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Yo paro, tú paras… ellos paran

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El desarrollo humano está relacionado con las oportunidades que tienen las personas para procurarse su bienestar. Las oportunidades las crean las políticas públicas a través del propósito y fines que motivan su implementación, llámense: educación, salud, seguridad, empleo. Las personas siempre buscan aprovechar al máximo esas oportunidades gracias a sus valores, su formación y su predisposición. Todo esto bajo el paraguas de la norma o normas de la sociedad, Carta Magna, leyes y resoluciones que establecen los límites entre los derechos de las personas y los derechos del resto de la sociedad y sus deberes.

El diálogo que no llega

Cuando existen eventos que rompen este esquema se activan mecanismos idóneos como el diálogo abierto para entender, comprender y consensuar alternativas de solución. Obviamente, la predisposición a buscar soluciones es una condición para el diálogo fructífero, con un buen uso de la palabra para no confrontar.

El filósofo griego Diógenes de Sinope, respecto del uso de la palabra, decía “La palabra tiene mucho de aritmética: divide cuando se utiliza como navaja para lesionar; resta cuando se usa con ligereza para censurar; suma cuando se emplea para dialogar; y, multiplica cuando se da con generosidad para servir”. Cuando existe predisposición al diálogo para encontrar soluciones se intenta sumar y multiplicar, no restar ni dividir.

El famoso evento que se inició el 22 de septiembre, al que no llamo paro[1] pues no tiene esa connotación, ha sido una clara muestra de restar y dividir. Una señal de que no queremos dialogar, que nos consideramos pueblos diferentes, que no hemos aprendido a convivir.

Bajo este contexto, no se puede llamar paro nacional a una reunión de un grupo de personas instigadas por seudo dirigentes manipulados, por terceros o por sus intereses personales. La convocatoria se fundamenta en el derecho a protestar. El Artículo 98 de la Constitución, si reconoce el derecho a la resistencia y protesta pacífica como una forma de expresión ciudadana. Pero, contrariamente, en los artículos 66, numeral 14, y artículo 321, no se permite el cierre de carreteras. Más aún, el artículo 137 de la COIP claramente determina que el cierre de vías públicas puede ser considerado un delito si se realiza de manera violenta o intimidatoria.

Un país que repite sus errores

Al parecer no aprendimos nada de los levantamientos de 2019 y 2022, ni las organizaciones indígenas, ni la administración de gobierno. Estamos maniatados. Recordemos que el 10 de marzo de 2022, pese al daño ocasionado a Quito en el levantamiento del 2019, la asamblea aprobó una amnistía, en bloque, para 268 personas, entre ellas: Pabón, Hernández, Poma, Iza y Vargas. Impunidad total. La norma posibilita la judicialización de los actores violentos para evitar la acostumbrada impunidad.

No existe una lógica coherente. La convocatoria, el desarrollo y la suspensión no tienen ni pies ni cabeza. Lo que existe es una confusión total de las partes. Explico por qué es incoherente el evento:

Para terminar José Saramago ya nos anticipó: “Todo el mundo habla de derechos humanos y nadie de deberes. Quizá, sería buena idea inventar un día de los deberes humanos”.

[1] El paro nacional es un mecanismo de protesta con el propósito de expresar disconformidad con las políticas públicas, implementadas y en el cual participan todos o un gran número de sectores: trabajadores, estudiantes, transportistas, empresas, organizaciones sociales, etc.

[2] Entrevista en redes sociales a Vargas luego de la reunión en Riobamba a los 30 días.

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