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La nacionalidad es el honor más grande que un Estado puede otorgar

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La nacionalidad es el vínculo jurídico que une a una persona con un Estado. Desde ese punto de vista, conviene preguntarnos ¿qué vínculo ha tenido Julian Assange con el Ecuador? El hacker inglés ni siquiera conoce el país y el haberle concedido la nacionalidad fue un error inmenso. Además se violaron todos los procesos expuestos. El honor más grande que puede dar un Estado es conceder la nacionalidad.

El proceso de obtención de la nacionalidad es completamente público. Si cualquier ciudadano extranjero la solicita, hay una serie de requisitos contemplados en la Ley de Movilidad Humana, los mismos que se pasaron por alto en el caso de Assange: no reside en la parroquia Chaupicruz de la ciudad de Quito como consta en su carpeta; no vive en el país, ni siquiera lo conoce; no le pidieron antecedentes penales, obviamente, porque no iba a poder presentarlos; no se difundió la solicitud por si algún ciudadano tenía reparos y quería impugnar su solicitud.

Ahora, hemos sabido que estuvo ocho días sin la protección del asilo. Si está asilado, no puede ser ecuatoriano La cancillería dijo que tenia doble nacionalidad. Son puros sofismas para mantenerlo en la embajada de Ecuador en Londres.

Hoy, gracias a la batalla liderada por la asambleísta Paola Vintimilla – digna de reconocerse- los documentos por fin han sido expuestos y están plagados de vicios por lo que hay razones suficientes para anular este proceso. En otras palabras, sí es posible revocar la nacionalidad ecuatoriana a Julian Assange, quien, además, se ha burlado del país a través de las atroces declaraciones que ha tenido acerca de Ecuador.

El Ministerio de Relaciones Exteriores y el Presidente de la República deben de encarar este tema de una vez. Antes, la carta de nacionalidad solo podía ser firmada por el primer mandatario. Adujeron demasiado trabajo y le trasladaron la responsabilidad al ministro de Relaciones Exteriores; con el mismo pretexto pasó al escritorio del viceministerio. Al momento, desconozco el funcionario que la firma, pero en todo caso, el responsable de la política exterior de un país es el primer mandatario, el canciller solo la ejecuta.

En este caso, los errores y los vicios son tan evidentes que la nacionalidad puede derogarse; la decisión está en la cancha de Carondelet.

Espinosa no sabe de relaciones exteriores. Que presida la Asamblea General de la ONU por una cuestión política no significa que conozca del tema. La exfuncionaria goza de inmunidad diplomática por los actos que realiza en su actual investidura, pero esa inmunidad no es retroactiva y no la protege de lo hecho como canciller del Ecuador, por lo tanto, si la Asamblea Nacional es seria debe iniciarle un juicio político.

Es una sanción moral, pero importante para que quede un precedente de la serie de triquiñuelas cometidas para entregar la nacionalidad ecuatoriana a un extranjero reclamado por la justicia de algunos países, solo con el objeto de nombrarlo representante diplomático burlar la legislación de otros países y poder sacarlo hacia Rusia.

La política internacional debe estar dirigida a los más altos intereses internacionales y nuestros intereses no son los de Assange. Lamentablemente, relegamos las prioridades de una nación a los de una persona. Esta trama no es más que una telenovela barata dirigida por una persona que dejó en evidencia dos cosas: su gran desconocimiento sobre temas de política exterior y una gran audacia.

Sin duda, Ecuador está pagando por colocar a personas sin conocimientos en cargos de delicada importancia. Lamentablemente, el fenómeno en los últimos diez años no fue particular en Relaciones Exteriores, sino en todos los ministerios.

¿Qué ha ganado el Ecuador para tener tantos años a Assange metido en la embajada? ¿Cuál es el inventario? ¿Cuánto se ha gastado? ¿Qué desprestigio hay?

Esto se hizo por una razón: las personas que nos gobernaron antepusieron el interés, personal, ideológico y propagandístico propio sobre los intereses nacionales. La mejor manera de sincerarlo todo es entablar un juicio politico a la excanciller. Es el momento para un baño de verdad y que todos los ecuatorianos nos enteremos a fondo de lo que ocurrió.

 

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