El anunciado cierre de Yachay EP, luego de un proceso que deberá finalizar el año 2021, significa una gran oportunidad para Yachay Tech porque una de sus limitaciones es la falta de equipos para investigación, y aun cuando había planes para un equipamiento completo en previas administraciones del Yachay Tech, no se llegó a hacerlo.
Desde hace cinco años, cuando fue creada por Decreto Ejecutivo, Yachay EP ha comprado valiosos equipos que seguramente serán bien utilizados para investigación o docencia por la Universidad cuando pasen a ser administrados por ella. Una de las adquisiciones más importantes es la supercomputadora Quinde I, con una capacidad de 80 nodos que la posiciona como la más poderosa del Ecuador, y la segunda más grande de América Latina. La primera está en Brasil.
Actualmente, esta herramienta, gestionada por Yachay-Empresa Pública, prácticamente se halla aislada del mundo, a pesar del ofrecimiento de las autoridades de que el equipo iba a estar al servicio de todas las universidades del país así como de las empresas públicas y privadas para apoyar el desarrollo industrial. Ojalá que esta situación cambie en poco tiempo.
Más allá de este caso puntual, lo descrito muestra la distancia que existe no solo entre Yachay EP y Yachay Tech, sino con el resto de la comunidad académica y más aún con los sectores productivos.
Desde el punto de vista legal, operativo y organizacional, la empresa pública Yachay es la encargada de dotar de infraestructura al centro académico, además tiene la misión levantar la Ciudad del Conocimiento. En teoría, el proyecto lucía atractivo, pues ambos esquemas eran complementarios, sin embargo, en la práctica, no llegó a concretarse, debido a falta de coordinación, ineficiente manejo de recursos y una gestión basada en principios ideológicos en vez de fundamentos educativos y empresariales.
Hay que diferenciar: Yachay Tech cuenta con académicos altamente calificados y ha tenido varios cambios de autoridades que a su turno han generado expectativas por una mejora en la dirección, la imagen y los vínculos de la Universidad. En contraste, la empresa pública tuvo grandes ideas, tiene a cargo mucho equipamiento, una “espesa” burocracia (617 personas a marzo de este año), se maneja a través del sistema Quipux y vía correos electrónicos, entre otras cosas que la tornan lenta e ineficiente.
El propósito de Yachay EP era dar servicio a la comunidad industrial y aportar al desarrollo del país conjuntamente con la Universidad; se conoce que se han suscrito convenios con algunas empresas internacionales y aparentemente habría algunos avances, pero no hay frutos concretos, ¿Cuál fue su aporte a la industria y al desarrollo? Hasta ahora no hemos visto nada.
Además de estos mecanismos bastante burocráticos, Yachay EP está ubicada lejos de los centros urbanos donde se desarrolla el grueso de las actividades comerciales del país, igual de los lugares donde se encuentran las grandes industrias. A pesar de que Urcuquí (Imbabura) no es muy distante y existen buenas vías para llegar al sitio, desde el punto de vista logístico resulta un lugar apartado para una empresa que tiene que aportar a toda la nación, y que requiere estar ubicado en los centros urbanos y productivos principales del Ecuador.
Tal como fue planteado, Yachay EP es un un proyecto extremadamente caro, el cual, no obstante, llegó a registrar una muy baja ejecución presupuestaria: del 50% de recursos para infraestructura solo se contabilizaba el 8,8%, la construcción de cinco edificios para la Universidad estaba paralizada desde hace dos años y los que estaban en pie registraban fallas en la estructura, entre otras ‘perlas’ que constaban en un informe difundido por la Presidencia de la República a inicios de este gobierno. He ahí varias de las razones que hoy la conducen al cierre.
Vale la pena hacer algunas consideraciones sobre la construcción de infraestructura. Habitualmente, cuando se requieren edificios para un centro de estudios, son los académicos e investigadores quienes definen las características y condiciones que deben tener las estructuras. Esto lleva a preguntar ¿fueron tomadas en cuenta sus opiniones?, ¿quiénes integraron las comisiones que decidieron cómo debían construirse las edificaciones?
El no haber tomado en cuenta las opiniones de los académicos sería una grave omisión cuya consecuencia directa es tener unas construcciones poco adecuadas para las tareas de investigación y la actividad científica y educativa. En el primer mundo (con el que pretende igualarse Yachay Tech) los usuarios definen los espacios, las zonas de seguridad e intervienen en el diseño en base a sus necesidades inmediatas y a largo plazo, incluso tomando en cuenta la ubicación de equipos, instrumentación, ventilación, luz, entre otros aspectos esenciales para llevar a cabo la misión de una institución dedicada a la educación de alto nivel y a la investigación.
El propósito de Yachay EP era dar servicio a la comunidad industrial y aportar al desarrollo del país conjuntamente con la Universidad; se conoce que se han suscrito convenios con algunas empresas internacionales y aparentemente habría algunos avances, pero no hay frutos concretos, ¿Cuál fue su aporte a la industria y al desarrollo? Hasta ahora no hemos visto nada. Los funcionarios de Yachay EP deberían responder cuál fue la contribución al desarrollo del país, porque entre acuerdos y convenios y promesas, no ha mejorado la tecnología ni la educación. Eso se logra con trabajo.
Por el momento aún no se conocen las estrategias del plan de cierre de Yachay EP, pero es responsabilidad de este gobierno hacer que el proceso de liquidación sea transparente, claro, eficiente y debidamente comunicado a todo el Ecuador. Sería una lástima que aparezcan actores políticos que echen mano a los bienes que deben ser transferidos a la universidad, y esta se vea perjudicada en cualquier sentido.