La educación vial, desde el primer año de educación básica, es un elemento clave en la seguridad vial; ya que no solo permitirá al país tener peatones responsables, sino que en un futuro se tendrán conductores responsables. Desde esta reflexión, nació un proyecto que ya es una realidad, en el cual, uno de los resultados fue un texto educativo dirigido a docentes y niños de primero a séptimo de básica. Este texto aborda desde las señales de tránsito hasta el comportamiento de un peatón o conductor responsable. Las actividades de este libro son presentadas de manera lúdica y pueden ser usados en las aulas de cualquier establecimiento escolar.
¿Cómo nació el proyecto? Fue parte de uno de los proyectos de vinculación de la titulación de Ingeniería Civil de la UTPL con la comunidad, en donde, participaron los estudiantes de una materia y una tesista de la carrera en la preparación de actividades académicas dirigidas a los docentes y niños, las cuales fueron agrupadas en el texto en mención. El proyecto está alineado con el decenio de la seguridad vial y los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, en el que éste hace un llamado a todos los países a reducir las muertes por accidentes de tránsito, caso contrario se convertirá en el corto plazo en un problema de salud pública.
La educación vial es una pequeña parte de todo el engranaje necesario para reducir la siniestralidad en las carreteras, pero no menos importante de todo en conjunto. La seguridad vial ayuda a tener conductores y peatones más responsables, mientras que el gobierno es llamado a elaborar leyes y sobretodo hacerlas cumplir
En este contexto, los países con alta renta per cápita han logrado bajar sus estadísticas sobre accidentes, al contrario de los países con una baja renta per cápita que incluso empeoraron en sus cifras. El proyecto se convirtió en una suerte de involucrar activamente al Ecuador en esta dinámica, dadas sus cifras de muertes en accidentes de tránsito comparadas con similares en la región. Esto se debe, básicamente, a que los países desarrollados han venido trabajando en este problema hace dos o tres décadas, mientras que los países en vías de desarrollo aún están haciendo sus primeras intervenciones. Además, los países desarrollados tienen una mayor cantidad de recursos destinados a prevenir los accidentes de tránsito, como vehículos más seguros, una infraestructura vial adecuada, estrictas normas para la entrega de licencias de conducir y leyes acordes con sus realidades, lo cual, puede resultar más difícil para un país en desarrollo.
La educación vial es una pequeña parte de todo el engranaje necesario para reducir la siniestralidad en las carreteras, pero no menos importante de todo en conjunto. La seguridad vial ayuda a tener conductores y peatones más responsables, mientras que el gobierno es llamado a elaborar leyes y sobretodo hacerlas cumplir. Otros elementos importantes son la exigencia de vehículos más seguros, mejor infraestructura vial y reducir el tiempo de respuesta de los vehículos de emergencia, los cuales dependen de inversión privada y del gobierno.
Entonces, el proyecto nació a partir de la necesidad de seguir los pasos de países con bajo número de accidentes de tránsito y sobretodo de evitar muertes en esos accidentes, dado que éstos tienen un efecto negativo en la economía de los hogares de la víctima y a nivel macro de la economía de los países que los padecen.
El proyecto se desarrolló a lo largo de un año y medio, durante el cual, se involucraron 24 estudiantes y una tesista de Ingeniería Civil. Desde un principio de partió con la idea de diseñar un producto para enseñar educación vial a los niños, considerando que ellos no tiene sus capacidades desarrolladas al 100%, especialmente su percepción al peligro.
Cada tema fue cuidadosamente pensado para las diferentes etapas por las que pasa el niño en la escuela, por lo cual, es un material muy útil para la enseñanza de la seguridad vial
El libro, que incluye de primero a séptimo año de educación básica, se puede descargar gratuitamente del repositorio de la UTPL. El texto consta de dos partes, la primera está dirigida a los docentes y la segunda contiene los cuadernos de trabajo de los niños. Cada tema fue cuidadosamente pensado para las diferentes etapas por las que pasa el niño en la escuela, por lo cual, es un material muy útil para la enseñanza de la seguridad vial. En el primer, segundo y tercer año de educación básica están todas las señales de tránsito; mientras que para cuarto y quinto año se enseñan buenos comportamientos de un peatón, tales como el uso correcto del paso cebra, de los semáforos, cómo subirse y bajarse de manera segura de los buses, etc., en fin, elementos para que los niños se desplacen con seguridad por las calles y carreteras. Asimismo, en sexto año se enseña cualidades de un buen conductor, desde el uso del cinturón de seguridad hasta el respeto a las señales de tránsito. Y finalmente, en séptimo año, los niños deberán involucrarse en la seguridad de su entorno mediante campañas de seguridad vial, con el fin de aplicar los conocimientos aprendidos hasta ese año y sobretodo de transmitirlos a la comunidad.
El libro partió de un diagnóstico que hicimos sobre la situación de la educación vial en el país y de la propuesta hecha en 2017 por el director de la Agencia Nacional de Tránsito para incluir en el currículo escolar, de forma obligatoria, la materia de educación vial. Este documento ha sido entregado a tres escuelas de Loja como un proyecto piloto, no obstante cualquier institución lo puede descargar libremente.
La educación vial está muy relacionada con los valores que deberían tener los niños como el respeto, la cordialidad o la empatía. Por ejemplo, el respeto a las señales de tránsito, a los límites de velocidad, o la vida misma; o el ceder el paso a un peatón o a otro vehículo; o el ponerse en el lugar del otro, para entender su comportamiento en la calle.
En Loja hicimos un estudio cualitativo para conocer si la gente estaba de acuerdo o no con algunas leyes de la norma de tránsito vigente, como los límites de velocidad o el porcentaje de alcohol permitido en la sangre de un conductor, y la respuesta mayoritaria fue no
La reducción efectiva de las muertes por accidentes de tránsito debe ser parte de un pacto que involucre a los conductores, peatones, autoridades y hasta las mismas concesionarias de autos. Autos más seguros podrían reducir la probabilidad de muerte ante una colisión, los cuales en Latinoamérica cumplen con estándares más bajos que los exigidos en Norteamérica o Europa. El comportamiento de los autos de Latinoamérica, tanto para el conductor como para los acompañantes, puede ser visto en la página web de Latin NCap, en donde a cada auto probado se le asignan estrellas desde 1 hasta 5, siendo 5 el auto con mejor comportamiento ante colisiones.
Es necesario también una revisión de las leyes de tránsito, por ejemplo, en Loja hicimos un estudio cualitativo para conocer si la gente estaba de acuerdo o no con algunas leyes de la norma de tránsito vigente, como los límites de velocidad o el porcentaje de alcohol permitido en la sangre de un conductor, y la respuesta mayoritaria fue no. Y eso en parte se debe al desconocimiento o las creencias de la gente.
Es necesario reconocer que el país está atrasado en materia de seguridad vial, porque no es sólo la educación vial lo que ayudará a reducir la siniestralidad en las carreteras, si no también mejorar la infraestructura vial. Un ejemplo de ello, es cuando hay un accidente en una carretera, por lo general se responsabiliza al conductor, sin embargo, es posible que la carretera fuera mal diseñada, al darle información errónea al conductor o se la dio en un corto periodo de tiempo. Esto se puede solucionar con personal capacitado para hacer este tipo de conclusiones y sobretodo hacer las correcciones necesarias.
Pero empezar por la educación vial es clave, aunque sus resultados no se van a ver inmediatamente, sino dentro de 15 o 20 años. De ahí la importancia de que el Ministerio de Educación incluya este texto en el pensum de estudios lo más pronto posible, sólo así, se justificará el trabajo que hizo la UTPL por medio de sus estudiantes.