar conseguir un puesto público, vivir de ello y aferrarse al mismo para perpetuarse en el poder.
No tengo las respuestas, sin embargo en definitiva las escuelas o agrupaciones de formación política para jóvenes adultos, no deberían tener una bandera política, una lista asignada o demás, porque se pierde objetividad y se corta el libre albeldrío de muchos, así como se limita conocer otros rostros ya maduros en forma política porque no son del “partido político”.
Por su nombre las escuelas deben enseñar y formar principalmente en valores como la solidaridad primero con sus mismos compañeros, y respeto y tolerancia para las diversas ideologías políticas. Adicional deben trabajar por causas, campañas o programas, las listas políticas son cosas que se tienen que dejar en el pasado.
Por cierto también dejo la inquietud sobre los gastos que manejan estas escuelas, cuando tienen bandera política, los gastos deberían salir del mismo partido que los representa o apadrina (dado que hay fondos que se destinan a los partidos políticos para estos fines), pero no es así en la mayoría, los jóvenes incautos ponen de sus bolsillos para poder cumplir un cronograma de “obras sociales” exigido por el partido, y que al final termina siendo utilizado por el mismo partido como plataforma de que realizan aportes a la comunidad y así captar un espacio más de representación.
Sólo puedo agregar: “Jóvenes, brillemos con luz propia, busquemos incasablemente la verdadera formación, para que nuestra bandera sea el servicio y se acabe la corrupción”.