Estamos en una época donde la pseudociencia abunda en redes sociales e Internet. La mayoría de las personas creen todo lo que leen en la web, especialmente si sus resultados de búsqueda cumplen cierto número de condiciones para que sea una noticia creíble.
Al leer frases introductorias como: “realizados por un grupo de académicos”, “una prestigiosa universidad” o “recientes estudios”, las personas dan por sentado que la información es real; sin embargo, el hecho de que un estudio concluya algo no determina su legitimidad.
Antes de emitir algún juicio de valor, es necesario conocer la metodología de grupo utilizada para desarrollar dicha investigación, conocer cómo lo hicieron, si la población o la muestra respectiva es significativa. Necesitamos más elementos de juicio para determinar si algo es cierto o no.
Con esta aclaración, debo decir que Internet está llena de información sobre nuestra relación con las nuevas tecnologías; algunas de estas investigaciones aseguran que la tecnología nos ha hecho seres solitarios y apartados de la realidad. Sin embargo, considero que si la gente fuera menos apresurada y tuviera más moderación seguramente utilizaría las redes como un beneficio, mas no como un prejuicio.
Hay personas que satanizan las nuevas tecnologías, pero la capacidad de adaptación, la habilidad tecnológica o una empatía flexible son algunas de las claves para vivir cómodamente en la nueva sociedad hiperconectada.
La tecnología incluso puede ayudar a que el adulto mayor se sienta incluido. En ese sentido, la familia es el primer actor para motivarlo; el secreto en este proceso es la paciencia; ellos pertenecen a una generación con formas de aprender distintas y, por su edad, la práctica constante es necesaria. Debemos involucrarlos en nuestras actividades y hacerles ver que con este recurso pueden seguir siendo útiles y más independientes.
Eso de que las nuevas tecnologías nos aíslan es mentira. Hemos mejorado nuestra relación con las tecnologías; la posibilidad de comunicarnos con distintas personas del mundo en tiempo real es una de las ventajas más significativas de la tecnología. Antes, las vías de comunicación por excelencia era la red telefónica fija, a través de líneas, y el servicio de correo.
Ahora diversas aplicaciones permiten la interacción de personas en cualquier parte del mundo de forma fácil, práctica y económica.
Algunas personas no son capaces de comunicarse adecuadamente en la vida real. sin embargo, con las nuevas tecnologías han creado un mundo para comunicarse de manera libre.
Ahora bien, algo que no podemos ocultar es la dependencia o adicción a las TIC. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la adicción a la tecnología provoca un consumo compulsivo, repetitivo y prolongado y desarrolla una incapacidad para controlar o interrumpir su uso, con consecuencias sobre la salud, la vida social, familiar, escolar o laboral.
¿Cómo se puede detectar?
experto para descubrir con la simple observación que determinadas conductas pueden ser indicadores de una posible “adicción” a las TIC:
- Cambio de comportamiento: Inquietud, impaciencia e irritabilidad, especialmente cuando no se puede tener acceso al móvil o cualquier aparato tecnológico.
- Alteración del curso normal de la vida para usar las TIC (no ir al colegio, al trabajo, descuido en las obligaciones cotidianas, dejar las responsabilidades para más tarde…)
- Incapacidad para controlar voluntariamente el uso.
Pero es necesario recordar que mucho antes de que las personas estuvieran metidas en sus celulares, pasaban horas frente al televisor o en el fútbol.
La tecnología no es mala por sí misma, todo dependerá de los usos dados.