El cumplimiento de cada año de gobierno en funciones es un momento importante para que el gobernante de turno revise su hoja de ruta, examine si lo planteado y logrado el año que termino de ejercicio, generó los “frutos deseados” y por ende si le permitió acercarse a los objetivos de largo plazo que como país debe conseguir.
Es claro que este segundo año de gobierno del presidente Moreno se da un importante punto de inflexión en el manejo de la economía, desde el nombramiento del nuevo ministro de Economía, los “frescos” miembros del frente económico, búsqueda de nuevos acuerdos comerciales, y demás cambios que si bien fueron tímidos al comienzo, fueron drásticos y realmente necesarios en las últimas semanas, pues ya se perdió un año de hacer verdaderos cambios y si Ecuador se mantenía en esa ruta con el modelo económico heredado y con ministros que defendían el mismo, era claro que el salto al vacío estaba cada vez más cerca.
Por lo anterior, el frente económico (al fin ya coordinado el interno y externo) plantea una nueva ley económica urgente cuya finalidad es dinamizar la economía ecuatoriana a través de diversos incentivos, tales como exoneraciones, eliminación de impuestos, entre otros; todo esto teóricamente debe ser un aliciente para atraer inversiones, activar la economía interna tanto por la oferta como la demanda. Pero si consideramos el Código Orgánico de la Producción expedido años atrás, existe una ampliación de algunos beneficios como exoneración de pago de impuesto a la renta por la realización de nuevas inversiones sea Quito o Guayaquil, otras ciudades del país, y las zonas de frontera, todo esto para generar más polos de desarrollo, que no se concentre la creación de plazas de trabajo y la generación de riqueza en pocas ciudades.
Por supuesto estos beneficios sumados a la eliminación del impuesto mínimo del anticipo al IR, la reducción gradual del ISD conforme mejore el desempeño de la economía ecuatoriana, entre otros; va en la dirección de generar puestos de trabajo, ampliar la oferta de las empresas, atraer inversiones, pero por qué antes no se dio el efecto que nuevamente se anuncia.
Un factor determinante es la confianza en el país, si está se ve dilapidada por actos de corrupción, por el irrespeto a la norma jurídica, direccionamiento en los procesos de contratación estatales, concentración de poder, entre otros cosas, que fue la tónica del anterior gobierno; llevo a que por más buenos cuerpos legales que existan la inversión no llegó, además que de venir la misma eso no será en el corto plazo sino en el mediano y largo plazo, siempre que las autoridades del país tengan al compromiso férreo de seguir en la hoja de ruta correcta, esto es al sector privado como aliado permanente y no temporal.
La atracción de inversión no es una carrera de velocidad sino de persistencia, hay muchos competidores y más atractivos que Ecuador en el mundo, por ello es importante una estrategia integral, además debe tenerse presente que se generen incentivos para las empresas ya existentes en los sectores donde se realizarán las nuevas inversiones pues los futuros competidores ingresarán con ventaja al ser favorecedores que plantea la ley y generaría distorsiones en el mismo, llevando a que los beneficios globales que espera alcanzar la ley no se logren pues habrá importantes perdedores, que se podría reflejar en un indicador como el empleo.
El Presidente Moreno está dejando la cancha trazada para que el sector privado aporte sustancialmente a la economía, en conjunto con el sector público, pues es necesaria esta interacción en cualquier modelo económico, dejando claro los límites hasta donde llega cada uno. Todos los actores políticos, económicos y sociales tenemos nuestra tarea, la visión que debe persistir es la de largo plazo y en sí la de país. No solo por componer la economía después del descalabro del gobierno anterior, sino también que la economía es el eje de la estabilidad social y política de un país.