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Desarrollo humano y madurez democrática

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Bajo el supuesto de que estamos en consenso sobre la madurez democrática, no necesariamente sobre el esquema utilizado que solo es una herramienta para analizar, parecería que la situación de cada país revisado nos permite resaltar algunos puntos importantes sobre el posible efecto del sistema político -madurez democrática- en el desarrollo económico de esos países.

 

Con el ánimo de mantener el enfoque positivo, recalco que la madurez democrática se alcanza cuando una sociedad tiene un nivel estable, consolidado y eficaz de protección de los derechos y libertades de los ciudadanos. Existen factores que facilitan el proceso. Me refiero a la institucionalidad, la participación proactiva, el respeto, la transparencia en la gestión y la previsibilidad política.

 

Pero ¿de qué nos sirve la madurez democrática si no progresamos como sociedad? En la búsqueda de la respuesta o respuestas se cruzó la idea de ¿cómo las sociedades hacen valer sus derechos y sus libertades? En el proceso reflexivo se planteó la posibilidad de incluir algunos indicadores que puedan explicarlo.

 

No es un modelo estadístico, sino, más bien, una aproximación matemática generalizada simple, con el ánimo de analizar comparativamente los pros y las contras de la madurez democrática. Las variables explicativas debían incorporar los temas sociales y humanos y no solamente los económicos.

 

Por ello se concretaron cuatro indicadores, la posición de cada país y la ponderación otorgada a cada uno. Los índices mundiales seleccionados son: Coeficiente de Gini (40%), Índice de Libertad Humana (30%), Índice de Desarrollo Humano (20%) e Índice Global de Competitividad (10%). Es decir, cómo la sociedad y su institucionalidad precautelan lo humano (70%) sobre lo económico y social (30%). Esta ponderación, multiplica el valor del puesto por el factor de ponderación. Al sumar todos se obtiene una posición ponderada del país. El menor valor implica más oportunidades y el mayor valor, todo lo contrario. Canadá está muy bien (25.8) y Ecuador muy mal (109.4) (Cuadro 1).

 

Al revisar, en el Cuadro 1, los dos primeros índices, desarrollo humano y competitividad, sorprende el comportamiento de Singapur. A pesar de su baja madurez democrática alcanza el noveno y segundo lugar, en su orden. Ejercer la gestión pública con autoritarismo, el respeto irrestricto a la norma y la apertura a los negocios, hacen del país el segundo mejor a nivel global. Su población es globalizada, con cultura en contra de la corrupción. Sin embargo, los aspectos humanos no son bien tratados. Es un caso único: tiene una madurez democrática del 67%; pero, en los temas humanos tiene falencias serias (78.1). Se demuestra que el autoritarismo, si bien es crucial para el modelo de gestión económica, no necesariamente es bueno para el bienestar humano de los habitantes.

 

Canadá es el país con mayor madurez democrática (93%) bajo un sistema parlamentario que enfrenta desafíos para la mejora continua. Además, las oportunidades que reciben sus ciudadanos para alcanzar el bienestar social con libertad, privilegian lo humano (25.8). Los índices de distribución del ingreso, la libertad y desarrollo humano y el entorno favorable para los negocios, son mucho mejores que los que ofrecen los otros países analizados.

 

Corea del Sur y Uruguay van a la par, con una madurez democrática del 87%, que es alta, pero en el caso de Corea del Sur se ofrece mejores oportunidades humanas (39.5) que Uruguay (77.8).

 

El Salvador tiene que mejorar en los dos sentidos, en la madurez democrática (67%) y en las oportunidades para la mejora social y humana de los ciudadanos (103.1).

 

Ecuador, hasta el año 2024, según los índices utilizados, es una sociedad inestable democráticamente hablando y sus ofertas de oportunidades para el desarrollo humano son muy bajas (109.4). Es una sociedad que debe fortalecer los procesos para construir una democracia cierta, sólida y estable, que facilite y amplíe las oportunidades para el desarrollo humano de sus habitantes.

 

En conclusión, parece cierto que el grado de madurez democrática ejerce influencia en las oportunidades para el desarrollo humano de la sociedad. Canadá y Ecuador son un ejemplo de la relación directa positiva y negativa, en su orden. Un adecuado sistema político parlamentario favorece la participación ciudadana. En Ecuador, el cambio reciente (2025) es importante pues el cambio en la gestión política, el estado de derecho y la apertura a la participación ciudadana ha sido fundamental para ampliar las oportunidades para el desarrollo humano.

 

Ecuador no debe claudicar en sus esfuerzos por la estabilidad y madurez democrática como fuente de mejoras en el bienestar de la comunidad, en general.

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