¿De qué manera puede el arte ayudarnos a mirar lo que el ojo humano no alcanza a ver? ¿Cómo se traduce un virus, una bacteria o un proceso geológico en algo comprensible para todo público?
En el marco del Festival Internacional de Artes Vivas de Loja (FIAVL), la Plaza de la Cultura se convierte en un recorrido sensorial donde ciencia y creatividad dialogan para revelar aquello que normalmente pasa desapercibido. La propuesta, impulsada por la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), reúne proyectos que integran investigación, experimentación artística y participación ciudadana.
Al ingresar, el visitante descubre un paisaje poco habitual: estructuras tridimensionales, cultivos vivos, texturas generadas por microorganismos y obras manipulables que conforman un laboratorio a cielo abierto. El objetivo, explica el equipo curatorial, es acercar la ciencia desde la experiencia sensible. “El arte permite explicar aquello que permanece oculto. Cuando la ciencia encuentra un lenguaje visual, las personas se apropian del conocimiento con más facilidad”, comenta Andrea Jaramillo Riofrío, investigadora del proyecto Viroscopia.
Un viaje por mundos microscópicos
El recorrido inicia con Arqueologías del Futuro, una instalación donde geología, química y artes visuales muestran cómo microorganismos mineros pueden intervenir superficies metálicas a través de procesos de corrosión controlada. Las texturas resultantes evidencian la potencia estética presente en los fenómenos científicos.
La biodiversidad local se hace presente con Lojanimals, un módulo educativo que integra ilustraciones, infografías y registros sonoros de especies de la provincia. Estudiantes universitarios guían a los visitantes mientras exploran comportamientos, relaciones ecológicas y particularidades de anfibios, aves y mamíferos.
Uno de los puntos más comentados es Viroscopia, donde virus como VIH, VPH, rabia, zika y coronavirus se presentan en estructuras ampliadas y esculturas tridimensionales que permiten comprender visualmente sus formas y componentes.
Memoria microscópica
La experiencia se expande en Nuestro Mundo Invisible, una muestra que exhibe cultivos vivos de bacterias y hongos. Pigmentos naturales, reacciones bioquímicas y ejemplos cotidianos, como la fermentación o la microbiota humana, capturan la atención de familias enteras.
“Pensé que los virus eran solo dibujos en los libros; aquí veo que tienen formas reales y muy distintas”, cuenta Camila, de 14 años, tras interactuar con las piezas tridimensionales.
“Nunca imaginé que microorganismos pudieran crear texturas tan complejas”, añade Luis, otro visitante. “Cambia totalmente mi idea de lo que es un laboratorio”.
Las reacciones del público revelan el espíritu de la propuesta: generar curiosidad, conversación y apropiación del conocimiento. No se trata solo de observar, sino de experimentar.
Arte y ciencia en un mismo territorio
La iniciativa plantea una mirada contemporánea a la divulgación científica. A través de instalaciones sensoriales y laboratorios abiertos, la UTPL impulsa un modelo que acerca la investigación a la comunidad y vincula la ciencia con la identidad del territorio.
En los últimos años, la universidad ha consolidado proyectos que combinan creatividad, sostenibilidad y educación para democratizar el conocimiento y estimular nuevas formas de aprendizaje.
En Loja, arte y ciencia se encuentran para revelar mundos que siempre estuvieron allí, esperando ser vistos.

