Fui uno de los desafortunados testigos del accidente que se suscitó el último domingo en la carretera Cuenca- Molleturo. La coincidencia hizo que el bus de la cooperativa Señor de los Milagros (cuyas 54 unidades fueron suspendidas por el Ministerio de Obras Publicas) con los hinchas barcelonistas estuviera detrás de la unidad de transporte en la que yo viajaba.
El tránsito se detuvo de inmediato y tuve que caminar justo delante del bus completamente destrozado y volcado en la vía. Inmediatamente entendí que el conductor hizo una maniobra para derrapar a la izquierda y colisionar contra un puente; afortunadamente, puesto que a la derecha estaba el acantilado.
Me sobrecogió ver los cuerpos cubiertos, sin zapatos, las quejas de los heridos y el llanto de los amigos que vieron morir de esta forma sus compañeros. Se trataba, efectivamente, de seguidores del Barcelona: los más devotos, los que destinan sus ahorros para seguir a su equipo a dónde vaya, que regresaban hacia Guayaquil desde Cuenca, donde su equipo había jugado la cuarta fecha del campeonato de fútbol. El dolor se sentía en el ambiente. Alrededor de cinco ambulancias, medicina legal y el movimiento de paramédicos mantuvo cerrada la vía hasta las 20:00.
Aunque los peritos entregarán su informe sobre las causas del accidente y más allá de la que la vía –que está en perfecto estado- es sinuosa y regularmente acompañada de espesa neblina, es necesario volver a insistir en el respeto a las leyes de tránsito. El transporte de pasajeros en esa área es sensible: el poco cuidado al límite permitido de pasajeros, el irrespeto a los límites de velocidad y la impericia forman un cóctel mortal.
Según cifras del INEC del 2016, el mayor porcentaje de muertes por hechos violentos en el Ecuador se da en accidentes de tránsito. En ese año se contabilizaron 4662 fallecimientos. En el caso de los hombres, incluso supera a la diabetes, segunda causa de muerte en el país.
En ese sentido, aumentar el valor de las multas de tránsito no es una medida descabellada. Hay impuestos destinados a modificar los hábitos de consumo y en este caso es una estrategia válida mientras se potencian mecanismos adecuados de educación vial en los que cada actor del tránsito tenga una parte de responsabilidad.
El transporte no solo es importante en ese sentido. En términos económicos, la aportación del sector al PIB es del 7%, superado por la construcción y el comercio, que aportan el 9 y el 10%, respectivamente.