El subsidio es una ayuda económica extraordinaria concedida por el Estado para solventar necesidades sociales de consumo de ciertos bienes, productos o servicios. El uso de subsidios per se no es malo, siempre y cuando se oriente temporalmente a los sectores más necesitados. Los subsidios pueden ser ineficientes e inequitativos, y representar un peso alto y creciente para el erario. Ecuador ahora mismo intenta revisar la aplicación de subsidios a combustibles y redefinir su enfoque.
Por más de 40 años venimos aplicando subsidios a combustibles fósiles, esto representa más de $ 100 mil millones, sin embargo, aún no hemos logrado erradicar la pobreza. Algo no funciona bien en este campo, por lo que urge revisar la política de subsidios y contribuir así a superar el déficit fiscal.
Los impuestos son la fuente principal del financiamiento estatal y de los subsidios, también sirven para redistribuir la riqueza. ¿Los subsidios a combustibles cumplen propósitos redistributivos mejorando la vida de los más pobres, precisamente de los que pagan pocos impuestos? Si quienes aprovechan los subsidios a combustibles son, sobre todo, los más favorecidos, contrabandistas de combustibles y ciertas empresas o industrias, ellos están recuperando buena parte de los impuestos que pagaron, por ende, los subsidios no cumplen el papel primordial de beneficiar a quienes menos tienen.
En el marco de los diálogos que se desarrollan entre el Gobierno Nacional y representantes de muchos sectores sociales y productivos, es imperioso definir mecanismos orientados a lograr la focalización de los subsidios a los combustibles, con esto, por una parte, los impuestos que los financian cumplirán fines redistributivos de riqueza, y por otra, los subsidios llegarán a quienes más lo necesiten. El ahorro logrado con estas medidas de racionalización podría abonar a la recuperación de las finanzas públicas, y reforzar la nversión en el área social. (O)
Texto origial publicado en El Telégrafo