El encuentro por desarrollarse en las próximas horas entre el presidente ecuatoriano Lenín Moreno y el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, es clave para despejar el camino hacia la negociación de un Acuerdo Comercial entre ambas naciones.
Mucho tiene que ver en la decisión política de impulsar el Acuerdo, el ministro de Comercio Exterior, Pablo Campana, quien desde el mismo momento en que asumió el cargo hizo pública su intención de plantear esa posibilidad al gobierno del presidente Donald Trump. Desde entonces la idea ha ido tomando forma en varias reuniones realizadas con funcionarios estadounidenses.
Ahora, la visita de Pence casi puede ser tomada como evidencia de que en un futuro próximo pondrían sentarse ante una mesa de negociaciones las delegaciones de ambos países. Llegado a ese punto, Ecuador debería procurar una relación ganar-ganar aun cuando las condiciones económicas de las dos naciones sean totalmente distintas.
Demás está decir que Estados Unidos es una potencia mundial, sin embargo las teorías económicas de las ventajas comparativas confirman que, pese a serlo, hay cosas que no puede producir. Justamente ahí es donde tenemos un espacio para llegar con nuestros bienes.
Los productos tradicionales comprenden la mayor parte del abanico de exportaciones hacia EEUU. Al no ser un país industrializado Ecuador no tiene capacidad de ponerles valor agregado, por lo que allá se encargan de realizar todo ese proceso antes de llevarlos a otros mercados, incluso les ponen sus marcas.
Ante esta realidad, fuera de los aranceles y fuera de los puertos de llegada de los distintos productos, al Ecuador le corresponde no solo ampliar su oferta exportable sino -sobre todo- debe emplearse a fondo en negociar la transferencia de tecnología desde EEUU. Con esos conocimientos podremos emprender en los primeros pasos de un proceso de industrialización.
Para Estados Unidos es ventajosa la llegada de los productos ecuatorianos no solo porque son de buena calidad sino también por las distancias cortas: máximo cuatro horas en avión hasta Miami o Nueva York; tampoco son largas las travesías en barco
Si nuestro desarrollo apunta al cambio de la estructura productiva es necesaria la transferencia tecnológica y de investigación. A manera de ejemplo, cabe mencionar la inmensa biodiversidad que existe en la región Amazónica de la cual pueden obtenerse medicamentos. Claramente nosotros tenemos el bien y ellos la tecnología, los investigadores.
En ese aspecto sería bueno emular lo que hace Cuba al producir muchos medicamentos aunque detrás de esos procesos se encuentran científicos de distintos lugares del mundo que han contribuido al desarrollo de su industria biofarmacéutica y de biotecnología.
Volviendo al tema de ganar-ganar, para Estados Unidos es ventajosa la llegada de los productos ecuatorianos no solo porque son de buena calidad sino también por las distancias cortas: máximo cuatro horas en avión hasta Miami o Nueva York. Asimismo tampoco son largas las travesías en barco debido a la cercanía con el Canal de Panamá, si se trata de llegar a puertos del Atlántico; o un solo viaje en línea recta hacia el norte, por el Pacífico, para arribar a California.
Como se anota, la distancia geográfica, los fletes, la calidad de los productos, son aspectos importantes en el comercio internacional porque ayudan a bajar los costos de transacción. De modo que para Estados Unidos es muy atrayente un Acuerdo Comercial con Ecuador.
A todo esto hay que añadir que nosotros estamos en plena capacidad de elaborar productos a la medida de los gustos y las preferencias de los consumidores norteamericanos. Por citar un caso, esto lo hace desde hace tiempo la marca de chocolates Pacari.
Un acuerdo entre países es muy distinto al Sistema de Preferencias Arancelarias que otorga Estados Unidos, de forma unilateral y cada cierto tiempo, a más de un centenar de naciones. Para empezar, un convenio bilateral contempla puntos específicos. Chile es un ejemplo de buenas experiencias con acuerdos de este tipo, caso contrario no los antepondría a los convenios multinacionales.
Con más del 50% de las exportaciones ecuatorianas dirigidas a ese destino hacen de Estados Unidos nuestro principal socio comercial y encima tenemos la economía dolarizada, por consiguiente al tener un Acuerdo Comercial recibiremos dólares por dólares lo cual contribuirá al incremento de las reservas además de las exportaciones. ¿Resultado? Más oportunidades de trabajo y mayor bienestar.