Por lo general, ante los hechos de violencia sexual en contra de niñas, niños y adolescentes que llegan a hacerse públicos y causan conmoción en el país, las instituciones públicas, los observatorios, las autoridades se solidarizan por lo ocurrido y rechazan este tipo de actos.
Pero las palabras y la solidaridad no reparan el daño causado principalmente a las víctimas y con ellos a sus familias y los integrantes de su entorno.
A esto se suma la impunidad, pues todavía hay quienes se resisten a denunciar estos hechos por vergüenza, por temor a represalias, por desconfianza en la justicia y por muchas otras razones.
Es trascendente que el Ejecutivo haya colocado el tema entre las preguntas de la consulta popular, para que nunca prescriban los delitos sexuales contra niñas, niños y adolescentes. Decir SÍ implica:
- Reconocer que existe un problema grave de violencia contra la niñez, que es prevenible y evitable.
- Reconocer es el primer paso para dar respuesta a la cantidad enorme de abusos sexuales asentados en la altísima vulnerabilidad de los niños, niñas y adolescentes.
- Esta enorme cifra está basada en la normalización del abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes basada en la naturalización de la violencia por parte de su círculo inmediato.
- Decir que SÍ es estar a favor de la protección de nuestros niños y niñas. Además es la obligación de todo Estado y de cada ciudadano.
- Las consecuencias del abuso de niñas y niños son tan graves dada su mayor vulnerabilidad, que nunca deben prescribir estos crímenes.
- La no prescripción no ha funcionado como un elemento de prevención, en lo absoluto.