El reconocimiento a María Corina Machado ha expuesto las fracturas ideológicas del continente. En países gobernados por la izquierda, las reacciones han sido, en su mayoría, de incomodidad o silencio. Mandatarios como Gustavo Petro, en Colombia, o Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil, evitaron pronunciarse sobre el premio, mientras que sectores afines al chavismo lo calificaron de “provocación política”.
Por el contrario, varios líderes liberales y de centro-derecha destacaron el valor simbólico del Nobel. Entre ellos, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, quien expresó su respaldo “a la valentía y la coherencia de una mujer que representa la esperanza de millones de venezolanos”. También se pronunciaron mandatarios y exmandatarios de Uruguay, Argentina, Chile y Paraguay, subrayando que el galardón reivindica la resistencia civil frente a los regímenes autoritarios.
Analistas señalan que el premio a Machado obliga a replantear los discursos sobre derechos humanos dentro de la izquierda latinoamericana, algunos de los cuales han guardado silencio frente a violaciones cometidas por gobiernos ideológicamente afines. El contraste entre las reacciones refuerza la percepción de un nuevo eje político en la región: una defensa más abierta de la libertad individual frente a los proyectos populistas de poder concentrado.
Relevancia para Ecuador:
El apoyo expresado por Daniel Noboa refuerza la posición del país como defensor activo de la democracia regional. Su mensaje marca distancia de los gobiernos que relativizan las libertades políticas y confirma a Ecuador como voz de equilibrio en el debate latinoamericano.
Fotografía de portada: Varios líderes de izquierda latinoamericanos, entre ellos Gustavo Petro, Pedro Sánchez, Claudia Sheinbaum y Rafael Correa, han evitado pronunciarse sobre el Nobel de la Paz otorgado a María Corina Machado.
Crédito: Composición fotográfica – Imágenes de prensa