En política internacional lo fundamental es que la diplomacia sea una política de Estado cuyo fin es defender los más altos intereses de la nación. Eso es lo único que en términos de política exterior le da estabilidad a un país.
Empiezo por esto porque Ecuador sufre las consecuencias de haber atado su diplomacia a una política de gobierno durante una década: por temas ideológicos, el régimen anterior se alejó de EEUU y la actual administración trata de acercarse…
Mike Pompeo, secretario de Estado de EE.UU., se convirtió en el cuarto alto funcionario de ese país en reunirse con el presidente Lenín Moreno. Lo antecedieron: Thomas Shannon, subsecretario de Estado para Asuntos Políticos; David Hale, viceministro para Asuntos Políticos; y el propio vicepresidente Mike Pence.
Viabilizar las relaciones con EEUU, con la Unión Europea, con Rusia, China o el resto de países latinoamericanos es solo un tema de sentido común. La política internacional no se mantiene con un vaivén de gobiernos.
Con EEUU es importante porque se trata de nuestro primer socio comercial; en segundo lugar por los temas migratorios y en tercer lugar porque existen enemigos comunes que precisan respuestas conjuntas como lo son el narcotráfico y el terroismo. Lo importante es que esas relaciones sean soberanas en la que prime el respeto entre ambos países.
En ese sentido, es necesario que la política exterior ecuatoriana cuente con dos cosas: una hoja de ruta y la concreción de todas las visitas y declaraciones, es decir, que no quede en diplomacia de viajes sino que existan avances concretos.
Ahora bien, todos conocemos que muchos ecuatorianos que cometieron actos de corrupción en nuestro país han encontrado en territorio estadounidense la forma de evadir la justicia. El meollo del tema es que el tratado de extradición entre Ecuador y EEUU es obsoleto por lo que sería un paso fundamental que se firme un nuevo tratado de extradición para poder viabilizar estos casos pendientes.
En el tema de seguridad, la Constitución del Ecuador prohíbe la instalación de bases militares extranjeras por lo que es imposible que estas se asienten en el país.
De lo que se puede hablar es de temas de cooperación en temas de narcotráfico, lo que ya ha venido pasando entre Ecuador y EEUU.
No podemos desconocer que EEUU tiene intereses en la región, como los ha tenido siempre. Las relaciones internacionales se mueven por intereses. En el mismo sentido hay que anotar que está anunciada la visita del primer ministro ruso y de un quinto alto funcionario estadounidense. Todos miran hacia América Latina.
¿La razón?
Los temas económicos siempre serán importantes y, en términos políticos Venezuela será, sin lugar a dudas, un tema que continúe marcando la agenda de varios países, incluido el nuestro.
No podríamos decir lo mismo, al menos desde la perspectiva ecuatoriana, de Julian Assange. El tema Assange ya no es competencia del gobierno ecuatoriano y lo que decida hacer Reino Unido con él es una decisión soberana de ese país y Ecuador nada tiene que hacer al respecto. Es hasta infantil pensar que el estado ecuatoriano podría incidir en el futuro legal del hacker detenido en Londres.
En términos diplomáticos, Ecuador no puede responder por Assange porque esa relación terminó cuando se le retiró el asilo.