La elección de Sadiq Khan como alcalde de Londres es un hecho muy preciado para las comunidades musulmanas que viven en Reino Unido. Este hito va a conllevar una mayor apertura por parte de los ciudadanos europeos hacia la población de Oriente Medio, India, Bangladesh, Pakistán, etc., para que haya una mejor inserción.
Considero que el problema principal en torno a la islamofobia es la no integración de las minorías, particularmente de la segunda generación de los magrebíes, nigerianos o libios que migraron hace ya mucho tiempo y que sus descendientes no han podido insertarse directamente en la sociedad. No se los considera europeos y cuando ellos regresan a sus países de origen tampoco están insertados. Esto genera una incertidumbre social con respecto a las posibilidades de estas personas de ser protagonistas de sus sociedades en términos socioeconómicos.
Sadiq Khan pertenece precisamente a la segunda generación de los flujos migratorios que en los 50 y 60 partieron de Pakistán hacia Reino Unido. Protocolizar amplios procesos de comunicación y competencias interculturales ayudará a reducir la ignorancia, factor que a su vez ha generado miedo, en una urbe como Londres que ha sufrido ataques en 2005 cometidos por grupos extremistas que han enarbolado la bandera del Islam.
Khan, por tanto, debiera construir políticas públicas para fomentar un clima de mejor conocimiento de los vecinos y así luchar contra el racismo y la xenofobia. Y este debiera ser un camino paulatino, porque el nuevo Alcalde de Londres no debiera polarizar.
Esta elección se suma a otras que representan grandes pasos en la concepción de un mundo globalizado desde las culturas. Lo ocurrido deja a muchas voces de Occidente sin discurso. En EE.UU., por ejemplo, el Gobernador de Luisiana es hindú, y el Alcalde de Los Ángeles es latino.