En muchas comunidades rurales se habla del calostro, pero no siempre se comprende a fondo lo que realmente significa. Para un ternero recién nacido, es evidente que no es una leche cualquiera, sino una sustancia única que la vaca produce en las primeras horas después del parto, llena de defensas, nutrientes, vitaminas y minerales que el ternero necesita para enfrentar el mundo desde su primer aliento.
Este líquido especial se produce durante los primeros tres a cinco días tras el parto y es muy diferente de la leche común, ya que contiene inmunoglobulinas que son anticuerpos, proteínas, grasas, y vitaminas como la A, D, E y B12, además de minerales esenciales como el zinc y el selenio. También incluye factores de crecimiento y compuestos que ayudan a que el intestino del ternero se desarrolle correctamente, y es que, sin esta primera alimentación, el ternero queda desprotegido porque su sistema inmune todavía es inmaduro y necesita esa ayuda urgente que solo el calostro le puede brindar.
Desde mi experiencia en el campo, lo ideal es que el ternero reciba el calostro dentro de las dos primeras horas de vida y en la cantidad suficiente para aprovechar al máximo todos sus beneficios. Cuando esto se hace bien, se notan resultados claros: terneros más fuertes, menos enfermedades y un mejor desarrollo, considerando que esto no solo ayuda al animal, sino que también mejora la productividad de la finca, porque se reduce el uso de medicamentos y se optimiza la crianza.
Sin embargo, he visto en varias comunidades que todavía se recoge calostro para consumo humano, muchos ganaderos creen que les hace bien, pero no saben que sin un tratamiento adecuado, ese calostro puede contener bacterias peligrosas como Salmonella, E. coli, Listeria o Mycobacterium bovis, que causan infecciones graves, especialmente cuando no se toman las medidas higiénicas necesarias; además, puede tener residuos de medicamentos que la vaca haya recibido, lo cual puede ser tóxico para las personas.
Es importante destacar que el calostro tiene una alta concentración de proteínas que puede causar alergias o problemas digestivos en quienes son sensibles a la leche, y es que las defensas que contiene están diseñadas para proteger al ternero, no al ser humano, y en algunos casos su consumo puede desencadenar reacciones inmunológicas no deseadas; además, existe un riesgo de transmisión de enfermedades de animales a personas, especialmente si no se maneja con las debidas condiciones higiénicas.
Por todo esto, insisto en que el calostro debe ser destinado únicamente al ternero, porque ahí está su oportunidad real de crecer sano y fuerte. Como profesional que trabaja en el campo, considero que es nuestra responsabilidad seguir informando y capacitando a los productores para que entiendan que el calostro no es alimento para humanos, su buen uso marca la diferencia entre una crianza exitosa y una llena de problemas. Ojalá cada productor tome decisiones informadas, que protejan a sus animales y a su familia, ya que el conocimiento es la mejor herramienta para avanzar hacia una ganadería consciente, responsable y sostenible.